Un matrimonio porteño decidió separase de palabra. Él se fue a vivir solo a otro lugar y a los pocos meses empezó una nueva relación con otra mujer. Su ex esposa mandó a sacar fotos a la pareja y consiguió testigos que confirmaran lo que ella consideraba una infidelidad.
La Justicia le dio la razón: la sala A de la Cámara Civil porteña consideró adúltero al hombre y lo responsabilizó por el divorcio. Para los camaristas, la separación de hecho de un matrimonio no los excluye del adulterio.
“Resulta indispensable el pronunciamiento judicial que decrete la separación o el divorcio de los cónyuges. Pues, mientras tanto, la comprobada relación sexual extramatrimonial provoca la configuración de la causal de adulterio”, argumentaron los camaristas Hugo Molteni, Ricardo Li Rosi y Fernando Posse Saguier.
Según el fallo, “la circunstancia de que se hubiera producido la separación de hecho entre los esposos, de ningún modo los autoriza a cometer esta afrenta, en tanto el deber de fidelidad se perpetúa durante la vigencia del vínculo y no concluye por el mero distanciamiento, que carece de virtualidad para exculpar las trasgresiones cometidas respecto a ese fundamental deber”.
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