Espectáculos

La tentación del misterio

El ex Redondos Skay refiere algunos pormenores de su nueva etapa y su apego a la metafísica. Franco Falistoco | ElCiudadanoWeb

Esta noche y mañana, a partir de las 22, en Willie Dixon (Suipacha y Güemes) el ex Redonditos de Ricota, Skay Belinson, presentará junto a su banda Los seguidores de la Diosa Kali su último disco de estudio titulado ¿Dónde vas?. Los dos shows que brindará el músico este fin de semana serán en el contexto del cierre de la gira presentación del cuarto material solista del afamado guitarrista, cuya presentación oficial en la ciudad fue hecha durante el mes de abril del corriente año.

Skay Beilinson y Los Seguidores de la Diosa Kali
Eduardo "Skay" Beilinson y Los Seguidores de la Diosa Kali

Tras haber abandonado la guitarra de la emblemática banda de rock, Skay comenzó su carrera solista en 2002, formación con la que editó cuatro discos: A través del mar de los Sargazos (2002), Talismán (2004), La marca de Caín (2007), y el reciente ¿Dónde vas? (2010).

En esta oportunidad Skay estará acompañado por Los Seguidores de la Diosa Kali, formación con la que comenzó a tocar en 2007 integrada por Lecumberry (teclados), Claudio Quartero (bajo), Topo Espíndola (batería) y Reyna (guitarra). A continuación Skay discurre sobre su etapa solista, sobre cómo trabaja y  sobre las motivaciones para componer y grabar.

¿A qué cosas apostás en este momento de tu carrera?
—Tiene que ver con hacer música y canciones. Para mí es una aventura hacer esas canciones que todavía no hice y que esperan ser hechas.

¿Qué cambió desde tu arranque como solista hasta ahora?
—Pasaron cosas que le hacen bien a una banda y es la de tocar tanto tiempo juntos, uno empieza a conocer la sensibilidades de los otros músicos con quienes comparte este asunto y en ese sentido estamos mejorando disco a disco y show a show.

¿Cómo trabajás la canción?
—La parte de la música es lo que me sale más fácil, una vez que está la canción, la música planteada, viene la parte de las letras, ver por qué lado podríamos ir, cómo traducir en palabras aquello que de alguna manera está sugerido a través de la música, ahí hay que empezar a descubrir cuáles son esas palabras, cuál es el relato que va a llevar. Eso para mí lleva más trabajo.

¿Cómo es el circuito que lleva un disco tuyo?
—El disco se completa cuando tiene alguien que lo escucha. Una parte es la composición cuando uno está en soledad; después cuando empieza a trabajarlo con los músicos; cuando se graba es otro momento distinto y en realidad el círculo se completa cuando salimos a presentarlo en vivo y aparece ese intercambio energético entre el público y nosotros. El disco ¿Dónde Vas? lo presentamos en Rosario y el tiempo hace que las canciones empiecen a adoptar un significado diferente, algunos temas empiezan a tomar un vuelo que no imaginaba.

¿Cómo montás el disco en ese proceso?
—Empiezo en el estudio solo haciendo la preproducción, después aparecen los músicos y los temas en realidad empiezan a mutar, empiezan a adquirir nuevos significados, sonidos definitivos, surgen nuevos arreglos, en realidad te diría que termino de componer en el estudio. Yo voy con una idea de donde más o menos quiero que vaya el tema y lo termino de componer en el estudio porque hay aciertos y errores, cosas que corregir; para mí es como descubrirlo ahí, dentro del estudio.

¿Cuándo termina el ciclo de un disco?
—Es muy difícil decir cuándo un tema está terminado. Alguien decía una vez que es muy difícil dejar una mezcla, uno las abandona pero llega un momento en el que uno tiene que decir que ya está, porque siempre hay cosas que corregir, porque cuando modificaste algo también se modifica el resto y si querés podés pasarte la vida en un mismo tema, casi como una decisión caprichosa. Y con el disco es un poco lo mismo, decido terminarlo cuando me parece que está sonando lo que estaba buscando, siempre tengo alguna música dándome vueltas y ya empiezo a trabajarla como tema y cuando me doy cuenta ya tengo material para hacer otro disco y empieza de nuevo la rueda a girar.

¿Cómo trabajás con el arte del disco?
—Son muchos años de amistad y de hacer cosas con Rocambole (que hizo el arte de tapa de los discos de los Redondos), hay una especie de conexión metafísica y muchas veces él está trabajando con unas ideas que terminan de cerrar con las ideas que teníamos nosotros, tiene absoluta libertad para hacer lo que quiera, siempre me sorprende, y son sorpresas gratísimas, lo admiro como artista, a veces no sé si soy yo el que le hago la música a sus ideas o él es el que lo hace para mis discos, pero siempre es una alegría trabajar con Rocambole.

¿Estás buscando nuevos sonidos?
—Acá tengo a mano varias cosas que me gustan, a veces es ir haciendo un recorrido por el blues, el rock, la música clásica, música celta, un poco de todo, para mí en cada género hay cosas brillantes y deliciosas para escuchar. En todos los géneros encuentro que hay gente que lo hace bien, hasta en la cumbia, donde hay cosas bastante alejadas de mi gusto, pero de repente escuchás y decís esto está muy bien.

Tus trabajos están bastante impregnados de la palabra metafísica…
—Tiene que ver con descubrir lo que desconozco, donde hay un misterio está la tentación de meter la nariz, son territorios que me fascinan. De pronto en ese recorrido empiezan a aparecer cosas que uno desconocía, se encuentran nuevas lecturas e interpretaciones. Así que se trata de aquello que está oculto. La metafísica hace que uno rompa con algunas fronteras de la racionalidad y se tome algunas licencias.

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