El precio de la hoja verde de yerba mate que la industria le paga a los productores está regulado por un Instituto en el que están representados todos los actores de la cadena de valor del producto. Si no hay acuerdo entre partes, es el Gobierno el que debe fijar los valores. Eso es lo que pasó a fines de 2020 y volvió a suceder, por lo que el Ministerio de Agricultura intervino. Este jueves, por medio de una Resolución publicada en el Boletín Oficial, se fijó un nuevo valor mínimo: 36.830 pesos por tonelada, lo que implica un 34% más que los 24.390 pesos de un año antes y un 24% arriba del anterior laudo, en mayo pasado.
La Resolución 144/2021, con la firma del secretario de Agricultura Jorge Solmi, establece el piso de 36,83 pesos para el kilo de hoja verde que los productores venden a los secaderos. Es valor se mantiene hasta abril de 2022. Otro precio mínimo fijado es el del primer proceso industrial, la yerba canchada (zapecada, secada y primer molido grueso): 139.954 pesos por tonelada. Después de esos procesos, siguen la molienda fina, el estacionamiento y el envasado. Una estimación aproximada del valor al consumidor es cuatro veces el del precio de la yerba canchada.
Los precios de referencia son fijados dos veces al año por el Instituto Nacional de la Yerba Mate, pero cuando no se ponen de acuerdo las partes, como en este caso, la ley 25.564 establece que es el Ejecutivo nacional, a través de la Secretaría de Agricultura, quien lo impone.
Con el verde más caro, cayó el consumo
“Cuando no tengas ni fe, ni yerba de ayer, secándose al sol”, dice la letra que Enrique Santos Discépolo escribió en 1929 para el tango Yira yira. Un consumo popular que hace tres lustros viene en descenso.
Un informe del Instituto en base a datos propios y del Ministerio de Economía indica que en 2005 el consumo de yerba mate por persona y en un año fue de 6,32 kilogramos en la Argentina. Entonces, el país contaba con 38.402.889 habitantes. Las ventas al mercado interno fueron de 239.907,422 kilogramos del producto elaborado. En 2020, el consumo per cápita bajó a 5,92 kilogramos. Pero como la población había crecido a 45.376.763 personas, los despachos ascendieron a 268.826.525 kilogramos.
La conclusión, dicen desde el Instituto, es que en los últimos 15 años creció la población y la cantidad de kilos comercializados en el país, pero se redujo el consumo per cápita.
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