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“Somos los armenios nacidos en la diáspora trabajando para que Armenia no desaparezca”

Este 24 de abril se conmemora un nuevo aniversario del primer genocidio del siglo XX. En la Universidad Nacional de Rosario existe una Cátedra y un Centro de Estudios que trabajan hace más de 15 años para divulgar esta historia y desentramar cómo opera el odio hacia el otro en las sociedades


“Genocidio que no se reconoce, genocidio que continúa”, pronuncian en una oficina de la sede de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) unos días antes del 24 de abril, cuando se cumple el 109° aniversario del genocidio armenio. Las que hablan son Delfina Demirdjian, co directora del Centro de Estudios Armenios y Sabrina Demirdjian, directora de la Cátedra Armenia.

El genocidio contra el pueblo armenio se dio en el marco de la Primera Guerra Mundial, previa disolución del imperio otomano. Se habla de reconocimiento o no reconocimiento, de negacionismo, de silencio, de olvido porque la República de Turquía (constituida luego del imperio otomano) nunca reconoció tal delito. El país siempre argumentó que las masacres fueron “por traición” y que los desplazados fueron “por cuestiones de seguridad nacional por considerar a los armenios un grupo rebelde”.

Armenia se encuentra entre Europa y Asia, es un país limítrofe a Irán, Azerbaiyán, Georgia y Turquía. Al 2024 sigue siendo un territorio en disputa, con conflictos crecientes con Azerbaiyán que someten a desplazamientos a la población armenia y con un bloqueo que persiste de parte de Turquía.

La fecha aniversario es por el 24 de abril de 1915, cuando las autoridades del imperio otomano bajo órdenes de los Jóvenes Turcos (así se conocía al partido nacionalista que estaba en el poder) arrestaron a la élite intelectual y política de la comunidad armenia (esta era una de las tantas minorías que integraba el imperio). 

Ese día cientos de personas fueron detenidas y luego ejecutadas. En realidad, la persecución a este grupo de fieles cristianos había empezado mucho antes pero hacia esta fecha se radicalizó y las matanzas se empezaron a extender por todo el territorio.

Hacia fines de la década del veinte, muchas de las familias desplazadas llegaron a Argentina y de ellas muchas se quedaron en Rosario. De una población de 2 millones, según diferentes investigaciones solo 400 mil sobrevivieron y se asentaron en otros países.

“Hoy son menos de tres millones de armenios que viven en Armenia y son más de diez millones los que viven fuera del país”

Delfina y Sabrina son hermanas y son nietas de dos sobrevivientes del genocidio. Sus abuelos lograron escapar de los campos de concentración, cruzaron el desierto sirio en las llamadas “caravanas” —en las que a mayoría moría por hambre, sed o enfermedades—, pasaron ellos mismos la falta de alimento y sufrieron todo tipo de atropellos pero sobrevivieron. Él quedó huérfano, ella quedó con su madre y su tía, llegaron a Rosario en años distintos pero se conocieron en esta ciudad en la década del cuarenta. Ellas, sus nietas, continúan el legado: transmitir las costumbres de su comunidad, su idioma e insistir en la construcción de la memoria por los crímenes cometidos.

Instituciones, memoria y conocimiento

La Cátedra de Armenia, hoy radicada en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (RRII), fue creada en 2007. Primero funcionó como una cátedra itinerante en Derecho, en Humanidades y también en Ciencia Política. El objetivo era institucionalizar el estudio del caso armenio en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). En 2014 lograron constituirse como cátedra libre en el lugar donde están hoy, la Facultad de Ciencia Política y RRII, y ya forma parte de la currícula como una materia electiva.

Otro hito institucional fue en 2021 cuando lograron constituir el Centro de Estudios Armenios en la Facultad de Humanidades y Artes. Ese fue el lugar donde dieron rienda a algo que tenían pendiente y que toca el nudo de su identidad: dar clases de idioma armenio.

Sus abuelos sobrevivientes solo hablaban el idioma entre ellos, cuando él falleció su mujer tuvo una depresión muy fuerte y cuando se recuperó no volvió a hablar su lengua materna. En Rosario no hay escuelas ni clubes ni establecimientos que propaguen la cultura armenia (su gastronomía, su danza, su música) ni su idioma, entonces, es algo que corre el peligro de perderse al menos entre los integrantes de la comunidad en esta ciudad.

Créditos: National Geographic.

“Es un idioma milenario, del año 405 aunque en realidad comenzó miles de años antes, hay rastros arqueológicos que datan que la cultura armenia en el Cáucaso tiene más de 6 mil años de historia. Tiene su propio alfabeto, así que el tema del idioma viene de la mano de la  cultura y la identidad de este pueblo que intentó ser arrasado, que intentó ser eliminado de la faz de la Tierra“, explica Delfina Demirdjian.

Además de la Cátedra, en Rosario existe la Colectividad Armenia que organiza eventos y actos para mantener las costumbres de su pueblo además de extender al resto de la sociedad la consigna por la memoria.

Fechas y números

Tal como ocurre actualmente en Argentina con la lectura o revisión del pasado, en particular de los años 70 y proceso de exterminio en este país, sobre el genocidio armenio también recaen disputas de sentido y de números: a qué fechas se circunscribe, quiénes son las víctimas y cuántas fueron.

Según numerosas fuentes, el proceso de genocidio se dio entre 1915 y 1923 pero Sabrina acota que “empezó mucho antes el proceso, aunque se trataba de matanzas aisladas, y no terminó nunca la persecución”. 

