Ciudad

Polémica

Sobre la justicia con mano propia

Cristina Ojeda, madre de Laura y abuela de Mía, brutalmente asesinadas en 2013, relató su experiencia en busca de Justicia. El acusado se había escapado en pleno proceso. “Siempre pedí que si lo veían, llamaran a la Policía. Nunca otra cosa”, aclaró.


“No se trata de nosotros contra ellos. Somos una sociedad entera que necesita que las instituciones (el Poder Judicial, la Policía) respondan. Son los gobiernos los que tienen que responder. Desde lo legislativo tenemos un marco bueno pero no se cumple”. La expresión, que podría corresponder a un catedrático universitario, es de Cristina Ojeda, madre de Laura (27 años) y abuela de Mía (4 años), asesinadas en enero de 2013 durante un robo a una vivienda en barrio La Lagunita. Ojeda se enteró que el sospechoso de haber matado a su familia, Jonathan O., de 22 años, caminaba por el barrio días después de que los medios hablaran de un delincuente linchado en barrio Azcuénaga. El sospechado de terminar con la vida de su nieta e hija a martillazos había escapado de la comisaría 13ª. Angustiada, Ojeda tocó muchas puertas (gubernamentales y periodísticas) y hasta acampó frente a los Tribunales Provinciales por 16 días en pleno invierno. Quería que recapturaran al sospechoso y que enfrentara la ley. En diálogo con El Ciudadano, Ojeda recordó cómo ocurrió la captura del imputado que, espera ella, vaya a juicio oral a fin de año. “Siempre pedí que si alguien lo veía que llamaran a la Policía. Nunca otra cosa”, confió la mujer durante una semana donde reflotó el debate sobre la “justicia por mano propia” a partir de la detención de dos hombres en barrio Azcuénaga señalados como participes del linchamiento de David Moreira.

—¿Qué recuerda del día que le avisaron que el imputado estaba en el barrio Vía Honda?

—Cuando me avisaron que estaba en la Vía Honda fuimos y llamamos al 911 cuando lo vimos. Estaba comprando droga pero no hicimos nada. Llamamos y llamamos y tardaron una hora en llegar las tropas para arrestarlo. Nunca pensé en hacerle nada pero me enojó la lentitud. El caso de Moreira había pasado hace poco y siempre dije a quien lo viera (por el imputado Jonathan O) que llame a la Policía, que no le haga nada porque debía responder ante la Justicia.

—Al enojo se sumó que el imputado había escapado de la comisaría 13ª y estuvo prófugo dos meses…

—Parecía que nadie lo buscaba. Lo soltó el ex comisario de la 13ª, Gabriel Bahl (hoy puesto a disponibilidad) y estaba libre. La testigo principal de la causa por el doble homicidio de mi hija y mi nieta lo vio caminando por el barrio. Y eso es responsabilidad de Policía, de Bahl, de quienes nos tienen que cuidar porque es su trabajo. Y más, un imputado de homicidio no puede estar preso en una comisaría. Esas cosas te enojan y te hacen perder las esperanzas. Cada vez que venía alguien de la brigada de investigaciones, por ejemplo, yo tenía que revivir todo de nuevo. Ir primero a la casa de mi hija, a la casa donde estaba Jonathan, donde creía que estaba escondido. No había coordinación para la búsqueda. No hubo búsqueda durante los 16 días que duró mi acampe frente a Tribunales. Creo que sólo se movieron un día y medio y lo encontraron.

—¿Cuál es el estado actual de la causa por el homicidio de Laura y Mía?

—Se abrieron dos causas. Una por el homicidio que, esperamos, a fin de año llegue a juicio oral. Quiero que le den perpetua. Y la segunda, sobre la fuga de Johnatan. Ahí hubo un juicio abreviado que arreglaron para que Bahl pagara en cómodas cuotas 15 mil pesos por haberlo soltado. Pedimos con la Red Antimafia (grupo de familiares de víctimas de homicidios que interviene con cruces blancas distintos puntos de la ciudad en reclamo de más seguridad y justicia) una reunión con la cúpula del Ministerio de Seguridad por el abreviado. Queremos que el comisario que le permitió al homicida escapar sea desplazado de forma definitiva de su cargo. Los ciudadanos le estamos pagando su sueldo para que libere a una persona acusada de un doble homicidio. A través de todo esto supimos que tenía otros antecedentes de cómo se desempeñaba.

—¿Cuánto de su presencia e insistencia en los tribunales y distintas fuerzas de seguridad más los medios de comunicación influyó en la captura del acusado?

—Creo que mucho. No sabemos si es que no dan abasto, pero creo que si no luchaba porque encuentren y detengan al imputado esto iba a quedar en la nada. Y eso hace que haya bronca. El ocio de la Justicia frente a robos y homicidios lleva a estos casos de “justicia por mano propia”. Cuando se plantea entre quienes roban o asesinan y las víctimas el planteo se corre del eje de la discusión, que son las instituciones que nos tiene que proteger.

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