Ciudad

Semillas contra la droga

Por Paola Cándido. Héctor es uno de los fundadores de la huerta agroecológica y el comedor comunitario de San Martín al 7200 dirigida a personas que buscan salir de las adicciones.


Héctor Alarcón fue pescador, portuario y catequista. Pero desde hace 10 años, junto con vecinos de la zona sur, trabaja enla Huerta AgroecológicaRosarina Linda, de calle San Martín al 7200, donde gracias a un convenio con el programa Prohuerta, del Inta, siembran todo tipo de verduras y frutas. En el mismo lugar también funciona un comedor comunitario, que se sostiene con aportes dela Municipalidadde Rosario. Ambas iniciativas, además de plantar solidaridad en un territorio postergado de la ciudad, tienen otro plus: están dirigidas a jóvenes y adultos que decidieron encarar el difícil proceso de salir de las adicciones.

—¿Cuándo empezó a trabajar en la huerta?

—Era catequista de la parroquia del barrioLa Floresy del Programa de Agricultura Urbana dela Municipalidadnos ofrecieron semillas. En 1992 empezamos en un rinconcito, limpiamos el terreno y lo cercamos. De a poco se fue desmantelando la villa y la cancha de fútbol que había en el lugar y hoy tenemos casi cuatro hectáreas. La misma gente me decía que hagamos la huerta. Me capacité en el Prohuerta, que es un programa con fuerte penetración territorial y valoración social, trabajando en la incorporación de técnicas de seguridad alimentaria y de alimentos frescos en la dieta de hogares pobres en todo el ámbito nacional.

—¿Qué siembran?

—En invierno acelga, lechuga, radicheta, remolacha, perejil, ajo y cebolla. En verano tomate, pimiento, berenjena, zapallo, melón y sandía. En 2001 entraron en auge las huertas. Con los planes sociales fue que la mayor parte de la gente comenzó a tomar conciencia, y empezamos a vender la producción en ferias, enla Plaza Sarmiento.

—¿Quiénes trabajan en la huerta?

— Personas que fueron alcohólicas y se recuperaron, chicos que tienen problemas con las drogas y el alcohol. Tratamos de encauzarlos y que se superen. Hay chicos de 20 años y personas más grandes, queremos hacer el vivero con plantas aromáticas para poder venderlas. Sabemos lo que es la necesidad. La idea es mostrarles el camino, que trabajen y se ganen su dinero. También vendemos en las ferias. En la de plaza San Martín los lunes y miércoles, los jueves en la de Plaza López y los viernes en la de bajada Puccio, en Alberdi. Y con la red de huerteros que se está formando entregamos pedidos a domicilio

—¿Qué utilizan para que salga una buena cosecha?

—Tenemos nuestro propio abono, no usamos fertilizantes, ningún veneno. No hacemos monocultivo, el bicho ataca por el color y el olor. Si necesitamos insecticida lo hacemos nosotros con yuyos aromáticos, cenizas, como una especie de fumigación en seco. Tenemos lombrices californianas para que hagan abonos. No se tira nada, todo se recicla.

—¿Qué proyectos tienen?

— Queremos terminar la vivienda para el casero que cuida el predio, la estamos haciendo con nuestro esfuerzo. Queremos tener resguardadas nuestras herramientas para trabajar, porque ya nos robaron todo. La gente no está acostumbrada a trabajar en grupo. Explicamos que a lo mejor uno produce y otra persona tiene en cambio más habilidad para hablar, y si se juntan pueden vender más. Trabajamos con la red de huerteros. Necesitamos la maquinaria,la Municipalidadnos presta un tractor y nos ayuda un montón.

—Además de la huerta, tienen un comedor…

—Sí,la Municipalidadnos entrega 2.400 pesos por mes y hacemos dos veces por semana la comida, los miércoles y viernes al mediodía. Por la tarde preparamos la merienda con facturas . Queremos que la gente venga, se lleve su vianda y coma en su casa.

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