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La guerra sin fin

Siria: MSF alerta que se duplicaron los heridos por minas

En el Día Internacional de Información sobre el Peligro de las Minas y de Asistencia para las Actividades Relativas a las Minas 2018, Médicos Sin Fronteras alertó sobre ese flagelo en el marco del conflicto sirio e informó que la cantidad de heridos se duplicó entre noviembre de 2017 y marzo de 2018


Zapadores rusos buscan minas dejadas por el Isis en la ciudad siria de Palmira.

En el Día Internacional de Información sobre el Peligro de las Minas y de Asistencia para las Actividades Relativas a las Minas 2018, que a instancias de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) se conmemora cada 4 de abril, la organización humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó este miércoles sobre la situación que se vive en Siria a raíz de esta problemática.

“El número de pacientes heridos por minas terrestres, trampas explosivas y artefactos explosivos sin detonar atendidos en el hospital de Hassakeh (en el noreste de Siria) se duplicó entre noviembre de 2017 y marzo de 2018. La mitad de las víctimas eran niños, algunos de tan solo un año. Esta tendencia al alza registrada en el centro apoyado por MSF se produce a medida que se incrementa el número de personas que regresan a sus hogares, tras disminuir la intensidad de los combates en las gobernaciones de Raqqa, Hassakeh y Deir ez-Zor”, señaló Médicos Sin Frontera en un comunicado.

En ese marco, MSF hace un llamamiento urgente a todas las organizaciones y actores involucrados, tanto internacionales como locales, para ampliar y acelerar las actividades de desminado y para aumentar los programas de educación y prevención ante los riesgos que comportan estos artefactos. También para que se mejore el acceso a la atención médica de sus víctimas.

Un civil apunta el lugar donde el Isis colocó minas cerca de Palmira, en Siria.

 

“Muchos pacientes nos dicen que las minas terrestres, las trampas explosivas y otros artefactos de fabricación casera se colocan en los campos, a lo largo de las carreteras, en los techos de las casas y debajo de escaleras. Según los testimonios que hemos recogido, los artículos domésticos como teteras, almohadas, ollas, juguetes, máquinas de aire acondicionado y refrigeradores explotan cuando las personas regresan a sus hogares después de meses o de años viviendo como desplazados o refugiados”, afirmó Satoru Ida, coordinador general de MSF en Siria.

En el noreste de Siria, MSF apoya dos hospitales: uno en Tal Abyad, que recibe heridos provenientes principalmente de la gobernación de Raqqa, y otro en Hassakeh. Este último es uno de los pocos centros  con atención médica especializada y gratuita para los residentes en la gobernación de Deir Ez-Zor. Casi el 75% de los pacientes que llegan al hospital de Hassakeh son de la misma gobernación de Deir Ez-Zor, aunque algunos de ellos viven en localidades que se encuentran hasta a seis horas de distancia del hospital.

Sólo en 2017, la violencia en Deir ez-Zor provocó la huida de al menos 254.000 personas. Cada una de ellas fue desplazada una media de tres veces, lo que supone el mayor volumen de movimientos de población de todas las gobernaciones de Siria durante 2017.

Mientras que algunas personas han regresado a sus hogares, la mayoría siguen desplazadas y con la esperanza de volver pronto, a veces sin llegar a ser conscientes de los peligros que les esperan allí. Los expertos en desminado temen que aún haya cientos de miles de dispositivos en las escuelas, las instalaciones médicas y los campos agrícolas de Deir ez-Zor. Este temor está fundado en los patrones que se han observado en otras gobernaciones y en el elevado número de incidentes que se han dado en  los últimos meses.

“Es una carrera contra el tiempo. Es como si toda esta gente estuviera regresando a un campo minado. Si no se toman las medidas adecuadas, el número de personas víctimas de explosiones seguirá aumentando. Además, debido a la parálisis en la que se encuentra el sistema sanitario de Deir ez-Zor, el centro de salud más cercano a las víctimas puede llegar a estar a horas de distancia. Cuando eres víctima de una explosión, cada minuto que pasas sin que recibas atención médica, cuenta. Si la persona no muere en el acto, la demora en recibir atención médica es en la mayoría de los casos lo que determina la gravedad de la lesión y el tiempo de recuperación que necesitarás”, añadió Ida.

Las acciones de desminado son urgentes, pero también resulta igual de importante el ampliar las actividades para explicar los riesgos a las personas que buscan regresar a su hogar. Es primordial que puedan tomar decisiones informadas, que aprendan a identificar y a evitar artefactos explosivos y que sepan qué es lo que deben hacer inmediatamente después de que explote un dispositivo. Eso se concreta, por ejemplo, en cómo dispensar primeros auxilios en caso de que ocurra un accidente.

Minas antipersonales incautadas al Isis en Afrin, Siria.

 

Todas estas acciones deben ir de la mano de una mejora en el acceso a la atención médica de urgencia, que en muchos casos puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte, para las personas que resulten víctimas de artefactos explosivos en Deir ez-Zor y en otras partes del noreste de Siria.

