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Sin Binner y Lole, llueven candidatos

Ya son 11 los que manifestaron sus ganas de pelear la gobernación de Santa Fe.

Por: Daniel Zecca

Ausente Carlos Reutemann, por decisión propia, y Hermes Binner, porque se lo impide la Constitución, la elección del gobernador en la provincia, programada para el año próximo, estará huérfana de los grandes electores que supo tener. Apurados ante semejante oportunidad ya empezaron a llover candidatos que muy probablemente se guardarían a la espera de una mejor oportunidad si alguno de estos dos “popes” pudiera o quisiera jugar. Más aún, la mayoría de ellos se protegen bajo sus paraguas y esperan su bendición. De todas maneras, lo cierto es que hay candidatos de todo color, edad, prosapia y trayectoria. Candidatos con votos, sin votos, con elecciones ganadas, con elecciones perdidas, sin elecciones, con encuestas a favor y con encuestas en contra, con imagen positiva y con imagen negativa. Candidatos para todos los gustos.

La lista es amplia y abarca varias generaciones: Ricardo Spinozzi (PJ, 44), Omar Perotti (PJ, 50), Agustín Rossi (PJ, 50) y Carlos Comi (ARI, 49), integran el lote de los más jóvenes. Miguel Lifschitz (PS, 54), Rubén Giustiniani (PS, 54), Mario Barletta (UCR, 56), Rafael Bielsa (PJ, 57), Antonio Bonfatti (PS, 59) y Daniel Germano (PJ, 59) conforman el grupo de los “sub-60”, mientras que Jorge Obeid (PJ, 62) y Juan Carlos Mercier (PJ, 67) son los más veteranos. De todas maneras, todo parece indicar que de aquí a la fecha de las elecciones se sumarán más firmas.

Más allá del número, que no tiene nada que envidiarle a la época de la prolífica ley de lemas, y de las edades, que en algunos casos implican un cambio generacional, lo cierto es que ninguno de ellos estaría en la grilla si no fuera por las ausencias de Reutemann y Binner. Y por eso muchos de ellos largaron casi de madrugada porque necesitan remontar el desconocimiento que una gran parte de la sociedad tiene de ellos.

Justamente, lo que diferencia a otras elecciones, donde tal vez a esta altura los candidatos también hayan sido muchos, es que cualquiera de ellos tiene chances. No tanto por mérito propio sino porque ninguno alcanza a destacarse lo suficiente como para cortarse solo en la preferencia popular.

Resulta extraño ver que todos, por menos que midan en las encuestas, están a un paso. La candidatura está ahí nomás, al alcance, porque todavía nadie se despega de una manera que haga desalentar al resto.

El “candidato de”

Dentro del equipo conformado hasta ahora por once postulantes la mayoría aspira a ser “el candidato de”: Spinozzi, Mercier, Germano, y Obeid por el reutemismo. Lifschitz, Giustiniani, Bonfatti y Barletta, por el Frente Progresista que lidera Hermes Binner. Más difícil la tienen Carlos Comi (adalid de la cada vez más solitaria Elisa Carrió), Agustín Rossi y Rafael Bielsa (probables candidatos del kirchnerismo en un territorio donde el gobierno nacional no la tiene nada fácil después del conflicto con el campo), y Omar Perotti (un referente difícil de encasillar).

Los “candidatos de” serán seguramente los que tengan más chances, aunque nada les asegura el éxito a aquellos que Binner y Reutemann decidan señalar. La fórmula del apoyo de Binner ya demostró dar resultado cuando el año pasado Rubén Giustiniani arrancó una campaña con alto grado de desconocimiento en la sociedad y llegó a disputar palmo a palmo la elección a senador nacional con el propio Reutemann. Giustiniani se puede arrogar para sí el hecho de haber transitado ya el proceso de posicionamiento en el electorado de la mano del gran referente, algo que no pueden exhibir sus competidores del Frente.

Por el lado del reutemismo, el Lole tiene más antecedentes en este sentido: El desaparecido Alberto Hammerly, un candidato que en las elecciones de 2003 logró sumar cerca de 300.000 votos arrancando del subsuelo de la consideración del electorado, y el propio Jorge Obeid, quien en la elección del 95, siendo candidato del Lole, peleó palmo a palmo con Héctor Cavallero, el preferido del gobierno nacional de ese momento.

Son ejemplos que sirven para medir escenarios posibles de la próxima elección provincial, aunque cada elección tiene su propio color.

Los últimos tiempos

En los últimos veinte años las disputas a gobernador se resolvieron en cinco nombres estelares (Carlos Reutemann, Jorge Obeid, Horacio Usandizaga, Hermes Binner y Rafael Bielsa) y dos secundarios (Héctor Cavallero y Alberto Hammerly, quienes sumaron fuerte en las elecciones que consagraron a Jorge Obeid). El caso de Usandizaga es único: quedó al borde de la victoria en tres elecciones consecutivas (91,95 y 99) y terminó ignorado como referente político provincial.

Uno de los sobrevivientes de aquellos electores que dominaron la escena en la provincia es Jorge Obeid, un candidato que llegó a sus dos gobernaciones gracias a los votos que sumaron Héctor Cavallero (300.000 votos en 1995) y Alberto Hammerly (260.000 en 2003) y que además carga con sus vacilaciones en la votación de la resolución 125 que tanta repercusión tuvo en esta provincia.

Un escalón más abajo entre los sobrevivientes estaría Rafael Bielsa, quien hizo una muy buena elección en 2007, con 700.000 votos, cuando perdió con Binner tras derrotar a Agustín Rossi en la primaria del PJ, pero que nunca participó –a excepción de aquella elección– de la política provincial, algo que en caso de volver a presentarse cobrará aún más fuerza.

Por estas horas son muchos los que, con encuestas en la mano que le dan poco más de lo que tiene la misma compulsa como margen de error, se animan a plantarse como candidato a gobernador en Santa Fe. De todas maneras, todo parece indicar que la mayoría de ellos tendrá que esperar que los grandes electores lo marquen con el dedo para posicionarse con chances. Binner ya empezó, señalando a Antonio Bonfatti, aunque en el Frente Progresista hay muchas voces que se resisten, sin contar a los radicales que quieren un candidato del partido encabezando la fórmula. Reutemann, se sabe, no considera que sea el tiempo de las candidaturas. Ni propias ni ajenas. Algo que en este panorama de ansiedad ya genera fastidio hasta en la propia tropa.

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