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Opinión

“Si volviera a nacer volvería a ser trans, porque así soy feliz”

En el Día Nacional de los derechos de las personas trans, el autor repasó la lucha colectiva, recordando la frase de Claudia Pia Baudracco en el debate por la ley de Identidad de Género: “Expresaba con más claridad que nadie el orgullo que sentía por todo lo conquistado”


Esteban Paulón (*)

“Si volviera a nacer, volvería a ser trans, porque así soy feliz”. En su participación en el debate por la ley de Identidad de Género, Claudia Pía Baudracco nos dejó esta frase tan sencilla y tan potente. Expresaba con más claridad que nadie el orgullo que sentía por todo lo conquistado por parte del colectivo travesti/trans de la Argentina.

No negaba, ni pretendía hacerlo, las difíciles situaciones que había vivido a lo largo de toda una vida marcada, como las de tantas personas trans, por el abandono, la violencia, el exilio y la negación por parte del Estado del propio derecho a la identidad.

Lo que intentaba expresar Claudia Pía era que la felicidad se encuentra en poder ser quien una, uno o une es, sin imposturas, sin engaños, sin ocultar nada. Ser libre y vivir abiertamente. Básicamente “ser”.

Quizá por eso la primera campaña que lanzamos desde Attta (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de la Argentina, organización que fundó en 1992 Claudia Pía junto a María Belén Correa) y la FALGBT por la aprobación de la ley tenía como consigna: “Derecho a ser”.

Pasó más de una década de aquella campaña, y de la histórica participación de Claudia Pía en la Cámara de Diputados, y en breve se cumplirán 10 años de la aprobación de la ley de Identidad de Género a través de la cual más de 11 mil personas del colectivo trans lograron acceder finalmente al reconocimiento legal de la identidad de género.

También pasaron 10 años de la muerte de Claudia Pía, muerte que está en el origen de este día que hoy conmemoramos, el “Día de promoción de los derechos de las personas trans”. Por eso Claudia Pía está en el centro de esta nota, y en el centro de muchas de las reivindicaciones que aún quedan por ganar.

Viendo todos los derechos y la visibilidad conquistados, es cierto que se ha avanzado mucho. Pero también es cierto que ese recorrido no ha estado exento de pérdidas. Y es por ello que la memoria es un ejercicio obligado para no perder el foco sobre de dónde venimos y por qué (y por quienes) seguimos luchando.

Por eso cada 18 de marzo es un buen momento para reflexionar sobre los desafíos que tenemos por delante. Y en ese sentido quisiera destacar dos ámbitos en los cuales debemos centrar nuestros esfuerzos para consolidar un proceso de inclusión que no debe, ni puede, postergarse o sufrir retrocesos.

En primer lugar quisiera señalar la urgencia del tratamiento y aprobación de la ley Integral Trans, impulsada por la FALGBT y Attta desde hace varios años, y que ha sido aprobada parcialmente (en sus aspectos de inclusión laboral) pero es preciso que se pueda avanzar en todos sus componentes.

En junio de 2021 el Congreso de la Nación aprobó la ley de Cupo laboral travesti/trans lo que fue sin dudas un avance. Pero el enorme apoyo que recogió su tratamiento y posterior votación, demostraron que el Congreso estaba para más, para una ley de máxima, que verdaderamente transforme las vidas de las personas trans en todo su ciclo de vida.

Desde la niñez hasta la adultez mayor. Incluyendo al empleo y la formalización, desde ya, pero también reparando años de injusticias e impulsando políticas públicas por el acceso a la vivienda, a la salud integral en todo el país y a una educación desbinarizada y realmente inclusiva.

Este año parlamentario que acaba de comenzar, Argentina tiene la posibilidad de volver a marcar la agenda regional e internacional, convirtiendo a nuestro país en el segundo en el mundo en legislar para la igualdad real travesti/trans.

En segundo lugar creo que debemos centrar nuestros esfuerzos en la promoción de infancias felices, plenas y libres de discriminación y prejuicios. Y comprender que promover estas políticas es una de las formas más efectivas de prevenir la discriminación y la exclusión.

Es allí, en el inicio del proceso de expresión de la identidad de género, donde generalmente se dan las primeras muestras de incomprensión y hasta expulsión de los hogares, las escuelas, clubes y muchos otros ámbitos de la vida social.

Por ello apostar a un modelo afirmativo que acompañe el proceso identitario desde el inicio, que sostenga los vínculos y la pertenencia a los diversos espacios de socialización, es una apuesta que no solo mira a las niñeces, sino también a la posibilidad de personas adultas trans más plenas e integradas, y por tanto más felices y orgullosas.

Estos son tan solo dos aspectos a abordar y que este 18 de marzo es importante volver a poner en la agenda pública para seguir avanzando. Para que cada vida que quedó en el camino sea simbólicamente reparada y para que en un futuro cercano el derecho a la felicidad del que deben poder gozar todas las personas trans, sea una realidad.

Por Claudia Pía, y por todes.

 

(*) Director ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas LGBTIQ+ e integrante de la comisión directiva la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT)

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