Espectáculos

Sesenta años de Chamamé

Rául Barboza se presenta esta noche desde las 21,30 en Plataforma Lavardén, en un concierto donde repasará su historia musical.


Respecto a su identidad musical, Barboza aseguró que sea cual fuere el lugar donde toque sigue “siendo un guaraní”.
Respecto a su identidad musical, Barboza aseguró que sea cual fuere el lugar donde toque sigue “siendo un guaraní”.

Tras una serie de quince presentaciones en el Café Vinilo de Buenos Aires, Raúl Barboza, el embajador del chamamé, llegará este viernes a Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza) para, desde las 21.30, reencontrarse con el público local en el marco de un concierto en el que repasará su carrera.
Secundado por Nardo González en guitarra y Roy Valenzuela en contrabajo, el acordeonista volverá a Rosario a poco más de un año de haberse presentado en el 9º Encuentro Nacional de Músicos Populares, para recorrer sus canciones de todos los tiempos en un formato íntimo. Las anticipadas pueden adquirirse en la boletería del teatro de 10 a 13 y de 16 a 20.
Residente en Francia desde hace casi tres décadas, Barboza comparte su residencia entre París y Buenos Aires. Ciudadano del mundo, el multipremiado acordeonista arribó a la Argentina a finales de 2013 y desde entonces puso en marcha una serie de shows en Capital Federal que concluyeron con el verano para dar paso a una intensa gira nacional que ya llegó a Resistencia, Misiones, Río Cuarto y Córdoba capital. Hoy hace base en Rosario y mañana cierra en La Plata.
Guiado por su oficio de improvisador, el acordeonista dijo que en estos conciertos la idea es recrear algunas obras propias que no transitaron demasiado los escenarios. Y en ese orden avanzó: “Me he encontrado buceando en mis recuerdos y descubrí temas que compuse en mi juventud y que nunca se pasaron en la radio y tampoco se oyeron demasiado en festivales y bailes”, dijo. Y destacó: “Eran temas que estaban muy lejos de las necesidades comerciales y tal vez hasta del gusto popular que se inclinaba por piezas más bailables”, contó Barboza.
Sobre su forma de encarar cada concierto, el músico se identificó como “un improvisador que trabaja a partir de la espontaneidad”. “Sean temas conocidos o no, nunca los toco igual. Siempre es distinta la rapidez del tema, las introducciones, los matices. Es parte de la belleza de la música”, dijo.
Y arriesgó: “Puedo tocar un día un registro grave, puedo empezar con la mano izquierda, puedo cambiar de lugar el repertorio, porque si voy a un lugar donde la gente está muy alegre puedo empezar con temas más alegres, y puedo emplear o no ciertos acordes, hacer un arreglo distinto o imaginar algo distinto. Cuando hago un arreglo, no lo hago para tocarlo siempre igual, eso me da una referencia de cómo puedo cambiarlo sobre el momento”, supo expresar Barboza a El Ciudadano.
El acordeonista de 75 años lleva sesenta años de carrera y cerca de tres décadas viviendo en Francia, lugar desde donde su sonido litoraleño ganó reconocimiento planetario. Respecto a su identidad musical, Barboza aseguró que sea cual fuere el lugar donde toque “sigo siendo un guaraní”. “No importa dónde esté ni dónde haya nacido. He tocado en Japón y en Europa, o en festivales de jazz y siempre me dicen que soy un instrumentista de jazz tocando mi propia música”, apuntó. Y disparó: “En el exterior ni siquiera me preguntan cómo se llama esa música que toco. Simplemente, la aman”.
En el concierto de esta noche, el músico interpretará temas de autores legendarios de la música litoraleña además de obras propias que no toca seguido. “Es una manera de atar mis comienzos con mi actualidad, que no quede un espacio vacío en el medio”, destacó.
En 2012, el músico visitó en dos oportunidades la ciudad de Rosario, la primera para presentar Luz de amanecer, un disco grabado en vivo un año antes cuando se dispuso, como lo hace cada año, a recorrer su querido país, y la segunda en ocasión del Encuentro de Músicos Populares. “La música está latiendo en el pueblo, nosotros la interpretamos nada más”, dijo sobre Luz de amanecer, el disco con el que volvió a abordar obras suyas que había compuesto en los últimos 25 años.

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