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Se tiró un clavado: otro auto cayó en un pozo de Aguas

El hecho ocurrió a las cinco de la mañana en Entre Ríos y Rueda. Es el segundo caso en cuatro meses.

La imagen tiene cierta semejanza con la de cualquier thriller policial. Pero, aunque no parezca, refleja un hecho ocurrido en la ciudad. El conductor de un vehículo Fiat Palio resultó, para su propia fortuna, sólo con algunos “machucones” luego de caer ayer a la madrugada a un pozo de la empresa Aguas Santafesinas (Assa) ubicado en inmediaciones de Entre Ríos y Rueda.  El de ayer es el segundo caso en cuatro meses. En marzo, otro auto había caído en un gran “cráter” en calle Corrientes entre Cochabamba y Pasco. La diferencia es que aquella vez el vehículo se había desplomado por completo al interior de la apertura ya que ésta tenía cinco metros de profundidad, mientras que el accidente de ayer sucedió en un pozo de “sólo” un metro y medio.  

El hecho se registró alrededor de las cinco de la mañana  de ayer cuando un joven de 28 años, identificado como Javier José V, conducía su auto por Entre Ríos y no advirtió la presencia del bache de unos 5 metros de largo y algo más de uno de ancho (y con un metro y medio de profundidad) que contaba con la correspondiente señalización. A pesar de intentar maniobrar a centímetros del pozo, el joven no pudo esquivarlo y el Palio se precipitó en su interior. En diálogo con este medio, ya por la tarde y en la habitación de su casa donde se encontraba reposando, el conductor sostuvo que no pudo advertir el “corralito” que coloca Aguas Santafesinas en cada una de sus intervenciones debido a la neblina que imperaba en la noche. “Tenía los vidrios empañados. Cuando vi el pozo ya lo tenían delante”, explicó Javier, quien además agregó que venía a una velocidad a la que calificó como “normal” ya que había tomado calle Entre Ríos “una cuadra antes”.     

El muchacho logró salir al instante por la ventanilla ayudado por dos personas que transitaban por el lugar en moto. A los pocos minutos llegaron a ese sector de  zona sur su padre y personal policial, de la Guardia Urbana Municipal (GUM) y los bomberos, quienes con la grúa trabajaron un buen rato para retirar el vehículo color bordó, cuyo tren delantero había quedado dentro del pozo. En tanto, el joven fue llevado de inmediato a su casa y hasta ayer por la tarde, y tras las primeras placas radiográficas que le habían tomado, no se le había detectado ninguna lesión ósea. “Sólo tengo algunos dolores en la espalda y musculares. Nada más”, le confió Javier a El Ciudadano. 

En tanto, en declaraciones radiales a los pocos minutos de sucedido el accidente, Conrado, el padre del joven, había señalado que por lo acontecido irá la Justicia.  “Nuestros abogados se harán cargo de ahora en más de actuar después se verá que pasa”, dijo,  sin ahondar más en la cuestión y a pesar de que el arreglo estaba señalizado de acuerdo a lo que rige en la normativa.

Casi dos centenares de corralitos

En la propia empresa que provee el servicio de aguas admiten que el reclamo de los vecinos ante la incomodidad que se genera en la circulación tanto en calles como en veredas es en cierta forma justificado. Desde Aguas Santafesinas explicaron ayer que en la actualidad hay instalados en la ciudad alrededor de 170 corralitos en calzadas cercando las intervenciones que se generan a raíz de las roturas de caños. “Se está trabajando a buen ritmo. Estamos recuperando el nivel de mantenimiento que tuvimos  a mediados del año pasado”, explicó a El Ciudadano Guillermo Lanfranco, gerente de Relaciones Institucionales de la compañía. Según informó el funcionario, desde noviembre del año pasado y hasta mediados de febrero de 2010 llegaron a ser alrededor de 300 los corralitos que se instalaron sólo en calzadas en Rosario. 

El funcionario explicó igualmente que el problema no es la cantidad de arreglos, sino las demoras en la finalización de los trabajos. En este sentido, sostuvo que de acuerdo a los cálculos que hacen en la compañía actualmente en promedio un arreglo  en vía pública se está resolviendo en 30 días, cuando a finales del año pasado y principios de éste, por problemas presupuestarios, existieron corralitos  que llegaron a estar hasta dos meses en las calles sin que nadie los repare.

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