Santa Fe campeón es una frase que se repite en el básquet nacional, aunque vaya variando de categoría en categoría. No es autobombo ni falta de humildad, porque si de algo puede enorgullecerse el básquet de la provincia es en el talento de sus jugadores y la capacidad de sus entrenadores. Año a año, las alegrías aparecen, el gen fluye y no sólo surgen jugadores y jugadoras de proyección sino que también aman ponerse la camiseta de su provincia. Forjados en la dura competencia interna, en tremendo interasociaciones, dejan la rivalidad de lado cuando tienen que tirar por los colores de la Invencible.
En esta ocasión fueron las chicas del Sub 14 las que vivieron unos días maravillosos, que seguramente nunca olvidarán. Para chicas que se inicia en el deporte competitivo, el desafío de entrenar lejos de casa ya era toda una novedad, sumándole el inédito viaje en avión para aterrizar en uno de los paisajes más hermosos de un país bellísimo como es Argentina. Y que pudieron conocer, visita al Glaciar incluida, en medio de una competencia que sortearon con contundencia ante Tierra del Fuego, Misiones y Chaco, ganando con amplitud, porque de eso se trata, no de cancherear, hacer los puntos que hay que hacer porque al rival también le sirve jugar en serio.
Y después, el momento de los juegos chivos, de los cruces ante Buenos Aires, frente a Neuquén o incluso la tremenda final con Entre Ríos. Porque para ganar y ser campeón se necesita buen juego, pero también personalidad. Y las chicas la tienen.
El festejo fue merecido y la despedida dolerá, porque entre las pibas y entre los grandes de la delegación (dos entrenadores de lujo como Daniela Oldani y Ciro Redondo y delegados que saben comandar un grupo) se vivieron momentos únicos, para conservar en la memoria.
No es casualidad, ya que el 51 a 50 en tremendo juego ante Entre Ríos fue para lograr el tricampeonato de la rama y categoría. Y seguramente se repetirá con otras selecciones, porque los chicos siguen apareciendo y porque la camiseta importa.
Comentarios