Ciudad

Ser papá después de la ley de matrimonio igualitario

Por Santiago Baraldi.- A Cristian le despertó el instinto de paternidad a los 27. Pero nada fue fácil y también desfiló por juzgados.

Cristian rompió con muchos prejuicios. A pesar de su condición de gay, a los 27 años se le “despertó” la paternidad y comenzó un derrotero de juzgados, trámites interminables y visitas de asistentes sociales que finalmente derivaran, hace un año, con la entrega de parte de una jueza de San Lorenzo de dos hermanitos, Kevin y Morena, que están a su cuidado “hasta que llegue la guarda definitiva”. Cristian es peluquero estilista, vive en Capitán Bermúdez, y admite que siente “el peso de las miradas, el cuchicheo”, pero agradece a la vida la oportunidad de “darle contención y alegría a dos criaturas que merecen una mejor suerte en la vida”. Incluso se repuso de la separación con su socio “porque los niños son todo en mi vida, son mis hijos del corazón”

—¿Cuándo supo que quería ser papá?

—A los 27 se me despertó la paternidad, creo que estoy capacitado para poder tener hijos del corazón, no biológicos. Kevin y Morena pueden ser felices, más allá de criarlos, contenerlos, mimarlos, prepararlos para esta vida…todo eso es con amor. Me pregunto qué me hubiera pasado si estuviera en el lugar de ellos, entonces el hecho de ayudarlos me pone bien.

—¿Y cómo se las arregla solo?

—Tengo un socio que me da una gran mano, de martes a sábado me ayuda una niñera. Pero no les falta nada. Es increíble lo cariñosos que son, vienen de un lugar donde los maltrataban…La nena la recibí casi desnutrida y con marcas de golpes. No entiendo cómo hay gente que tiene hijos para maltratarlos. Hace un año que están a mi cargo, y también mi familia me da una mano.

—¿Fue difícil el camino a la adopción?

—Años golpeando puertas. Cuando me enteré el caso de ellos, comencé con los trámites, en que intervino una jueza de San Lorenzo y mi abogada también se movió muy bien. Todo el protocolo que implica la adopción es muy triste, todos los que pasamos por estos trámites sabemos que es engorroso. Ellos llegaron hace un año, y ahora tenemos que esperar a ver qué pasa, si la madre se arrepiente y me los pide…y bueno: los perderé. Pero no pienso en eso, sé que no depende de mí ni de la jueza, es la ley que ampara los derechos de la madre. Pero en este caso puntual creo que es diferente. Estos chicos, el día de mañana pasarán factura de su pasado, cuando sean grandes y se expresen le dirán a su madre: “¿Qué hiciste conmigo?” Le pido a Dios que la vida los ayude a ellos y a mí para poder criarlos. Cuando comencé a tramitar la posibilidad de adoptar tenía 27 y se me dio a los 33 y nunca bajé los brazos a pesar de las trabas, la burocracia, seguí adelante. Ojalá las leyes fueran más flexibles, que los jueces que están arriba o los políticos trabajen para hacer más sencillos los trámites, porque hay cientos de chicos que esperan por un padre.

—¿Cuándo le confirman la adopción definitiva?

—Estoy en un proceso en el que no sé qué puede pasar. La ley dice que se abre una ventana por un año –que se cumple hoy– se le da prioridad a los intereses de la madre biológica, donde se puede arrepentir. Los hijos del corazón o de la calle tienen una vida muy triste, o los chicos de Casa Cuna donde precisamente no están en el paraíso, yo vi cómo están al momento de buscar. O en el Buen Pastor, son lugares complicados, un chico de esos lugares qué futuro puede tener, no los preparan para la vida, a los 18 años los dejan en la calle o van a lugares peores.

—¿Qué es ser padre en su caso?

—Ser padre no es solo engendrar un hijo o parirlo como se dice, es criarlo, darle una educación, un respeto que se sientan dignos, que tengan las mismas posibilidades que tuve yo o cualquiera, de ser alguien en la vida y no que el destino sea la Casa Cuna. Cuando se me dio la oportunidad, no pensé en mí, pensé en ellos dos, que siendo hermanos estaban en malas condiciones.

—¿Siente algún tipo de discriminación?

—Nunca pregunté ni pedí permiso, soy bastante grande como para hacerme cargo de los chicos, es algo muy personal. Si bien cumplí con los requisitos que pide la jueza ya sea económicamente, psíquicamente, espiritualmente porque piden un montón de cosas, estoy apto para esta oportunidad que Dios o el destino me puso en el camino. Creo que las cosas se dan por algo, yo me sentía preparado para ser papá, creo que para romper con los prejuicios también, porque hay cosas que ignoramos o no sabemos, se juzga por juzgar porque hablar es gratis. Yo hace 14 años que soy peluquero y veo las reacciones de la gente, sus caras, sus medias sonrisas, cuando codean al de al lado. La gente es muy cruel, el comentario de la gente es terrible, se habla porque es gratis. Personalmente no me interesa que me den un premio o entrar a los records Guinnes. No pasa por ahí, pasa por dar amor a dos personitas y que el día de mañana sean alguien. Quisiera darle las oportunidades que mis padres no me pudieron dar, ayudarlos a orientarlos, como ellos estaban no iban a tener futuro.

—¿Cuál fue la reacción de su familia?

—Mi padres están orgullosos, cuando lo llamé a mi papá el día que me dieron a los chicos me dijo: “Cristian, si vos sos feliz, yo también”. Nunca lo voy a olvidar. Y mi madre está orgullosa. Un hijo te cambia la vida, te hace león, te hace valiente, no te importa nada, caiga quien caiga sigo adelante. No me importa lo que digan, lo que haga, yo sigo adelante para verlos contentos. La vida me dio la oportunidad de ser feliz porque ellos me adoptaron a mí y tengo una obligación. El mejor regalo es tener fuerza para no bajar los brazos.

—¿Cómo es un día con los chicos?

—Como el de cualquier familia, con su rutina, el nene va al jardín y la nena queda al cuidado de una niñera cuando trabajo en la peluquería que está al lado de casa, es decir que está conmigo. Les hablo mucho y ellos devuelven amor de una manera increíble. Kevin es maduro para sus cinco años;  yo le digo: “Vos no tenés la culpa de lo que te pasó”. Nadie puede condenar a dos criaturas ni que vayan a Casa Cuna ni nada, tienen que tener la oportunidad de ser felices. Mucha gente me dice que soy un ejemplo de vida y es algo muy fuerte. Tomé un compromiso, me gustaría que en 20 ó 30 años ellos miren para atrás y digan tuve un padre que nos dio la oportunidad de ser feliz.

Comentarios