El astrofísico británico Stephen Hawking, que desafió las expectativas de una muerte temprana para convertirse en el científico más popular del mundo, falleció a los 76 años en la ciudad universitaria inglesa de Cambridge.
Su libro Historia del tiempo se convirtió en un superventas y lo catapultó al estrellato. Aunque nunca ganó el premio Nobel, era más célebre que cualquiera de los que lo hicieron pero fue algo que no le molestaba en absoluto, según lo hizo saber varias veces.
Nació en Oxford y murió en Cambridge, dos grandes centros británicos del saber. “Estamos profundamente tristes por la muerte de nuestro querido padre”, anunciaron los hijos de Hawking, Lucy, Robert y Tim, en un comunicado. “Fue un gran científico y un hombre extraordinario cuyo trabajo y legado perdurarán muchos años”, añadieron.
El ex presidente estadounidense Barack Obama posteó una foto suya junto con él y un deseo: “Diviértete con las estrellas”.
Un hombre divertido
“Era muy divertido y tenía un gran sentido del humor. Lo pasé muy bien con él”, explicó Justin Hayward, que elaboró su tesis doctoral a partir de la supervisión de Hawking. El hombre que aseguró que no creía en Dios y que la ciencia siempre gana a la religión “porque funciona”, fue homenajeado también por el Vaticano. “Les dijo a los cuatro papas que conoció que quería fortalecer la relación entre la fe y la razón científica. Oramos para que Dios lo tenga en su gloria”, escribió la Academia pontificia de ciencias sociales.
Hawking desafió los diagnósticos médicos, que, a mediados de los años 60 le dieron sólo un par de años de vida después de que le diagnosticaran una forma atípica de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que ataca las neuronas motoras encargadas de controlar los movimientos voluntarios y que lo dejó en silla de ruedas. El resto de su vida fue “un regalo”, decía.
La enfermedad lo fue dejando paralizado, hasta el punto de que, en la actualidad, sólo podía comunicarse a través de un ordenador que interpretaba sus gestos faciales gracias al único músculo que controlaba, el de la mejilla.
La radiación Hawking
Gran parte de sus trabajos se centraron en unir la relatividad (la naturaleza del espacio y del tiempo) y la teoría cuántica (la física de lo más pequeño) para explicar la creación y el funcionamiento del cosmos. “Mi objetivo es simple”, dijo una vez. “Es entender completamente el universo, por qué es como es y por qué existe simplemente”, definió.
Hawking fue un defensor de la teoría del Big Bang para explicar el origen del Universo.
Sus investigaciones teorizaron que los agujeros negros emitían radiación, “la radiación Hawking”, como fue conocida.
Popularidad en la pantalla
Los agujeros negros fueron nombrados así porque se creía que eran tan densos que ni siquiera la luz podía escapar de ellos, pero Hawking sostuvo que algunas partículas sí podían huir por los efectos de la mecánica cuántica.
Su popularidad le llevó a realizar apariciones en series de televisión como Star Trek –donde jugaba al póquer con Einstein, Isaac Newton y el androide personaje de la serie, Data– The Big Bang Theory y en The Simpsons, y su voz pudo escucharse en un par de canciones de Pink Floyd.
Hawking se casó en 1965 con Jane Wilde, con quien tuvo tres hijos. Su historia de amor fue contada en la película de 2014 The Theory of Everything y le valió un Óscar al actor que lo encarnó, Eddie Redmayne.
Un hombre sin Dios
Como su mismo genio, Hawking deja tras de sí una serie de frases que muestran un agudo sentido del humor. Algunas son las que siguen:
“No le tengo miedo a la muerte, pero no tengo prisa en morir. Tengo muchas cosas que quiero hacer antes”;
“Creo que la explicación más simple es que no hay Dios. Nadie creó el universo y nadie dirige nuestros destinos. Probablemente no hay cielo ni vida después de la muerte. Tenemos esta vida para apreciar la grandeza del universo y por ello me siento profundamente agradecido”.
“Mis expectativas se redujeron a 0 cuando tenía 21 años. Todo lo que pasó después fue un bonus track”.
“Me di cuenta que incluso las personas que dicen que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino siguen mirando a ambos lados antes de cruzar la calle”.
“El cerebro es como una computadora que dejará de funcionar cuando fallen sus componentes. No hay Paraíso o vida después de la muerte para las computadoras que dejan de funcionar; ese es un cuento de hadas de gente que le teme a la oscuridad”.
Carne argentina y tango
El físico argentino José Edelstein, quien tenía un vínculo personal con Hawking, asegura que “le gustaba la carne nacional y el tango”. “Creo que su personaje será inmortal, no sólo por su aporte a la ciencia, sino porque su personalidad, su aspecto y su pasión por la divulgación fueron excepcionales”, dijo. Edelstein, que da clases en la Universidad de Santiago de Compostela, vio por primera vez a Hawking en Santiago de Chile en 1997. Pero fue casi diez años después cuando entabló una amistad, tras compartir una semana en Santiago de Compostela. “Él ya tenía muy poca movilidad pero no se privaba de comer de todo; en ese contexto salió el tema de la carne argentina y me dijo que le gustaba mucho; también compartimos espectáculos de tango y me dijo que le encantaba”, evocó. “Su comunicación con el mundo exterior era a través de un programa especial instalado en su silla de ruedas. Su interlocutor se sentaba a su lado y leía lo que iba escribiendo y aunque uno le expresaba que ya había entendido el sentido, él no dejaba de completar la frase con perfecta ortografía y puntuación”, contó.
Los agujeros negros
Hawking será recordado por sus aportes a la teoría del Big Bang sobre origen del espacio y el tiempo, y por sus estudios de los agujeros negros. “Mi mayor logro será que los agujeros negros no son completamente negros”, dijo el físico sobre los agujeros que tienen una cantidad de masa tan grande que no existe posibilidad de que algún objeto cercano escape a su atracción gravitacional. El trabajo sobre los agujeros negros ayudó a probar la idea de que hubo una Gran Explosión o Big Bang al principio del universo. Hawking consideró que la teoría de la relatividad implicaba que el espacio y el tiempo tuvieron un principio en el Big Bang y un fin en los agujeros negros.