Dos trans detenidas en la cárcel de Coronda solicitaron ser realojadas en un penal de mujeres y en los próximos días comenzarán a convivir en la Unidad Penitenciaria Nº 5 de Rosario. De esa forma, los lugares de encierro de la ciudad pondrán en marcha los derechos que establece la ley 26.743, entre ellos, que por identidad de género debe entenderse “la vivencia interna e individual” de cada persona, corresponda o no con el sexo asignado al nacer. Si bien la mayoría de las internas celebraron la iniciativa, algunas expresaron sus miedos: desventaja de fuerza en las peleas, celos de sus maridos o falsos travestis son algunos de los planteos que expresaron durante un mini debate con El Ciudadano.
“Más allá de que duerman o no duerman con nosotras, es lo mismo, porque no hay que discriminar. Son seres humanos igual que nosotras. Si ellos se sienten mujeres hay que apoyarlos en la decisión que toman”, dijo una de las detenidas, en tanto otra agregó: “La mayoría de las chicas que se oponen se basan en las opiniones de sus maridos, que son celosos. Porque aunque sean identificados con documentación de mujer no dejan de ser hombres porque tienen miembro masculino”.
En ese sentido, una de las detenidas de la planta baja fue directo a los números: “Somos 16 y debe haber 4 que se oponen. Yo me pongo en el lugar de mamá. No discrimino a las personas porque tengo hijos varones y no sé con lo que me pueden salir. En cuestión de convivencia nunca he tenido problemas con nadie y no me molestaría que vinieran. Mi único problema es si son limpios. Es la suciedad lo que no tolero. Pero de ahí en más no tengo problema que vengan. Si uno está en su mundo y no se mete con nadie es tranquilo. Pero si anda en cualquiera y se mete en chismerío barato va a haber problemas”.
El miedo a la diferencia de fuerza en caso de peleas fue el que más se mencionó. “Si me pega una piña lo agarro a puñaladas”, sintetizó una de las detenidas tras aclarar que nunca se dejaría golpear, aunque fue una de las más fervientes defensoras de que las travestis que quieran alojarse con mujeres lo hagan porque les corresponde. “Si se arma una pelea obvio que tienen la fuerza de un hombre, más allá de que la figura sea de mujer. Pero de mi parte tuve amigos así y son personas que si las sabés llevar son buenas, es como todos”, agregó.
Otro de los planteos expresados por algunas internas fue su temor a que “cualquiera se haga pasar por trans” para ser alojado con mujeres. Pero enseguida, una compañera que conoce más de una docena de penales a lo largo y ancho del país le respondió: “Si a lo mejor son hombres que no saben caminar una cárcel, automáticamente se hacen «la nena» para venir a estos lugares. Pero si vienen con la idea de que van a llevar al penal, se equivocan. Porque como hay gente de esa, hay presas viejas que saben cómo manejar la situación, en ese sentido están errados. No van a venir a manejar nada. Van a tener que adaptarse al ritmo de convivencia nuestra. No nosotras a la que tienen ellos allá”, aclaró.
Más miedos infundados fueron planteados por internas en nombre de madres que conviven con sus hijos. “Ese tema no tienen nada que ver. No van a venir acá justamente a manosear una criatura. Las madres que viven con sus bebés tienen compañeras que son lesbianas y por qué no vamos a tenerlos a ellos”, dijo una de las chicas mientras otra agregó: “Si es por los bebés, en la calle quién no tiene amigos así. Todo es un punto de vista. Pienso que si son reservados no van a andar desnudos delante de un niño. Es según la forma en que se lo hable y se le haga entender la situación. Estoy segura que tienen respeto, estamos todas de acuerdo menos una”, dijo una de las chicas del pabellón de la planta alta.
En tanto, las internas que no aceptan la nueva convivencia no reconocen la identidad de sus nuevas compañeras. “No me parece bien porque son hombres disfrazados de mujer. No discrimino, pero este no es el lugar para que convivamos con personas así. La directora dice que van a dormir en otro lado, pero van a estar todo el día con nosotras. Tienen otro carácter, vienen de una cárcel de hombres, tienen la fuerza de un hombre, aunque de la cintura para arriba tengan siliconas, para abajo tienen sus miembros. La mayoría quieren que vengan pero es el morbo”, dijo una de las detenidas.
En la misma línea se expresó otra de las internas que habló en nombre del Servicio Penitenciario: “Es una humillación para las empleadas. Porque una mujer no tiene por qué estar viendo los genitales a un hombres. Por más que psicológicamente se piensen mujeres, y yo respeto todo tipo de sexualidad porque cada uno con su cuerpo puede hacer lo que quiera, pero no por eso nosotras tenemos que convivir con hombres. No es lógico. Porque si vamos a lo que es, no deja de ser un hombre. Si a él se le despierta la sexualidad masculina, bien podría tener una relación con una de nosotras, igualmente, si agresivamente llega a tener una discusión con nosotras mujeres, nos golpearía como un hombre, y nosotras no tendríamos defensa hacia él”.
Por su parte, sin dar nombres, los empleados penitenciarios se manifestaron en contra y entre algunos planteos dijeron que ahora “las chicas se van a hacer embarazar” para cumplir la prisión desde su casa.
“Antes eras mujer o varón, ahora hay más”
Mercedes Martorell, directora general de Políticas de Género de la cartera de Desarrollo Social, dijo que el pedido de las dos trans detenidas en Coronda para ser realojadas en un penal de mujeres “se tomó con mucho respeto y seriedad”, al tiempo que llamó a “romper mitos, bajar prejuicios e ir al encuentro” del otro. “Son como cualquier persona, buenos y malos. Es necesario trabajar en los prejuicios y en los mitos y respetar esa identidad del otro que muchas veces está en proceso, en una búsqueda. El trabajo empieza con uno mismo”, dijo Martorell tras manifestar que “uno se impacta porque tiene que transformar su propia identidad aceptando al otro”.
La funcionaria expresó que la dirección provincial que preside acompañó la capacitación y los cursos de género a empleados penitenciarios: “Tratamos de apoyar este proceso que es nuevo, se da de a poco y resolviendo cada situación. Pusimos la máxima voluntad y estamos dispuestos a colaborar en este camino, en el que no hay nada escrito y todo está por hacerse”, refirió tras remarcar que quiere evitar cualquier sesgo de discriminación.
“Por trans se entiende a personas que van cambiando su identidad sexual. Algunas tienen un cambio físico, otras solo en apariencia y otras avanzan en operaciones”, explicó Martorell tras incluir en el término las acepciones de transgénero, travesti y transexual. “En un momento de la historia eras mujer o varón. Ahora hay personas que se sienten trans”, agregó.
Por su parte, el subsecretario de Asuntos Penitenciarios, Pablo Cococcioni, dijo que en las últimas semanas se profundizó el programa de capacitación del personal penitenciario a fin de cumplimentar de la mejor forma posible el traslado de las dos travestis alojadas en Coronda. En ese sentido, dijo que surgieron interrogantes propios del cambio, que se están resolviendo en forma interdisciplinaria y que en los próximos días va a salir una resolución para determinar, por ejemplo, que las requisas a trans serán realizadas por empleadas penitenciarias, o que las duchas serán separadas del resto de las internas.
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