“Los artefactos explosivos no eligen sus objetivos. No respetan los tratados de paz ni el cese al fuego y pueden permanecer ocultos hasta muchos meses o años después de que el conflicto haya terminado. Cuando no matan, destruyen las vidas y los medios de subsistencia de sus víctimas y de sus familias, dejándoles a cientos de miles de personas sin extremidades y atrapándolos de este modo en la espiral de la pobreza”, concluye Ida.

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró que, todos los años, el 4 de abril se proclamará y se observará el Día Internacional de información sobre el peligro de las minas y de asistencia para las actividades relativas a las minas.

El uso de minas antipersonales, si bien disminuyó producto de las presiones internacionales y de organizaciones no gubernamentales (ONG), aún es un problema en numerosos países. Las minas terrestres tienen un bajo costo de instalación, pero un alto impacto más social y económico que militar, ya que sus víctimas son principalmente civiles. Además, la cantidad de heridos y mutilados por las minas colapsan el sistema médico e impiden el uso del capital humano en forma óptima.

Actividades de MSF en el noreste de Siria (Hassakeh, Deir ez-Zor, Raqqa):

Además de proporcionar apoyo directo al hospital en Hassakeh, MSF acaba de comenzar a dar apoyo a un hospital público en Deir ez-Zor, formando al personal local y haciendo donaciones de medicamentos y de otros suministros. Nuestros equipos continúan explorando otras formas de ofrecer atención médica de urgencia que sirva para salvar vidas en el área de Deir ez-Zor, así como en otros lugares del noreste de Siria.

En Tal Abyad, perteneciente a la gobernación de Raqqa, MSF proporciona apoyo a un hospital en los servicios de pediatría, maternidad, urgencias, cirugía, vacunación, consultas externas, hospitalización, áreas de pacientes con talasemia y salud mental.

Fuera de la ciudad de Raqqa, MSF dirige una clínica de atención primaria de salud y cuenta con ocho equipos móviles de vacunación con los que presta servicios de atención primaria a aquellos que regresan a la ciudad y también a pacientes de otras áreas de la gobernación.

En noviembre de 2017, cuando los combates cesaron en Raqqa, MSF comenzó a proporcionar asistencia médica a quienes regresaban a la ciudad a través de una unidad de atención primaria y un punto de estabilización.

En otros lugares de Siria, MSF tiene presencia directa en cinco instalaciones médicas y proporciona soporte a distancia a alrededor de 25 instalaciones de salud distribuidos por distintas zonas del país en las que sus equipos no pueden estar presentes de manera permanente.

Para garantizar la independencia de las presiones políticas, MSF no acepta financiación de ningún Gobierno para llevar a cabo su trabajo en Siria.

Notas

  • El hospital apoyado por MSF en Hassakeh es el centro con atención médica especializada y gratuita más cercano a Deir ez-Zor, lo que le convierte en una referencia muy fiable para extrapolar sus datos y analizar lo que puede estar sucediendo en aquellos distritos en los que hay una gran cantidad de minas y artefactos explosivos.
  • En Hassakeh, MSF ha atendido a un total de 133 personas heridas por minas terrestres, trampas explosivas y artefactos explosivos sin detonar en 4 meses y medio; un promedio de una persona al día. El número de víctimas comenzó a aumentar considerablemente desde finales de 2017, pasando de 17 víctimas en noviembre a 39 en diciembre y 41 en enero. Desde el comienzo de febrero hasta el 14 de marzo, han sido atendidas 36 víctimas en el hospital.
  • Más del 75% de los pacientes ingresados en el hospital de MSF en Hassakeh con las lesiones relacionadas con minas terrestres, trampas explosivas y artefactos explosivos sin detonar son de Deir ez-Zor, principalmente de la zona de Abu Hamam, pero también de Hajin, Dhiban, Garanish.
  • De acuerdo con los datos de Naciones Unidas, en 2017 Deir ez-Zor era la gobernación con el mayor número de movimientos de población de todo Siria, con un total de más de 800.000 desplazamientos, lo que representa el 30% de todos los movimientos de población en el país. La ONU también calcula que al menos 255.000 personas se vieron desplazadas a lo largo de 2017 en esta gobernación, lo que significa que, de promedio, cada persona se vio hasta tres veces desplazada en 2017.

Médicos Sin Fronteras (MSF) es una organización humanitaria internacional que brinda asistencia médica a poblaciones víctimas de catástrofes de origen natural o humano, de conflictos armados, de epidemias y de enfermedades olvidadas; sin ninguna discriminación por raza, religión o ideología política. Actualmente MSF cuenta con 468 proyectos de acción médica y humanitaria en 71 países, y con más de 6,1 millones de socios, donantes y colaboradores en todo el mundo. En 2016, MSF envió a terreno a más de 3.200 profesionales, que colaboraron con más de 32.000 trabajadores contratados localmente por la organización. En reconocimiento a su labor humanitaria, MSF recibió el Premio Nobel de la Paz 1999.