Sebastián Marset es un uruguayo, de 32 años, y está considerado como el líder narco del Primer Cartel Uruguayo (PCU) por el que desde 2019 traficó unas 16 toneladas de cocaína en contenedores desde Paraguay a Europa. Llamado el gerente de la Hidrovía del Paraná tiene captura con alerta roja de Interpol desde 2022. Los busca la Justicia de Bolivia, Paraguay y Colombia junto a la agencias estadounidenses DEA y el FBI, no sólo por narcotráfico y lavado de activos sino también por el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, pero supo burlar todos los controles comprando muchas voluntades.
El mes pasado, Marset subió la apuesta y desde algún lugar de Paraguay, dio una entrevista exclusiva a la periodista Patricia Martín del programa uruguayo Santo y Seña de Canal 4 donde contó que pagó a altos mandos de al menos dos países para poder seguir prófugo y desligó responsabilidades de las autoridades de su país. Las réplicas de esa nota salpicaron aún más a la política de estos países y ahora continuaron con la sede paraguaya de Interpol y con la Federación de Fútbol boliviano.
“Cuando hablan de Sebastián Marset: dicen, dicen. Yo quiero saber –ojalá nunca tengan la oportunidad–, pero si alguna vez me capturan, vean de todo lo que dicen de que soy tienen pruebas”, fue como arrancó la entrevista con la periodista, quien fue llevada desde Uruguay en avión a Paraguay.
La condiciones que puso el líder narco fueron que tenía que viajar sola, sin equipos de comunicación, ni colegas mientras que la periodista solicitó que la acompañara el abogado de Marset, Santiago Moratorio. Nunca le dio precisiones y la hizo apagar su celular.
Martín sólo pudo avisarle a su familia que estaba bien luego de 48 horas, cuando ya estaba en la casa donde se escondía el narco junto a sus cuatro pequeños hijos y su esposa. Para llegar a esa mansión, que sospechan estaba cercana a la frontera con Brasil y fuertemente custodiada, Martín viajó en camionetas y se subió a dos helicópteros.
En la entrevista televisada el domingo 11 de noviembre pasado por Santo y Seña, Marset dijo que confiaba en la Justicia uruguaya y que por ello quería que su hermano Diego, su esposa, la paraguaya Gianina García Troche, y su cuñado Mauro, quienes poseen captura por Interpol, fueran juzgados en su país.
Insistió en que no estaban envueltos en el lavado de activos, como lo señala la investigación paraguaya. “Nunca metí a mi familia. No hay nadie de mi familia adentro y nunca pienso meter a mi familia”, repitió durante la nota.
“Quiero que se haga justicia, porque mi hermano, mi cuñado y mi señora no tienen nada que ver en mis cosas. Y en la operación A Ultranza Py, cero”, afirmó para hacer referencia al megaoperativo que se desplegó el 22 de febrero de 2022 donde Marset comenzó a tener captura internacional por estar considerado uno de los líderes de la estructura dedicada al tráfico de unas 16 toneladas cocaína por contenedores desde Paraguay hacia Europa.
Uno de los fiscales que intervino en esta investigación fue Marcelo Pecci, quien fue acribillado por sicarios en jet sky el 10 de mayo de 2022 en la isla colombiana de Barú, donde estaba de luna de miel. En ese marco, el Departamento de Estado estadounidense ofreció una recompensa de 5 millones de dólares por información que ayudara a identificar a los responsables y apuntaron a Marset. Por el crimen del fiscal antimafia hay 11 detenidos, siete de nacionalidad colombiana y dos oriundos de Venezuela.
“No tengo ni un 0,1% que ver en eso. No conocía a Marcelo Pecci. Lo conocí cuando lo vi en la tele. Me parece que ahí le erraron feo, por eso salí a defenderme. No hay nada contra mí en ese caso”, remarcó.
Su “formación” y el pasaporte
“En la cárcel se aprende mucho. Lo bueno y lo malo”, señaló Marset en otra parte del reportaje que dio midiendo sus palabras. Así se refería a la única vez que fue condenado. Tenía 21 años cuando reconoció en un juicio abreviado que era el destinatario de los 450 kilos de marihuana y recibió una pena a poco más de cuatro años entre 2013 y 2018, en Uruguay.
Al recuperar la libertad, vivió en Bolivia y Paraguay donde fue productor de espectáculos, cantó y jugó al fútbol profesional hasta 2021 cuando intentó radicarse en Turquía. Fue en septiembre de ese año que quedó detenido en el aeropuerto de Dubai luego de que las autoridades de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) descubrieran que tenía un pasaporte paraguayo falso.
