Cultura

Humanista y provocador

Saramago, su vigencia y lucidez polémica en el centenario de su nacimiento

La obra del escritor portugués José Saramago, Nobel de Literatura 1998, sigue sumando e interpelando lectores con una prosa que indaga en la responsabilidad moral de la humanidad y sus libros, plenos de lucidez crítica, siguen siendo reeditados en todo el mundo


La obra del portugués José Saramago (1922-2010), Nobel de Literatura 1998, sigue sumando e interpelando lectores con una prosa que indaga en la responsabilidad moral de la humanidad y a 100 años de su nacimiento, sus libros, plenos de lucidez crítica, siguen siendo reeditados en todo el mundo, especialmente desde que se iniciaron los homenajes, como el de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde participó su esposa y albacea, Pilar del Río.

Polémico y provocador, el autor de El Evangelio según Jesucristo compuso, con una prosa fluida y personajes contradictorios, historias que tuvieron como protagonista excluyente al ser humano de este tiempo.

Considerado un “comunista recalcitrante” por el Vaticano debido a sus opiniones religiosas, injuriado por los mayores exponentes del capitalismo, Saramago fue al hueso del poder global, dejando al descubierto la brecha entre ricos y pobres.

“Cada mañana, cuando nos despertamos, podemos preguntarnos qué nuevo horror nos habrá deparado, no el mundo, que ése, pobre de él, es sólo víctima paciente, sino nuestros semejantes, los hombres. Y cada día nuestro temor se ve cumplido, porque el ser humano, que inventó las leyes para organizarse la vida, inventó también, en el mismo momento o incluso antes, la perversidad para utilizar esas leyes en beneficio propio y sobre todo, en contra del otro”, escribió en uno de los pasajes de El cuaderno, libro que recopila textos escritos para su blog entre septiembre de 2008 y marzo 2009.

En este centenario, la obra de José Saramago es como si hubiera florecido

Ensayista, novelista, poeta, periodista y dramaturgo nacido el 16 de noviembre de 1922 en el pequeño pueblo ribatejano de Azinhaga, Saramago volcó en su obra profundos cuestionamientos sobre el accionar humano. “La religión nunca ha servido para acercar a las personas, solo ha sido motivo para enfrentarlas unas a otras, para la muerte, la carnicería, la crueldad y las guerras”, definió en una de sus primeras visitas a Buenos Aires, en alusión a El evangelio según Jesucristo, novela que narra a un Cristo repleto de humanidad, publicada en 1991, con la que se ganó los insultos de buena parte de la comunidad católica y múltiples premios literarios en su país y el exterior.

Esa mirada sobre el mundo es la que su esposa y traductora al español, Pilar del Río, destacó del escritor: “Cada día parece más actual. Creo que de alguna manera la obra de José Saramago en este centenario es como si hubiera florecido, de pronto se abre. Lo teníamos ahí y ahora lo redescubrimos desprendiendo un magnífico idioma y aroma de actualidad”.

El Evangelio… significó un punto de inflexión en su obra y también en su vida porque con la reacción generada desde la institución católica y la intolerancia expuesta por funcionarios de su país, Saramago fue puesto en el foco de la opinión pública, una notoriedad que se amplió cuando abandonó Lisboa y se refugió en un pequeña isla de las Canarias, en España.

La vigencia del autor fallecido en 2010 se reactivó en tiempos de aislamiento obligatorio por pandemia. Su Ensayo sobre la ceguera, donde describe “un mundo de ciegos en el que los seres humanos, aun viendo, no vemos”, fue “la obra más leída en ese momento en España”, destacó Del Río.

La secuela que aquel ensayo había sido su Ensayo sobre la lucidez y “es posible que seamos lúcidos -dijo en aquel momento su albacea-, pero para eso tenemos que ser valientes”. Esa actualidad es lo que llevó a reeditar en vísperas del centenario del nacimiento de Saramago su obra completa, y a publicar por primera vez en español su primera novela, La viuda, publicada en 1947.

La obra pasó prácticamente inadvertida en aquellos años, con apenas una breve reseña en un periódico local que le sembró dudas acerca de su decisión de escribir, dudas que se profundizaron con la llegada de su segunda obra, Claraboya, en 1953, que no pudo lograr que viera la luz en ninguna editorial, recién publicada en 2011. A esto siguió un largo período de silencio 20 años, hasta que empezó a publicar poemas, crónicas periodísticas y novelas: En la década del 70, con Los poemas posibles y Probablemente alegría, logró renovar el lenguaje poético tradicional de su país.

Una prolífica y virtuosa producción

Hijo de una familia humilde, Saramago abandonó la secundaria para trabajar de cerrajero y se formó con lecturas en las bibliotecas públicas, que le sirvieron para colaborar en la prensa escrita y codirigir el Diario de Noticias en 1975. Militó en el Partido Comunista Portugués y por eso fue censurado y perseguido la dictadura de António de Oliveira Salazar, contra la que batalló en 1974 durante la Revolución de los Claveles.

Su producción literaria marca un hito en 1975 con El año 1993, 30 poemas que podrían ser 30 capítulos donde Saramago describe, de manera realista y a su vez metafórica, la ocupación de un país por un invasor despiadado.

Novelas como Manual de pintura y caligrafía (1976), Alzado del Suelo (1980), El año de la muerte de Ricardo Reis (1984) y La balsa de piedra (1986) o el libro de cuentos Casi un objeto (1978) se sumaron a su prolífica producción de ficción. En su obra de los últimos años se destacan Historia del cerco de Lisboa (1989), Todos los nombres (1997) e In nomine Dei (1993). Fue en 1994, cuando se conoció el primer volumen de Cuadernos de Lanzarote.

Saramago fue en 1998 y a los 75 años, el primer y hasta ahora único escritor portugués en recibir el Premio Nobel de Literatura por una obra sostenida “por la imaginación, la compasión y la ironía”, según la Academia Sueca. El escritor portugués tenía un boleto para regresar a Madrid a las 12.55 horas, justo cinco minutos antes de que se anunciase el galardón en la Feria del Libro de Frankfurt, y salió hacia el aeropuerto pero su editor lo convenció de que regresara al evento.

En 2002, fue considerado “persona non grata” en Israel retirando todos sus libros de las librerías de ese país, por comparar la política de este país en los territorios ocupados con los campos de exterminio nazis de Auschwitz.

En sus últimos años produjo Las pequeñas memorias (2006), que se sumó a obras como La caverna (2000), El hombre duplicado (2002), El viaje del elefante (2008) o Caín (2009). Alabardas fue una novela inconclusa publicada post mortem, en 2014.

En 2018 se conoció El cuaderno del año del Nobel, el último volumen de los diarios del escritor. En este centenario, se publicaron Saramago. sus nombres, de Alejandro García Schnetzer y Ricardo Viel, un álbum biográfico que reúne material inédito, fotografías y textos suyos e indaga en sus primeros años de vida, las ciudades a las que viajó, y los artistas y escritores que admiró, como García Lorca, Kafka, Pessoa, Almodóvar, Fellini o Chopin.

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