Conciertos

El músico repasa su producción para obras y filmes

Spasiuk se asoma a “Otras músicas”

El músico misionero estará en Rosario el próximo 12 de agosto presentando su nuevo trabajo, donde reúne composiciones escritas para obras y películas, con sensibles climas sonoros.


“Me reconozco un aprendiz”, aseguró Chango Spasiuk quien expande todavía más sus horizontes discográficos con la edición de “Otras músicas”, una placa donde reúne parte de una obra que excede lo litoraleño, que legó a filmes y otros proyectos, como versiones de “Seguir viviendo sin tu amor”, de Luis Alberto Spinetta, y de “Gloomy Sunday”, popularizado por Billie Holiday, que formaron parte de realizaciones de Pablo Trapero. “Otras músicas” se presentará a Rosario el viernes 12 de agosto, en el teatro El Círculo, ubicado en Laprida y Mendoza.

Durante una entrevista con Télam en su casa del barrio porteño de Villa Urquiza, Spasiuk consideró que “no doy por sentado absolutamente nada. Lo único que doy por sentado es la búsqueda, que es lo maravilloso de caminar y de buscar”.
“Otras músicas”, con su recorrido por piezas que Chango compuso para filmes, obras teatrales y proyectos documentales. Del registro participan, además del conjunto estable de Chango (Víctor Renaudeau en violín, Marcos Villalba en percusiones y guitarra, Diego Arolfo en voz y guitarra, Alfredo Bogarín en guitarra y Juan Pablo Navarro en contrabajo), invitados especiales como Bob Telson, Popi Spatocco, Lorena Astudillo, Sebastián Escofet y Diego Schissi, entre más.
Mientras presentará este trabajo en varias ciudades del país, Chango  recorrerá escenarios internacionales ya que en septiembre participará en un festival de música ucraniana en Canadá, durante octubre se unirá en España al acordeonista vasco Kepa Junquera para un encuentro bautizado “Mar de fuego” y hacia noviembre regresará a Inglaterra.

“Tengo la premisa de ir a donde me inviten porque no me olvido que en 1997 el ir al Festival de Jazz de Montreal me permitió encontrar un montón de gente que consideró mi música cuando en los 90 en la Argentina había un desinterés total”, recordó.
Al visitar esa etapa, Spasiuk añadió: “Estuve cinco años sin poder sacar ‘Polcas de mi tierra’ y la angustia tremenda de no tener dónde tocar me empujó a ir a otros lugares. Ahora la lista de festivales locales donde sigo sin tocar continúa siendo grande acá pero ya no me afecta tanto como antes”.
A contrapelo de esa tendencia, celebra “la grandeza del Festival de Chamamé que pasa por aceptar que el chamamé tiene un mundo sonoro de infinitos rostros y cuanto más estén todos esos, más se muestra la riqueza del género”.

En diálogo con Télam, el músico explica la génesis de “Otras músicas”:

— Paré de tocar a la espera del nacimiento de mi segunda hija Juana y el tiempo aquí, en casa, era más de escucha y pude encarar este trabajo con música que es tan mía como la otra y que quise compartir con la gente que me sigue hace tantos años, así que me embarqué de la misma manera obsesiva que hice siempre.
— ¿No temías quedar lejos del rótulo del acordeonista que toca folclore?
— No porque son mis ideas las que se expresan, porque el grupo de gente que toca lo elegí yo, las reglas de juego estéticas sobre las que construimos ese mundo sonoro son elecciones mías y yo me siento expresado en todas esas formas y no tengo que estar al frente de todo tocando el acordeón.
— ¿Cuál fue el criterio con el que armaste el disco?
— El disco tiene mucho protagonismo del piano, una cierta dinámica y después van apareciendo otras texturas. Lo pensé más por películas, por proyectos y termina con dos composiciones que tienen que ver con proyectos en los que me involucré a partir de esas canciones. Tiene que haber un relato, una escucha armoniosa, una cierta coherencia tímbrica y estética y por eso traté de hacer una continuidad, cosa que aprendí en el oficio de hacer discos.
— ¿Y por qué decidiste abrir con un tema como “Nazareno” que aparece como el más alejado de tu sonido habitual?
— “Nazareno” está relacionada con Nazareno Anconetani que es quien fabricaba acordeones como el mío y que gustaba mucho del foxtrot y el jazz, músicas que escuchaba en discos de vinilo en su taller. Pero, además, empezar con “Nazareno” es una manera de correrme del concepto que tienen los demás de uno y de no tomarme tan en serio para no quedarme cristalizado en un lugar y anular la posibilidad de otras búsquedas estéticas. Si me quedo muy de ceja fruncida no voy a poder hacer nunca un disco de música electrónica aunque ahora sea un gran defensor del sonido acústico y camarístico donde soy muy feliz.
— ¿Qué implica abrir esa paleta musical?
— Pude hacer algo de chamamé más tradicional en vivo, tocar con mi grupo o hacer el proyecto sinfónico con el maestro (Rafael) Gíntoli que registré en el Colón. Y ahora ese abanico es más grande todavía porque un proyecto no anula al otro sino que lo complementa o lo amplía.
De hecho, en estos conciertos abriremos tocando “Otras músicas” pero después del último tema del disco, la cosa continuará y se podrá apreciar que no está tan desencajada de lo que venía haciendo.
— ¿Es un modo de ejercer la libertad?
— Creo que hay mucha música que la voy a seguir tocando más allá de “Otras músicas” y me he versionado un montón de veces. Tengo cero vergüenza de retomar canciones viejas y meterle más partes porque creo que podrían tocarse mejor y sí tendría un conflicto si no pudiera hacerlo.

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