Desde prisión tramitó un pasaporte a su país que consiguió a los días e hizo temblar al gobierno de Luis Lacalle Pou, quien recibió acusaciones de la oposición por haber sido exprés y por el que se dijo el narco pagó 10 millones de dólares.
La crisis política generada llevó a la renuncia del ministro del Interior de Uruguay Luis Alberto Heber; de su segundo, Guillermo Maciel; del canciller Francisco Bustillo, y del asesor presidencial en comunicación, Roberto Lafluf.
En la entrevista, Marset aseguró que no pagó un dólar por ese pasaporte y que no fue exprés sino que tuvo insistir mucho. “De mi parte nunca fue dinero para ningún político de Uruguay”, sostuvo y agregó que “es polémico porque la política lo quiso así. Si me hubieran dicho: «hay que pagar tanto para que te den el pasaporte exprés», yo lo hubiera pagado. Pero mi abogado me dijo: «te lo tienen que dar, es un derecho», e insistí, mi mujer se movió muchísimo, me lo dieron. No había que pagar nada”.
Escapes de la Justicia paraguaya y boliviana
“Aprendí cosas que me llevaron a llegar adonde estoy ahora. El negocio que elegí no es muy bueno, hay mucha traición. Aprendí a cuidarme”, reflexionó en otro tramo de la nota en la que se definió como un profesional para señalar que “el que vende no consume”.
Tras recuperar la libertad en Dubai, Marset se movería durante cinco meses por distintos países haciendo uso de tres identidades que incluyen su nombre real, una boliviana, Gabriel De Souza Beumer y otra brasileña, Luis Paulo Amorín Santos.
Hasta que llegó febrero de 2022 cuando la mayoría de sus lugartenientes y allegados fueron detenidos en el megaoperativo A Ultranza Py. “Para mí esa operación no tiene muchas raíces. Sí puedo estar involucrado, pero hay muchas cosas que no son como las cuentan”, dijo.
A finales de julio pasado, los investigadores lo localizaron en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, las autoridades organizaron otro megaoperativo con unos 3.000 uniformados, pero a Marset le avisaron y pudo escapar con su familia bajo la cobertura de su custodia. Tras ese operativo fueron detenidos 17 presuntos colaboradores.
El uruguayo estaba acostumbrado a mandar audios a distintos medios, pero esta fue la primera vez que aceptó una entrevista televisiva donde criticó al ministro de Gobierno boliviano, Carlos Eduardo del Castillo, a quien calificó como mentiroso y afirmó que recibía dinero narco. “Hay países en los que el narcotráfico es el pan de cada día”, señaló para agregar que no confía en la Justica de Paraguay ni en la de Bolivia. Uruguay, según Marset, es el país menos corrupto de Sudamérica.
“Gracias a la ayuda del director de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN) logré irme, porque él me avisó que el ministro ya había dado orden de aprehensión contra mí. Y, bueno, agarró una platita y me avisó que me fuera”, explicó.
Su declaración desató una tormenta política en Bolivia. El general Ismael Villca, director de la FELCN catalogó los señalamientos como una “operación de desinformación”, pero la sospecha de corrupción ya había quedado plasmada no sólo en la sociedad sino también en la oposición al presidente Luis Arce.
Con esos cimbronazos en la política boliviana, la captura de Marset se transformó en una cuestión de Estado y la última medida que se conoció fue a principios de este mes cuando la Fiscalía allanó las oficinas de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) y del Club Deportivo Blooming en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra donde sospechan que Marset se refugiaba desde 2019.
El objetivo fue buscar documentación de presuntos cómplices en la dirigencia del fútbol, debido a que el uruguayo financiaba al club local Los Leones del Torno y donde también jugaba como delantero bajo el nombre de Luis Amorín, de acuerdo con reportes de la prensa boliviana.
Además hubo coletazos en Paraguay donde destituyeron al jefe de Gabinete de Interpol y a 17 agentes luego de descubrir que habían levantado el alerta roja para que su pareja y José Estigarribia, ex funcionario de la Fiscalía paraguaya, pudieran regresar a ese país sin ser detectados. Luego cayeron otros tres policías paraguayos de Interpol, también por borrar el código rojo.
En la entrevista, Marset se despachó contra regulación de cualquier droga al considerar que sería un “narcotráfico legal” autorizado por “la otra mafia”, refiriéndose a los políticos.
“Para terminar con el narcotráfico, tienen que terminar primero con los policías y políticos corruptos. Y hay muchos”, explicó Marset tal vez con conocimiento de causa debido a que la provocadora entrevista se emitió hace más de un mes y las Policías de Bolivia, Paraguay, Colombia y Estados Unidos no tiene rastros de su paradero.
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