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Secretaría de la juventud: mirar el pasado para construir el futuro

Formar a los jóvenes con la herencia de una historia poblada de convicciones y conquistas, de organización y de lucha es el objetivo fundamental que persigue la Secretaría de la Juventud de la Federación Nacional de Camioneros


Formar a los jóvenes con la herencia de una historia poblada de convicciones y conquistas, de organización y de lucha, es una tarea decisiva para el futuro de nuestra organización y de todo el movimiento obrero. De eso se encarga justamente la Secretaría de la Juventud de la Federación Nacional de Camioneros. De traducir un legado inmenso a los jóvenes dirigentes del presente y brindarle las herramientas teóricas y prácticas para que se hagan cargo de las banderas que les han dado dignidad a los trabajadores de nuestra patria.

El secretario y responsable de esta tarea, fundamental para la permanencia en el tiempo de cualquier institución, es nuestro compañero Jerónimo Moyano, garante del virtuoso trasvasamiento generacional.

No obstante, lo primero que aclara Jerónimo es que para asegurar esta continuidad histórica tiene que existir previamente la voluntad política de la conducción. Es a partir de la decisión de Hugo Moyano como máximo responsable de la Federación, que ha sido posible darle vitalidad a esta secretaría y generar los espacios para lograr el objetivo de que los jóvenes puedan desarrollarse.

La historia de nuestro gremio es un valor que Jerónimo se encarga de cuidar y difundir. Militando cada espacio donde estén los trabajadores desarrollando sus tareas, a través de distintos encuentros u organizando jornadas junto a compañeros que llevan años dando sus luchas, se va generando esta transmisión. “Se nota un entusiasmo de los jóvenes que se vienen sumando a las capacitaciones gremiales y políticas. Forma parte de nuestra idea de lograr hacer el recambio generacional. Los que tienen menos de 30 años por ahí no saben cuál es nuestra historia, así que nos proponemos trasmitirlo, que sepan lo que costó para que lo aprendan y para que lo defiendan por sus propios intereses”, nos comenta. Y, ¿Cuál es nuestra historia?

Un repaso: el sindicalismo argentino y la historia camionera

Se puede afirmar que el sindicalismo argentino es una excepción respecto a lo que sucede en cualquier otro lugar del mundo. Apuntalado por el General Perón desde su primera presidencia, logró avances extraordinarios para el conjunto de los trabajadores que percibieron, entre otros beneficios, el aguinaldo por primera vez, tuvieron sus vacaciones pagas y sus convenios colectivos, resguardándolos de las injusticias de las patronales. Pero además, este sindicalismo consolidado al calor del peronismo entendió que al trabajador se lo dignificaba con acciones que debían sobrepasar los límites de la mera jornada laboral. Los hoteles sindicales construidos en las principales ciudades turísticas, como Mar del Plata o el interior cordobés, las líneas de crédito personales para acceder a viviendas u otros bienes de valor, la protección de la salud mediante un sistema solidario de obras sociales fueron algunos de los hechos concretos que ratificaron cuál era la línea que debía adoptar la causa de los trabajadores.

En las oscuras épocas de la proscripción, las centrales sindicales se replegaron sobre sus bases para resistir el intento (absurdo) de “desperonizar” a la sociedad y de borrar a los trabajadores para siempre del mapa de poder argentino. Subestimaron su capacidad de organización y su lealtad a quien le había dado todo.

Es en estos tiempos cuando se da el primero de los dos grandes hechos que le van a dar una identidad concreta a nuestra historia camionera. En 1968 confluyeron todos los gremios de la actividad conformando por primera vez la Federación Nacional, siendo el de Santa Fe uno de ellos, formando parte de la línea fundadora. Fue el nacimiento de una construcción nacional y de un espacio de pertenencia mucho más amplio.

La llegada de Hugo

Casi dos décadas después llegaba a la conducción del sindicato de Buenos Aires primero y de la Federación después, el compañero Hugo Antonio Moyano. Este hecho implicaría el segundo hecho crucial de nuestra historia camionera. Aquellas acciones que habían orientado a los sindicatos durante el primer peronismo fueron interpretadas cabalmente por la nueva conducción y puestas en práctica para un mejoramiento ostensible en la calidad de vida de los trabajadores camioneros. Con una diferencia. Ya no estaba Perón sino Menem cumpliendo con el “decálogo del buen gobierno”, aplicando cada una de las medidas neoliberales que fueran necesarias para mantener “relaciones carnales” con los Estados Unidos y los países centrales de Europa.

