Policiales

El delito de ser pobre

Se llevó leche y pañales de una farmacia y lo dejaron dos semanas preso

Sin recursos para alimentar a sus hijos, un hombre recordó que el dueño de un local al que le cuidaba el auto le había dicho que podía llevar mercadería para sus hijos. Fue y llevó alimento y elementos de limpieza. A los metros fue preso y durmió 15 días en una celda. Este lunes recuperó la libertad


Imagen ilustrativa.

Jorge tiene 29 años y se gana la vida cuidando y lavando autos. Tiene tres hijos y muy pocos recursos. A una cuadra del lugar donde trabaja, en Avellaneda y Santa Fe, hay una farmacia. Su abogado es Cesar Ceragioli y contó que más de una vez el joven le lavó el auto al dueño de la farmacia. Incluso, al comentarle de su situación de vulnerabilidad, el dueño le dijo que si alguna vez necesitaba algo para sus hijos –sólo para ellos–, fuera a pedirlo al local. Jorge le tomó la palabra.

La tardecita del 15 de septiembre se acercó a la farmacia y le dijo a las empleadas que había hablado con el dueño y que necesitaba dos paquetes de pañales y tres tarros de leche. Las trabajadoras le dijeron que no. “Intervino el encargado, pero Jorge les dijo que igual se las llevaba y después hablaba con el dueño”, contó a El Ciudadano, el abogado del hombre.

El defensor continuó con la secuencia: “Jorge salió del local, le entregó la mercadería a su pareja y caminó unos 40 metros. En ese lugar fue detenido por la Policía y después fue imputado de robo calificado por el uso de arma blanca y lo dejaron preso en una audiencia que se realizó el 18 de septiembre”.

El fiscal Guillermo Apanowicz había pedido una prisión preventiva sin plazo, lo que puede extender hasta dos años, pero el juez no le hizo caso. Este lunes se hizo una nueva audiencia, donde discutieron Jorge estaba armado, algo que finalmente fue descartado. Entonces el joven recuperó la libertad, pero no podrá acercarse al local ni a los empleados.

Qué fue

Para el abogado de Jorge, lo que ocurrió no fue un robo. “Podemos discutir si fue un hurto o un abuso de confianza, e incluso la posibilidad de un hecho atípico, es decir, una conducta que no encuadra en un delito penal”, dijo Ceragioli. El abogado explicó que su cliente cumplió una condena por robo hace 8 años y le es muy difícil conseguir un trabajo. Se gana la vida cuidando coches, limpiando vidrios y su razón de ser son sus hijos de 5, 3 años y 8 meses.

La vulnerabilidad en el que vive la familia es muy importante al punto de que Jorge pensó que no podía reconocer a sus hijos porque no estaba casado. “La familia perdió los documentos en una mudanza de una vivienda precaria a otra, y desconocen el derecho que les asiste de tener una asignación (por la Asignación Universal por Hijo)”, explicó el abogado.

Para graficar el grado de vulnerabilidad Ceragioli contó que el día que quedó detenido el abogado le pidió a Jorge un número de teléfono para comunicarse con su pareja y avisarle que estaba arrestado, pero su defendido le dijo que ninguno tiene teléfono celular.

“Si hubiera querido robar se habría llevado medicamentos, que son caros y se pueden vender fácilmente. O se hubiera llevado los celulares de las personas que estaban en el local. Lejos de eso se llevó lo que sus hijos necesitaban: pañales y leche”, agregó Ceragioli.

Para el abogado, es un caso atípico y la discusión sobre el encuadre legal en la audiencia de este lunes favoreció a Jorge. Tras escuchar a los abogados de cada lado, el juez Rodolfo Zvala definió que el caso fue un robo simple sin armas. Jorge recuperó la libertad, pero debe presentarse una vez por semana en el Centro de Justicia Penal y no puede acercarse a quienes trabajan de la farmacia o tres cuadras del local.

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