Cultura

Talento en retrospectiva

Se inaugura en Buenos Aires la primera exposición de pinturas dedicada al rosarino Luis Ouvrard

Se titula "En el camino" y se podrá visitar en la Galería Calvaresi Contemporáneo. Se trata de una antología del destacado artista local integrada por óleos y pasteles realizados entre los años 60 y 80. Ouvrard fue amigo de Berni y uno de los grandes referentes de la pintura rosarina del siglo XX


Bajo el título En el camino, este jueves se inaugura en la porteña Galería Calvaresi Contemporáneo una exposición antológica integrada por una serie de óleos y pasteles realizados entre los años 60 y 80 por el artista Luis Ouvrard, amigo de Antonio Berni y uno de los grandes referentes de la pintura rosarina del siglo XX.

La exposición, que podrá visitarse hasta mediados de mayo, presenta una selección de las más de 35 obras recolectadas a partir de una búsqueda que demandó tres años por Rosario, Buenos Aires y Santa Fe. Curada por Mónica Castagnotto y el artista y curador Carlos Herrera, la exposición reúne una serie de óleos y pasteles realizados entre los años 60 y 80.

Se trata de la primera exposición individual de Luis Ouvrard en Buenos Aires, que se enmarca en el proyecto de la galería de ir rescatando figuras de maestros y grandes creadores que no tuvieron hasta ahora su merecido lugar en la historiografía del arte argentino.

Pintor, escultor, restaurador y profesor, Ouvrard nació en Rosario en 1899 y falleció en la misma ciudad, a los 88 años, en 1988.

Inició sus estudios con Fernando Gaspary y los continuó más tarde con Eugenio Fornells en el Ateneo Popular, pero por el poco tiempo en que asistió a lo de sus maestros, se consideraba autodidacta, explica la curadora.

Participó por primera vez en el Salón Nacional en 1918 y expuso regularmente en salones nacionales y municipales, posteriormente.

Trabajó desde muy joven en un taller de imágenes religiosas que perteneció a Germano Parpagnoli y Emilio Sánchez Saez, y al poco tiempo montó con su hermano Camilo, también dibujante y escultor, un taller de esculturas, sobre todo de piezas religiosas, y más tarde se dedicó a la realización de muñecas de terracota y yeso y también a la restauración de las mismas.

Ouvrard participó en el medio artístico rosarino, en la bohemia de entonces y en la actividad gremial: en 1914 integró la agrupación Gente Menuda, en 1925 el grupo Nexus integrado entre muchos otros por Lucio Fontana y Berni. También fue parte de Refugio formado en 1932 y hacia 1936 de la Asociación de Artistas Plásticos Los 9. Y ya en 1941 participó en la fundación de la Escuela Provincial de Artes Plásticas junto a otros artistas, donde se desempeño como docente hasta 1955 en la cátedra de Color; y ya en 1942 integró la Agrupación de Plásticos Independientes.

Ouvrard fue un pintor reconocido por sus pares como un artista excepcional, pero su llegada al público fue lenta. Su primera muestra individual fue en 1969, a los 70 años, cuando tenía 51 años como artista y una carrera consolidada en el campo del arte rosarino.

La mayoría de las obras presentadas no fueron expuestas en la retrospectiva que se le dedicó en 1980 en el Museo Municipal de Bellas Artes de Rosario Juan B. Castagnino ni en la otra gran exhibición de 2016 donde se expusieron 130 obras del pintor bajo el título Ouvrard. La llave de los sueños, curada por Juan Manuel Alonso, Mónica Castagnotto y Maximiliano Masuelli.

El destacado artista comenzó trabajando con óleo, y luego, en los años 70, se volcó al pastel, materiales utilizados en su oficio de restaurador: “Hacía un primer planteo con el pastel, luego lo barnizaba con soplete, porque el pincel se llevaría el pastel, y volvía a pintar sobre la superficie barnizada. Realizaba este procedimiento varias veces hasta encontrar el resultado deseado”, explicó Castagnotto acerca de la técnica empleada por el artista.

“Frecuentaba las barrancas frente al río Paraná emulando a sus amados pintores impresionistas”, dijo la curadora. Y citó las palabras del artista: “Influido por ellos me he preocupado por las variaciones infinitas del color, ir diluyendo un color para pasar a otro evitando el plano. También como Monet, Sisley, Pisarro que salían temprano a ver la bruma, nosotros nos encontrábamos en la barranca para pintar el paisaje al amanecer”.

En la década de 1950, con la irrupción de la geometría y la lectura del Tratado sobre el paisaje de André Lhote e investigaciones sobre el número de oro, le permitieron a Ouvrard “acceder en el despojamiento y la espacialidad que percibía en el campo argentino”.

Su obra alterna entre la naturaleza y el paisaje, planteando relaciones nuevas a partir de ir montando las naturalezas muertas directamente sobre el campo (paisaje) y aumentando la escala de los frutos que representaba, al punto de lograr un efecto de extrañamiento.

Por otra parte, la Editorial Iván Rosado a cargo de Masuelli y Ana Wandzik inauguró la semana pasada en su espacio de exposiciones una muestra sobre el artista que se extenderá todo el año.

En el camino podrá visitarse en Defensa 1136 (San Telmo, Caba) hasta el 16 de mayo, de martes a viernes de 12 a 18, y los sábados y domingos de 13 a 18, con entrada gratuita.

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