De los trabajadores se hicieron cargo quienes pusieron lo que había que poner, sosteniéndolo con el cuerpo en la calle y con convicciones inquebrantables en cada espacio de lucha, ante la demonización permanente que se realizaba desde la derecha, los medios de comunicación y el partido judicial. Pero lo que no mata fortalece. Y agotado el modelo de la convertibilidad, y tras las trágicas jornadas de diciembre de 2001, con condiciones más favorables, se consolidó como un sindicato de referencia para el resto de las organizaciones gremiales, obteniendo grandes avances para sus bases, sin recetas mágicas pero con esfuerzo y convicción, brindándose por cada compañero y ganándose su confianza, alentándolo a pelear por lo que le correspondía.

En este breve repaso se entiende entonces porqué pertenecer a este espacio es un motivo de orgullo como trabajadores y transmitirlo una necesidad.

Las amenazas actuales

Comprender el pasado es crucial porque las amenazas serán cada vez mayores. El sindicalismo molesta. La organización de los trabajadores comprometidos en defender y avanzar por sus derechos, sus condiciones de vida, su salud laboral, etc. va a contramano de los intereses del actual contexto a nivel global. El sindicalismo está en la mira porque se opone directamente a “cómo tiene que ser el mundo hoy”: individualista, superficial, indiferente ante los débiles. Quienes se oponen son adversarios fuertes y poderosos, pero nosotros somos muchos, estamos unidos y tenemos una historia que merece ser conocida.

En Argentina, el sindicalismo y el peronismo tienen una trayectoria hermanada. Tal como lo hizo Hugo hace más de treinta años, Jerónimo también ve en el Justicialismo las ideas adecuadas para el fortalecimiento de los trabajadores, interpretando que esta doctrina es el presente y el futuro: “Estamos en una etapa histórica en la que se cuestiona al peronismo. La premisa con la que trabajamos es la de transmitir que lo que tenemos que hacer es volver al peronismo de Perón. El actor fundamental tiene que ser el sindicalismo y principalmente la juventud”.

Tareas del presente

El 7 de mayo de 2013, por iniciativa del propio Hugo Moyano, se creó el Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo (CET), logrando en estos primeros nueve años un importante crecimiento. Esta herramienta se vuelve absolutamente relevante para quienes formamos parte del movimiento obrero y es imprescindible darla a conocer. Nuevamente conviene reconocer en nuestra conducción la actualización de las más profundas consignas peronistas.

Perón siempre entendió que dentro del juego democrático lo mejor que se podía hacer era estimular la democracia popular por sobre la democracia representativa y liberal. Los casos de personajes que han llegado por el voto popular a ocupar lugares para luego olvidarse de quienes los habían apoyado son innumerables. Por eso, la alternativa es organizarse y para eso nada mejor que un instrumento tejido por los propios trabajadores. Al respecto, Jerónimo señala que “ante todo somos dirigentes gremiales. Acompañamos a la política cuando ese sector va a proteger a los trabajadores. El CET tiene un objetivo clarísimo: que los trabajadores no solo acompañen un proyecto político, sino que también se involucren y participen de las mesas de discusión. Los trabajadores deben hacer política y participar de forma directa en las transformaciones que se quieren realizar”.

Además deposita toda la confianza en la clase trabajadora ya que “tienen más autoridad para discutir sobre un proyecto colectivo porque son quienes hacen crecer las riquezas de un país con su trabajo, los que mejor conocen lo que pasa, los que ponen el lomo en la calle”. Y agrega: “Este partido es una herramienta y tenemos que poner énfasis en ella. No solo sumar a los camioneros sino a todo el movimiento obrero organizado. Con raíces peronistas. Eso es algo muy importante a transmitir: no solo acompañar sino construir política. Debemos acostumbrarnos a competir por lugares propios”.

Como un mandato que atraviesa a toda la familia, Jerónimo remarca que desde la llegada del compañero Pablo Moyano a la CGT, también allí se abrió un espacio de juventudes que viene creciendo notablemente. Pablo fue un baluarte en la resistencia a los programas del macrismo que buscaban debilitar al movimiento obrero mediante la reforma laboral. Esa historia también forma parte de nuestro acervo y el día de mañana deberá también ser tomada como una bandera de lucha por las próximas generaciones.

Desde un presente complejo la Secretaría de la Juventud, a través su secretario Jerónimo Moyano, continúa su tarea, formando a los dirigentes del futuro con la materia prima de un pasado construido por miles de compañeros que se brindaron por un oficio y una causa colectiva, dejándonos en un lugar de privilegio en la escena del sindicalismo argentino y con un enorme legado a transmitirse. Con esta historia y con el trabajo del presente el futuro estará en buenas manos.

 

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