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El realizador irlandés Steve McQueen, que debutó con la increíble Hunger, vuelve ahora con Shame: Sin Reservas, una historia sobre las degradaciones psicológicas a través del descenso a los infiernos de un hombre que encuentra en el sexo la escapatoria a su calvario personal.
Un hombre llamado Brandon (que interpreta Michael Fassbender) es alguien a quien le cuesta mantener una relación comprometida. Adicto al sexo, su rutinaria vida transcurre entre prostitutas, pornografía por internet, masturbaciones frecuentes y algún que otro trago con algo de cocaína. Su vida se verá perturbada cuando su hermana Sissy (Carey Mulligan) se instale repentinamente en su casa invadiendo su más íntimo y lujurioso santuario. Desde ese momento Brandon iniciará un viaje al lado oscuro de su pasado que lo conducirá a un presente sin retorno.
Steve McQueen, que nada tiene que ver con el fallecido actor, ya había mostrado en su ópera prima un estilo cinematográfico controvertido en el que la exposición del cuerpo humano desnudo estaba en función de lo que se contaba y no como elemento erótico. En Shame: Sin Reservas sigue utilizando los cuerpos pero en este caso lo que está en función del relato es un componente difícil de ver como erótico. Por más que los desnudos totales funcionen como un protagonista más dentro de la trama, se los muestra desde el tormento mental y no desde el placer corporal. El sexo y la desnudez serán la forma que el director utilice para mostrar que un cuerpo es sólo el vehículo externo mientras que la violencia está en el interior humano.
Salas: Showcase, Village, Monumental, Sunstar, Del Centro.
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