“La ingeniería es una carrera que tiene futuro y va aparejada al desarrollo de la ciudad, la región y el país”, así define la importancia de la especialidad el decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura (Fceia), Oscar Enrique Peire. Y en diálogo con El Ciudadano destacó que si bien hay un leve aumento de estudiantes y graduados en relación a los números que se registraron el año pasado no es suficiente, ya que “aún faltan muchos más, el país los necesita”.
En 2010 se hizo la noticia que la falta de graduados y estudiantes de Ingeniería afecta a las empresas nacionales.
“Tenemos que seguir trabajando, en profundidad, con las escuelas secundarias, sean técnicas o no. Es importante que los jóvenes sepan qué quieren hacer con su futuro antes de finalizar la secundaria, porque de esa manera podrán averiguar, investigar, conocer la carrera que les responderá a sus intereses y expectativas y así evitar la deserción usual en los primeros años de la Universidad”, sostiene Peire.
Respecto a las opciones que puede encontrar un estudiante en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, Peire sostuvo: “No aspiramos a que sólo se inserten en el entramado actual, sino que también sean creadores de nuevas industrias y emprendimientos. Aspiramos a que tengan capacidad de generar nuevos emprendimientos y armen su propia industria”.
Desde la Universidad Nacional del Litoral informaron el año pasado que “desde 2003 al 2009 hubo una evolución del 4 por ciento de aumento en la matrícula en las carreras de ingeniería, cuando en el mismo tiempo el sistema general universitario decreció un 4 por ciento”.
Asimismo, desde la Universidad Nacional de Rosario las expectativas son similares. Si bien en 2010 ingresaron 1001 alumnos y 941 el año pasado, “las cifras de este año responden al promedio habitual”. “Tenemos un promedio de mil alumnos en el ingreso y los graduados ascienden entre el 20 y 22 por ciento desde los últimos tres años”, sostuvo Peire. “Hace 5 años el crecimiento de graduados era del 19 por ciento y hoy vemos con agrado que esa cifra va en aumento, lo cual indica que hay más manos y mentes trabajando por el crecimiento del país. De todas maneras sería bueno que los números aumenten aún más”, confió.
Peire también mencionó el proyecto y necesidad de “tomar las acciones institucionales para incrementar la cantidad de ingresantes, por ende, también el egreso de las distintas carreras”.
Ante la demanda de profesionales, el decano reconoció un factor de la actualidad: el ingreso de estudiantes al ámbito laboral, lo cual dificulta la finalización de la carrera a tiempo. “El medio industrial –agregó– demanda una sociedad de ingenieros sostenida y no ha decrecido. Evidentemente, esto hace que muchos se incorporen en el campo laboral siendo estudiantes, lo cual hace que muchos de ellos ya estén insertos a poco tiempo de recibirse, pero, a su vez, esto conspira con el desarrollo normal. Hay una realidad y es que estos jóvenes están insertos en una región industrial. Rosario y Gran Rosario se caracterizan por integrar el polo metalmecánico y agrícola. Claro que si hubiera un aumento considerable de graduados, habría repercusiones favorables al entramado industrial socioeconómico de la región”.
Un mito que acobarda
Oscar Peire no pudo evitar reconocer que las carreras de ingeniería suelen ser las últimas en ser elegidas por los estudiantes debido a su carga importante de estudios en matemática y física, entre otros. “Es cierto, hay que decir con franqueza que se suelen asociar estas licenciaturas a carreras difíciles, pero más allá de que su contenido en matemáticas y física puede no resultar atrayente desde un comienzo, debo mencionar a los jóvenes que estas carreras tienen un futuro sólido, íntimamente relacionado con el desarrollo de la persona misma, de la región y del país”, sostuvo el decano de la Facultad de Ingeniería.
Una tarea a realizar desde el secundario
El decano de Ingeniería, Oscar Peire, asegura que lograr más estudiantes de ingeniería debería ser un “trabajo de hormiga” tiene que ver con actividades a realizar entre la UNR y las escuelas secundarias de la ciudad. “Para intensificar el recupero, debemos realizar una ecuación técnica. Eso es fundamental y por eso tratamos de ver las vocaciones tempranas. Es decir, que los chicos vayan forjando su futuro antes de los 18, cuando terminan quinto o sexto año. Sería muy bueno que sepan qué quieren hacer ya teniendo entre 13 y 15 años”, sostuvo el decano.
Peire argumentó que “el abanico de posibilidades es mucho más grande, no sólo para su carrera, sino también para su vida en general”. Además, remarcó que desde la UNR se realizan jornadas de trabajo en conjunto a las cuales se invita a los estudiantes secundarios “y les brindamos información sobre panoramas y cada una de las carreras. Todo es insuficiente, pero tratamos de articular caminos para que esto sea un trámite un poco más exitoso respecto al futuro de los jóvenes y, por ende, del país. Todo va sumando”.
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