País

Obesidad y malnutrición

Según Unicef, dos de cada cinco adolescentes tienen sobrepeso en el país

Argentina presenta la mayor prevalencia de América Latina respecto de la malnutrición, el sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes. "El sobrepeso infantil puede conducir a la aparición temprana de diabetes tipo 2, estigmatización y depresión", expresó un informe de Unicef


Casi dos de cada cinco adolescentes presentan sobrepeso en la Argentina, país que presenta la mayor prevalencia de América Latina respecto de la malnutrición, el sobrepeso y la obesidad, según el informe sobre el Estado Mundial de la Infancia difundido este martes por Unicef.

El reporte detalla además que un 20 por ciento de los niños menores de 5 años de América Latina y el Caribe presentan trastornos de crecimiento como consecuencia de una mal nutrición que puede comenzar incluso antes de los seis meses de edad.

De acuerdo al informe, el país de la región con mayor prevalencia de estas enfermedades es Argentina, donde casi 2 de cada 5 adolescentes tienen sobrepeso.

“El sobrepeso infantil puede conducir a la aparición temprana de diabetes tipo 2, estigmatización y depresión, y es un fuerte factor de riesgo para el desarrollo de obesidad en la edad adulta, con graves consecuencias para la salud y la economía”, indicó Unicef.

El informe precisa además que en 2018, “4,8 millones de niños y niñas menores de 5 años sufrieron retraso en el crecimiento, 700 mil de mal nutrición y 4 millones tenían sobrepeso, incluyendo obesidad”.

Estas tendencias reflejan un crecimiento deficiente y ponen a los niños en riesgo de sufrir infecciones, disminuir sus habilidades de aprendizaje y, en algunos casos, morir.

De los 18 países de la región que cuentan con datos, Guatemala es el caso más “preocupante” con 1 de cada 2 “niños y niñas menores de 5 años que no están creciendo bien”.

Fernando Zingman, especialista en salud de Unicef Argentina, señaló a Télam que “además del serio problema de desnutrición, la región está atravesando una situación grave por la mal nutrición que afecta la salud de chicos y chicas” ya que 1 de cada 5 menores padecen trastornos vinculados a una incorrecta alimentación.

En Argentina, “el 43 por ciento de chicos entre 5 y 17 años tienen obesidad o sobrepeso, según la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, y es un número que se profundiza en los adultos”, afirmó el especialista y remarcó que “el 50 por ciento de los niños y niñas que egresan de la escuela lo hacen con sobrepeso u obesidad”.

En este sentido, Zingman explicó que la obesidad y el sobrepeso genera “problemas en el presente” de los niños y adolescentes ya que conlleva una “reducción de la movilidad, lo que los excluye de algunas actividades y a veces son estigmatizados o víctimas de bullying, generando depresión”.

Asimismo, aclaró que además de los problemas de corto plazo, este tipo de patologías genera en adolescentes o adultos jóvenes “enfermedades que eran de adultos mayores como diabetes tipo 2, hígado graso y otras enfermedades metabólicas o cardiovasculares”.

Para Zingman, la obesidad o el sobrepeso son “el principal problema de salud pública” y que, en consecuencia, se debe “abordar de frente el tema de la mal nutrición”. Para ello es fundamental “una buena rotulación en los productos para el consumo, una regulación de las cosas no saludables que se comen”.

“Hay escuelas que no tienen agua potable, pero los kioscos o bufetes venden bebidas azucaradas”, apuntó el especialista y consideró que con esta situación “nos endeudamos a futuro, cortando y quitándoles años de calidad de vida a niños y adolescentes”.

La mal nutrición “por exceso” no se cambia ni corrige con “una aproximación médica, desde muy chiquitos, los niños y niñas se adaptan a ciertas modalidades de consumo, los hábitos de comida son importantes y se adquieren desde el comienzo”, apuntó el especialista.

Y consideró “fundamental” que se “regulen las publicidades, que se generen entornos saludables, casi todos los chicos están en el sistema educativo entre 5 y 8 horas por día, si les ofrecemos bebidas azucaradas o alimentos no saludables, colaboramos a costumbres de difícil erradicación”.

“A veces –continuó– sucede también que en la casa, los padres compran esa idea que hay alimentos que son sanos, como un postrecito edulcorado que ofrece una vitamina determinada pero a su vez contiene azúcar libre, o aportes hipercalóricos y cosas que no son para nada saludables”, por ello es indispensable un “etiquetado de emergencia, con eso se logra al menos advertir”, ejemplificó Zingman.

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