Espectáculos

Dos mujeres encerradas en una ficción

Sube a escena obra de Edgardo Dib

El viernes, a partir de las 21, en el Centro de Expresiones Contemporáneas, Edgardo Dib dirige a Milagros Alarcón y Gilda Scarpetta en “Yo siempre me soñé novela”.


El mundo de mujeres solas pero enamoradas (aunque poco correspondidas) que Manuel Puig describió con conocimiento de causa en Boquitas pintadas, melodrama pueblerino que huele a cartas perfumadas y a tabaco, en una época en la que el tiempo parecía medirse de otra forma fue, en cierto modo, el disparador para la construcción dramática que supone Yo siempre me soñé novela, espectáculo teatral con dramaturgia y dirección de Edgardo Dib y las actuaciones de Milagros Alarcón y Gilda Scarpetta, que el viernes, a las 21, se presentará en el CEC (Paseo de las Artes y el río).

“Es un espectáculo de humor que apela a la emoción, algo que es una marca en mi teatro, porque me interesa exponer esa cuota sensible y aquello que me moviliza en mis coordenadas de espacio y de tiempo. Y de algún modo, Yo siempre me soñé novela es, por un lado, un homenaje a nuestra adolescencia y a nuestro vínculo con las telenovelas de fines de los años 70 y principalmente de los 80, pero por otro, es un homenaje a Manuel Puig, concretamente, a sus modelos de escritura que han sido un sello único a irrepetible”, analizó el director santafesino, radicado en Buenos Aires, Edgardo Dib.

“Me refiero a la escritura de Puig –agregó–, a esa impronta de collage discursivo, buscando referencias tanto en el folletín como en el concepto de diario íntimo y de relaciones epistolares o a las noticias de los diarios. Esos modos de escritura están traducidos en esta nueva historia”.

 

“Melo-biodrama” mentiroso

 

Dos actrices que ansían interpretar los personajes de Boquitas pintadas esperan noticias de su director-dramaturgo y, mientras aguardan, se cuentan los infortunios cotidianos que transitan en la crianza de sus pequeños hijos. Finalmente, a través de una carta, el director les informa que no ha conseguido los derechos autorales de Puig, por lo cual escribirá una nueva obra titulada Yo siempre me soñé novela. A la vez, les cuenta que él no podrá estar presente ya que otros trabajos lo llevan a ciudades remotas. Decepcionadas y abandonadas artísticamente, comienzan a representar las pocas escenas del texto inédito que, a cuentagotas, van recibiendo. Así, interpretan a las protagonistas de un melodrama: Rosa María y Mónica Lozano Dana (claramente otro guiño, esta vez a uno de los padres de la telenovela latinoamericana). La primera, recién llegada de su pueblo (no casualmente, Coronel Vallejos el nombre que camufla su general Villegas natal), para ser empleada como mucama en la mansión Lozano Dana. La otra, única heredera de una estirpe millonaria y presa de su desconsuelo al saberse embarazada de su primo y amante, Juan Carlos, del cual Rosa María también se enamorará. Enfrentamientos, asesinato y venganza serán las marcas de esta epopeya de amor. Los avatares amorosos de Rosa María y Mónica se verán interrumpidos una y otra vez por las preocupaciones maternales de las actrices. Pero, aún acorraladas por un director desaparecido y un galán abandónico, siempre resurgirá el anhelo irrevocable de amar o de representar.

“Concretamente –detalla Dib–, el material surge de cómo se fue dando el proceso de trabajo. Hay un hecho concreto que tiene que ver con la complejidad que implicaba conseguir los derechos de Boquitas pintadas, pero a eso sumamos mis viajes de trabajo por el país y, entre otras particularidades, el hecho de que las actrices también son madres. Todas estas cuestiones se fueron filtrando en el proceso de los ensayos, por eso decimos que el material también tiene condimentos de biodrama (una propuesta dramática escrita a partir de una biografía real), aunque un poco ficcionalizado, y es allí donde aparecen los elementos de la telenovela argentina”.

“El amor y el odio exagerados son marcas de estos personajes porque es algo propio de la telenovela, del mismo modo que la arbitrariedad del relato. Pero eso que en una telenovela aparece de forma sutil, aquí está más exagerado y hasta quizás de una forma más grosera; sucede que las tiras, y en particular las de los años 80, llegaban a durar hasta dos años y los personajes se iban reciclando. Obviamente, aquí eso no pasa, y todo ese mundo de relaciones, de vínculos algo estallados, está contado desde dos actrices: ese fue el gran desafío, poder contar toda una telenovela en poco más de una hora. Por eso es que aparecen fuertemente los grandes temas de las telenovelas que nos congregaban frente al televisor en otros tiempos: el amor, la traición, las situaciones extremas, los embarazos, los abandonos, están condensados en este melo-biodrama mentiroso”, completó el director.

 

Director itinerante

Edgardo Dib es un teatrista santafesino radicado en Buenos Aires que acredita más de dos décadas de trayectoria. Director convocado en diferentes escenarios del país por el prestigio ganado y el respeto de la crítica, se recuerdan, entre otros materiales, su extraordinaria versión de El jardín de los cerezos, de Chéjov, estrenada con un elenco santafesino. En los últimos años, ha trabajado, además de Santa Fe y Buenos Aires, en Córdoba, Corrientes y actualmente en Chaco. Su último trabajo de dirección, Las hijas de Bernarda, espectáculo de teatro-danza basada en el clásico de Lorca, acaba de ser elegido para representar a Chaco en la Fiesta Nacional del Teatro.

Comentarios