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CANDIDATAS Y CANDIDATOS

Sofía Botto: “Desde el feminismo hay que discutir y conquistar los espacios institucionales”

La referenta feminista Sofía Botto acompaña a Leonardo Caruana en la lista del Frente Amplio por la Soberanía. En diálogo con El Ciudadano destacó la importancia de propiciar encuentros y sostener las luchas para no perder los derechos conquistados ante el avance de la derecha


Foto: Franco Trovato Fuoco.

La referenta feminista Sofía Botto acompaña a Leonardo Caruana en la lista al Concejo Municipal por el Frente Amplio por la Soberanía. Militante de Mumalá y de Libres del Sur, Botto fue directora del área municipal de Mujeres e Igualdad, espacio al que renunció el año pasado por diferencias políticas con la actual gestión.

En diálogo con El Ciudadano destacó la importancia de propiciar encuentros y sostener las luchas para no perder los derechos conquistados. En relación a su candidatura al Palacio Vasallo señaló tres proyectos primordiales: iniciativa popular para fomentar el diálogo entre el Concejo y la ciudadanía, políticas laborales para mujeres vulnerables de más de 30 años, y acceso a agua potable para todos los barrios.

—¿Cómo analizás el resultado de las Paso provinciales y qué expectativas tenés para el 10 de septiembre? 

—Con mucho trabajo y mucho recorrido de la calle, de los barrios, de los centros comerciales, hablando con los vecinos y las vecinas junto con Leo Caruana y Carlos Del Frade. Con muy buena recepción. Tenemos la expectativa de llegar con un bloque y que entremos al menos dos concejales del Frente Amplio por la Soberanía -Leo y yo- para llevar al Concejo una cantidad de temas que hoy aparecen en agenda como la defensa de la salud pública y de los derechos que hemos conquistado, además de debates que están ausentes en la actualidad en el Concejo Municipal.

—Como por ejemplo…

—Uno de los temas que más trabajamos desde Libres del Sur tiene que ver con las violencias y, particularmente, las víctimas de esas violencias y las mujeres en los territorios. Desde Libres del Sur con las Mumalá tenemos un observatorio y, en los últimos años, Rosario presenta un 90% de muertes violentas de mujeres que tienen que ver con situaciones vinculadas al narcotráfico, como parte de una estructura donde son eslabones débiles, precarios, con alguna participación en el narcomenudeo o quedando a cargo del negocio porque los varones están presos. En otros casos, siendo víctimas de venganza o estando en la línea de fuego. Ese debate hay que llevarlo al Concejo y plantear cuál es la emergencia. Es un tema complejo porque es doloroso y nos atraviesa. Nos ha costado discutir hacia dentro del feminismo cuál es la importancia de darle visibilidad a esas muertes, además de nuestras luchas históricas y la visibilización de los femicidios de la violencia de género que no puede quedar atrás porque sigue siendo una deuda pendiente en Argentina. 

El Concejo debe generar comisiones especiales y espacios de debate con los vecinos y las vecinas que más sufren las situaciones en el territorio, poniendo el ojo en cuáles son esos lugares críticos. Hoy el municipio tiene el Observatorio de violencias. Queremos acceder a esa información para que nuestras propuestas tengan que ver con las necesidades de los territorios e incorporar a los vecinos y a las vecinas en la generación de soluciones.

—Estuviste al frente de la Dirección de Mujeres e Igualdad de la Municipalidad. ¿Qué evaluación hacés de tu gestión en esa área y por qué decidiste irte? 

—Fue un desafío muy interesante porque fui la primera directora de Mujeres e Igualdad de la Municipalidad. Veníamos de una política a nivel nacional, provincial y local y fue un triunfo de los feminismos la jerarquización de las políticas públicas y la jerarquización institucional que se manifestó en la creación de la Secretaría de Género y de Derechos Humanos. Fue una experiencia muy rica, pero con muchísimos desafíos al armar una dirección nueva. Pudimos trabajar con organizaciones de la sociedad civil en programas vinculados a la promoción de derechos. 

Ese proceso terminó el año pasado. Decidimos ponerle fin y renunciar al cargo porque nuestra incorporación de Libres del Sur tenía que ver con la pertenencia al Frente Progresista Cívico y Social. Aparecieron cuestiones políticas que no compartíamos. A mediados del año pasado empezaba la discusión de lo que hoy es Unidos para Cambiar Santa Fe y entendimos que era un impedimento para seguir en una gestión progresista en materia de promoción de derechos. Hoy Unidos para Cambiar Santa Fe apoya a Patricia Bullrich a nivel nacional entonces creo que estuvimos correctos en esa definición. 

Teníamos una diferencia política con respecto al camino que estaba tomando la gestión municipal de Pablo Javkin y su equipo por haber formado un frente con la derecha. Nosotros y nosotras de ninguna manera íbamos a formar parte de un espacio de esas características.

—¿Cómo evalúas la articulación que conformaron con los otros espacios políticos después de las primarias? 

—Es un desafío. Venimos de experiencias diferentes: una parte venimos de lo que era el progresismo, otra parte venía de otro tipo de construcciones, pero nos hemos encontrado con objetivos y programas comunes sobre los debates que queremos llevar. Nos presentamos solamente a cargos legislativos para defender esas voces progresistas que denuncian el narcotráfico en la provincia de Santa Fe, los negociados de la política, que defienden la salud y la educación pública y entendíamos que no podían estar ausentes en esos ámbitos de deliberación. 

