Espectáculos

Serrat comenzó a girar

Dentro del periplo que lo traerá a Rosario dentro de semanas, el catalán refrendó su estatura artística en la primera presentación que brindó en Argentina. Estará 24 y 25 en Metropolitano.


Aún con la voz de un cantor de 71 años y ya sin el trazo compositor que atizó al mundo desde los 60, el catalán Joan Manuel Serrat refrendó, en el inicio de su gira por la Argentina –a modo de celebración de sus 50 años en los escenarios–, la estatura artística que lo convirtió en una referencia para los cantautores de habla hispana.
Antología desordenada es el título y la justa denominación del repertorio con el que Serrat entrelazó el viernes en el Gran Rex canciones maceradas por una caligrafía de valor universal con otras composiciones íntimas de su gusto y algunas que se convirtieron en emblemas de una obra vasta. Como invitados, participaron Víctor Heredia y Celeste Carballo.
El estrecho vínculo del catalán con el público argentino presentó sus desafíos. En ese tránsito se sucedieron canciones de diversa procedencia y toda una serie de temas clásicos que serían difíciles de expulsar de una antología.
El calendario de conciertos que el catalán tiene programado en el Grand Rex ( 9, 10, 13, 14, 29 y 30 de marzo y 7 y 8 de abril) y en otras salas del país (16 en Mendoza, 18 en Neuquén, 21 y 22 en La Plata, 24 y 25 en Rosario, 27 en Córdoba, 4 de abril en Mar del Plata, 10 y 11 en Tucumán y el 13 en Salta) darán una idea cabal de su Antología Desordenada.

Durante el concierto inaugural que brindó en el teatro Gran Rex, Serrat entrelazó su repertorio de manera “desordenada”, con canciones maceradas por una caligrafía de valor universal con otras composiciones íntimas de su gusto y algunas que, acaso caprichosamente, se convirtieron en emblemas de una obra vasta.

El prólogo del concierto, con tres canciones con letras trabajadas que demandan una escucha atenta del público, fueron una demostración de ese enunciado. “El carrusel del Furo”, “De vez en cuándo la vida” y una versión rítmica de “Cartón piedra” fundamentaron ese aserto con rapidez.

El segmento con un guiño a su repertorio en catalán -con “Canción de Cuna” y “Palabras de amor”- y enseguida su versión -acompañada solo por el piano de Ricardo Miralles- de “Vendedor de yuyos” (Atahualpa Yupanqui) marcaron acaso el momento más profundo de la noche, lejos de toda estridencia.
Hubo, por supuesto, una sección reservada para canciones invictas de su repertorio como “Mediterráneo”, o  “Lucía” con Celeste Carballo de invitada especial, “Aquellas pequeñas cosas” a dúo con Víctor Heredia  “Cantares” o “Para la libertad”, que serían difíciles de expulsar de una antología, incluso de una desordenada.

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