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Ginóbili inicia la búsqueda de su cuarto anillo de NBA

Por David Ferrara. Big es muy poco. El eslogan de la temporada resume de la mejor manera el inicio de la serie final entre San Antonio Spurs y Miami Heat que inicia esta noche.


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Luego de aquel entrañable “Where Amazing happens” (algo así como “donde lo asombroso sucede”), la NBA lanzó una moderna, ingeniosa y pegadiza campaña de marketing. Los amantes del básquet ya deben tener incorporados los spots y la palabra BIG (“grande”), resumiendo epopeyas, jugadas y jugadores que quedaron en el recuerdo y haciendo historia. Y así como no faltó a la verdad aquel lema sobre las cosas sorprendentes que ocurren en la NBA, tampoco erró el nuevo leitmotiv acuñado porque la final que comenzará esta noche viene precedida de playoffs apasionantes y tendrá frente a frente a dos elencos impresionantes que tienen armas colectivas e individuales para regalar una serie formidable, con duelo de estilos y estrellas que quedarán para siempre en la historia del básquet, pero que intentarán escribir desde hoy a las 22 en el American Airlines Arena unas líneas más en sus frondosas fojas de servicio al deporte.

Miami es el último campeón, cuenta con quizás el mejor atleta de la NBA y la figura más descollante de los últimos tiempos (sobre todo con Kobe Bryant en la recta final) como es LeBron James. Tras él se erige como escudero Dwayne Wade, símbolo del equipo y artífice de este notable Miami cuando convenció a James para que deje Cleveland para buscar un título en el Heat. La tercera estrella del grupo es Chris Bosh, y aunque no se noten tanto, mucho aportan el base Mario Chalmers, el interno Udonis Haslem y los recambios Ray Allen (su tiro de tres puede ser clave), Mike Miller y Birdman Andersen.

El talento individual, su explosión y la potencia son su carta de presentación. Y, más allá de que no tengan un juego colectivo brillante, sus jugadores tienen la capacidad de defender duro cuando se lo proponen. Son los dueños de la corona, los portadores del anillo y no lo dejarán ir sin pelear. Así lo demostraron ante Indiana.

Enfrente está San Antonio, con el recuerdo de cuatro títulos, el nada despreciable dato de haber ganado cada final que disputó y la tranquilidad de tener a sus héroes saludables y con nueve días de descanso tras la final del Oeste ganada por barrida ante Memphis. Tim Duncan tiene 37 años, pero sigue siendo el pivot dominante. Emanuel Ginóbili está por pisar los 36, pero sigue siendo el más importante jugador de equipo de la NBA. Y Tony Parker se cargó al hombro la responsabilidad de marcar la diferencia, de ser base, goleador y el desequilibrio.

Los Spurs sumaron mucho talento joven para que el equipo de Popovich se reinvente. Tiago Splitter bajo el aro y Kawhi Leonard más Danniel Green en el perímetro completan el quinteto, mientras que Manu encabeza un recambio que tiene como otros exponentes positivos al multifunción Boris Diaw, a otro grande que lanza de tres como Matt Bonner y a los perimetrales Cory Joseph y Gary Neal. Algo más relegados, pero con capacidad para aportar, están el interno Dejuan Blair, el perimetral Patrick Mills y el interminable goleador Tracy MacGrady.

Su juego de equipo, su solidaridad y la experiencia en momentos clave son los pergaminos que los preceden.

La serie será con formato de 2-3-2 y la ventaja es de Miami, que en la fase regular tuvo récord de 66 victorias y 16 derrotas, contra las 58 y 24 de los Spurs.

Miami barrió a Milwaukee y luego superó 4 a1 a Chicago antes de sufrir ante Indiana. San Antonio, antes de la final 4 a 0 frente a Memphis en el Oeste, había dejado en el camino 4 a2 a Golde State y 4 a0 a Lakers.

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