Foto: Franco Trovato Fuoco.

 

—Uno de los temas que estudiaste es la movilidad desde la perspectiva de género ¿Qué medidas se pueden tomar en la ciudad? 

—La movilidad para nosotras siempre fue un tema de seguridad pública, además del derecho al acceso a la ciudad. Estuvimos reunidos con juventudes del Frente Amplio y uno de los temas que trabajamos era el transporte. La movilidad de las mujeres es distinta a la de los varones. Faltan estudios actualizados de movilidad para recomponer el sistema de transporte y que sea efectivo y accesible. Estamos acostumbrados a que después de determinado horario los colectivos no ingresan a determinados barrios por lo que hay una planificación, sobre todo en personas que viven en sectores populares, para destinar una cantidad de dinero a movilizarse o para no salir de su casa o para llegar a determinado horario por la inseguridad. No tener una movilidad segura trae consecuencias para la vida como la falta de libertad de tránsito por la ciudad. Es un tema que hay que debatir en profundidad. En el Concejo avanzaron con algunos debates, sobre todo en relación al sistema de taxis, pero creo que se viene un debate en relación a los colectivos, que es el transporte más popular y de mayor uso. Que sea un medio de transporte cómodo, seguro y efectivo para poder movilizarte. 

También hay que trabajar en mejorar el funcionamiento de la aplicación del Cuando Llega o el Google Maps. Sin ella, se pierde la planificación de cuánto tiempo estás en la parada o cuánto tiempo necesitás para llegar a tomarte un colectivo. 

También incorporar las paradas seguras. Hay un proyecto del Ejecutivo que está siendo trabajado con el Ministerio de Transporte de la Nación. Pero necesitamos fibra óptica para que haya paradas seguras.

Otro tema es pensar el transporte desde una perspectiva Metropolitana con las localidades cercanas. En Rosario hay mucho tránsito de personas del departamento y hay que mejorar la circulación. 

—¿Cuáles serían las medidas específicas para el transporte en relación al género? 

—Uno de los criterios siempre fue “ver y ser vistas”, por eso en un momento se construyeron paradas con vidrios. Hay un montón de lugares donde hay solamente una señalización. También sumar la posibilidad de llamar al 911 para que cualquier ciudadano pueda recurrir a esa parada de fácil reconocimiento ante una situación de emergencia, más allá de la inseguridad, como por ejemplo un tema de salud.

—¿Cómo analizás las Paso nacionales? 

—No puedo salir de la sorpresa en relación al resultado. En Libres del Sur tuvimos una propuesta nacional que lamentablemente no pudo pasar el piso de las primarias pero con un diagnóstico en relación a un montón de faltas que hoy tiene nuestra ciudadanía. Tenemos un 50% de pobreza y gran parte de nuestros niños y niñas no acceden a las cuatro comidas diarias. Se suman las dificultades de acceso a la vivienda, a movilizarse por la ciudad y la precarización laboral. Lamentablemente esa bronca y enojo la capitalizó un espacio reaccionario vinculado a Javier Milei y también a Patricia Bullrich, es decir, la derecha de nuestro país. 

Como organizaciones decimos que no hay que votar a la derecha, aún con las diferencias que tenemos con las otras candidaturas que siguen en carrera. Las propuestas que trae Milei son viejas recetas a problemas viejos que no han funcionado. Cuestiones que parecen novedosas, como un voucher de salud en reemplazo de la salud pública o un voucher de educación en relación a que cada uno pudiera elegir el lugar donde puede estudiar, son una falacia. Hay que defender lo que hemos conquistado y se tardó años en consolidar, aún con todas las deficiencias y las deudas pendientes. 

Es un momento para entender por qué esa bronca se representó en un voto a Milei y discutir otras salidas y posibilidades y, sobre todo, defender los derechos que hemos conquistado.

—En materia de derechos, ¿cómo ves el panorama para las mujeres y disidencias y qué se puede hacer para defender lo conquistado? 

—Preocupa mucho que nos nieguen los derechos que hemos conseguido. Tenemos que sostener el debate y el encuentro. Desde el feminismo hay que discutir, no dejar la iniciativa política y conquistar los lugares institucionales. No dejar la lucha política, social, la de estar en la calle, de hablar, de plantear cuál es la agenda que no podemos perder, cuáles son esos derechos con los que hay que seguir avanzando. Tenemos que seguir discutiendo y abrirnos a nuevos debates sin retroceder en ningún derecho que hemos conquistado. 

—¿Cuáles serían tres proyectos que llevarías al recinto? 

—El primer proyecto es la iniciativa popular para cerrar más la brecha entre la política y la ciudadanía. Si bien una persona de Rosario puede presentar un proyecto en el Concejo hay que generar una estructura más estable que obligue al Concejo a discutirlos. 

Otro proyecto es generar políticas públicas para mujeres de más de 30 años ya que no acceden a casi ningún programa social. Hay que trabajar para que haya becas y capacitaciones laborales para mujeres de más de 30 años. Según nuestra lectura, muchas mujeres de los sectores populares que están en situación de vulnerabilidad y que son mayores de 30 años, a veces, terminan en el narcomenudeo como una solución económica. 

Otro de los temas es el acceso al agua potable para los ciudadanos y ciudadanas. El Concejo tiene que crear una comisión especial para planificar y tener como objetivo que todas las personas viviendo en una ciudad por la que pasa un río tengan acceso al agua potable. 

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