Hipólito Irigoyen, en 1920, reconoció la república de Armenia y Raúl Alfonsín, en los ochenta, usó la palabra “genocidio” para hablar de los crímenes cometidos contra el pueblo armenio.

A esto, Delfina agrega que la fecha de cierre “responde a que se creó la república de Turquía por eso se dice de 1915 a 1923”. 

Además, describe: “Lo que puedo decir es lo que dicen algunos estudiosos: en la época de los sultanes ocurrían matanzas pero en la época de los jóvenes progresistas educados en París comenzó el plan sistemático de exterminio contra el pueblo armenio, empezó lo que iban a ser los genocidios del siglo XX. En 1908 los jóvenes militares turcos le hacen un golpe de Estado al sultán, en 1909 empiezan a armar el partido y esta idea de nueva república donde iba a haber lugar para las minorías de las cuales eran parte los armenios, que eran una minoría importante porque eran los que manejaban el comercio. Pero cuando los armenios tienen un aire de independencia y quieren hacer su propia república la situación cambia”.

“Turquía para los turcos”, fue lema de los líderes nacionalistas, explican, entre los que estaba Mustafa Kemal Atatürk quien fue considerado “el padre de la moderna Turquía”: “Para nosotras es un personaje muy oscuro pero es muy venerado hasta hoy en Turquía y por todos los musulmanes, porque fue un hombre progresista que venía a traer aire de que venía a occidentalizar a toda esa región y de alguna manera lo hizo. Tratamos de analizar sin juzgar pero bueno en ese camino todo lo que no se ajustaba a esa Turquía, a la idea de Turquía para los turcos podía ser ejecutado o era deportado”.

Esta historia, ocurrida hace más de 100 años, tiene muchas fechas importantes y nombres propios, entre los cuales cabe subrayar este momento: “Entre 1918 y 1920 un grupo de nacionalistas armenios lograron constituir la primera república de Armenia. Por eso también algunos informes también marcan esa fecha como fin del genocidio pero hay distintos testimonios como el de nuestra abuela en el que la matanza en su pueblo llego entre 1921 y el 1922”.

Subrayan esto: Hipólito Irigoyen, en 1920, reconoció la constitución de esta república; y Raúl Alfonsín, en los ochenta, usó la palabra “genocidio” para hablar de los crímenes cometidos contra el pueblo armenio.

Además, “la zona de Armenia estuvo bajo tres imperios: estaba la Armenia otomana, la Armenia soviética y la Armenia persa”. Sus abuelos vinieron de la Armenia otomana. “La Armenia que hoy existe es la que se pudo rescatar, gran parte de ese territorio viene de la parte soviética”.

“Trabajamos por la relación con Turquía. El camino es la reconciliación de los pueblos, no hay otro. Tenemos que aprender a convivir”

Sabrina resume el eje de su trabajo:  En todos estos años siempre hemos tenido que trabajar por el reconocimiento, por decir que existe una republica de Armenia y que sufrió un genocidio. Tenemos que contarlo permanentemente porque Turquía es un Estado muy fuerte y tiene mucho poder, ha trabajado para decir lo contrario. Hasta creó una sociedad de historia turca para contar la historia de otra manera. ¿Qué resiste al día de hoy? La diáspora. Hoy son menos de tres millones de armenios que viven en Armenia y son más de diez millones los que viven fuera del país. Somos los armenios nacidos en la diáspora trabajando, desde afuera, para que Armenia no desaparezca”.

Las dos investigadoras establecen puntos de coincidencia entre “el turquismo y el nazismo”, se refieren al proceso de exterminio. “Se reunían políticamente, lo que hizo el nazismo fue mejorar el plan del mal, lo sistematizaron de otra manera. Durante el genocidio armenio hubo brotes de cólera. ¿Por qué se crean las cámaras de gas? Hitler se reconoce como discípulo de Atatürk. Hay una frase muy conocida de Hitler: “después de todo ¿quién se acuerda de los armenios?”. La maquinaria del mal se pule para que haya menos daños colaterales como los brotes por enfermedades, por eso crean las cámaras de gas”.

Así concluyen que “Hitler se basó en el turquismo para llevar a cabo su plan del mal, entonces genocidio que no se reconoce genocidio que se continúa, que permanece”

Presente y proyectos

En enero de 2007, Argentina sancionó la ley de reconocimiento del Genocidio Armenio que declara el 24 de abril de todos los años como “Día de Acción por la Tolerancia y el Respeto entre los pueblos”. La misma fue reglamentada por la provincia de Santa Fe y desde la Cátedra y Centro de Estudios lograron dos modificaciones: que haya capacitación docente sobre la temática todos los años y también que haya talleres para alumnos.

¿Por qué hablar de un país a 14 mil kilómetros, de un hecho ocurrido hace más de 100 años? Se toma como caso y sirve como disparador para hablar de algo anidado en nuestras sociedades: cómo opera el odio hacia el otro, “odios que empiezan entre vecinos”, cómo esos afectos se conectan con los casos de genocidio

Sus clases, talleres, capacitaciones, son espacios de los que participan docentes de historia, geografía, derecho, y se dan en el marco del programa de Tolerancia y Respeto entre personas y pueblos. 

“No trabajamos la idea de turco bueno, turco malo. Hablamos de un no reconocimiento del Estado turco, no del pueblo, en todo caso el pueblo turco es víctima de ese negacionismo de su Estado. Trabajamos por la relación con Turquía. El camino es la reconciliación de los pueblos, no hay otro. Tenemos que aprender a convivir”, concluyen en este nuevo aniversario.

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