Espectáculos

Serrat y el afecto continuo

La poesía de Miguel Hernández y los clásicos que todos quieren escuchar y cantar,  en los conciertos que Joan Manuel Serrat brindó en Rosario. El catalán más querido en estas tierras continúa su gira. Por Patricia Dibert

Fotos: Leonardo Vincenti/ Diario El Ciudadano

La tormenta de viento y lluvia no pudo vencer las ganas de cientos de personas por estar presentes en el primer concierto que Joan Manuel Serrat brindó en Salón Metropolitano del Shopping Alto Rosario.

Tan solo diez minutos después de la hora citada, los integrantes de la banda, de riguroso negro y vestido largo para la violinista, hicieron su aparición en el gran escenario coronado por una pantalla que cubre toda la extensión. La voz de Serrat desde fuera de la escena, declamará “Me llamo barro, es mi profesión y mi destino”. El catalán puso un pié sobre el escenario y el público estalló en aplausos.

Serrat, de eternos jeans azules, camisa y saco al tono, estaba nuevamente junto a sus seguidores locales: parejas de sesenta años, muchas mujeres  sub 50 y algunos pocos jóvenes. El Nano rinde homenaje a Miguel Hernández, el poeta de Orihuela asesinado por el franquismo a los 31 años. “las heridas del amor y de la muerte”, profundo, visceral, contundente. Serrat nuevamente toma al poeta, y celebra el centenario de su nacimiento difundiéndolos. Algunas canciones del otro disco homenaje al poeta se reformulan y son cantadas por el público, 38 años después. Las nanas de la cebolla, Para la libertad, un himno que no conoce fronteras generacionales. Un clima ideal para escucharlo cantar Menos tu vientre, con una luz blanca que lo abarca desde arriba, en un momento de sentida belleza. “Si me matan bueno, y si vivo mejor”, canta Serrat y el repertorio es una celebración poética hacia el amor, la amistad de los compañeros del alma, a la justicia, al horror de la guerra. Sentado sobre un taburete, Serrat habla poco y recita a Hernández, la banda lo acompaña y el clima reinante en la plana platea es el de respeto y admiración.   

El concierto “Hijo de la luz y de la sombra” tiene en esta gira dos tramos separados, el primero dedicado a las canciones con versos de Hernández, y en la segunda parte Serrat canta sus clásicos.

El impasse está marcado por la banda tocando Vagabundear entre otras melodías estándar, mientras en la pantalla se presentan los músicos. Dos teclados se ubican a cada lado de la escena, Serrat está acompañado por su arreglador permanente Ricardo Miralles, y un segundo teclado de Josep Mas ‘Kitflus’, completa Vicente Climent en batería, el contrabajo de Víctor Merlo, la guitarra de Israel Sandoval y el violín de Olvido Lanza, la única mujer del staff.

El salón repleto festejó los temas conocidos que fueron presentados por “Tarres”, el alter ego de Serrat y sonaron Sinceramente tuyo, Princesa, La bella y el metro,  y todos juntos cantando Mediterráneo, el inoxidable clásico de esta lengua. Disculpe el Señor mantiene la contundencia política de  tantos años de inequidad, y donde el catalán teatralizó el monólogo del empleado que debe mentir por su jefe ante el reclamo de miles de pobres.

Para los bises quedaron Penélope, Señor, No hago otra cosa que pensar en ti, Palabra de amor cantada en catalán a pedido de un espectador de la primera fila, y Fiesta, cerrando una ceremonia de afecto eterna entre el público de Rosario y el mayor exponente de la canción catalana.

Más flaco y más canoso que en su visita anterior, pero con la voz intacta, decidor por momentos cuando la poesía lo necesita y esa manera de cantar que le es característica.  Pueblo blanco sonó anoche con la misma contundencia de los comienzos y todavía despierta las mismas reacciones: tristeza, emoción, placentera belleza. Quizás se pueda decir que algunos clásicos padecen de algunos clichés, pero eso no menosprecia su valor musical y poético.

Serrat se reunió en bambalinas con el gobernador Binner

Joan Manuel Serrat dio otro concierto en un nuevo espacio para él, como es el Salón Metropolitano Dos, con buen sonido y visibilidad para este tipo de shows, porque dada la  convocatoria, Rosario no cuenta con un teatro de semejante capacidad.

Esta noche es el segundo concierto, y una buena oportunidad para disfrutar del afecto eterno que sienten los rosarinos, las rosarinas y Joan Manuel Serrat, quizás sea, por que es una vivencia compartida por años.

 Los conciertos del artista catalán continúan  el viernes en el Orfeo de Córdoba y el 6 de diciembre en Mendoza, para luego regresar a Buenos Aires donde cerrará la gira nacional los días 9, 10, 12 y 13 de diciembre en el teatro Gran Rex.

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