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Historia de vida

San Martín, el club de zona norte de Rosario recuperado por jóvenes y con un fuerte impronta social

La entidad de barrio La Florida, según la definió el presidente Esteban Ortega, es "una organización libre y comunitaria, un punto de encuentro”


El Club Social y Deportivo San Martín tiene su base en Valentín Gómez 3765 y fue fundado en 1949 por un grupo de vecinos del barrio La Florida. “Este era un lugar que en su momento expulsaba a los pibes. Pero eso cambió y desde hace un par de años está abierto para todo el mundo”, señaló el actual presidente, Esteban Ortega y añadió: “La institución es una organización libre y comunitaria. Funciona como un punto de encuentro en realidad”.

Tradicionalmente el celeste y blanco fue de carácter deportivo, pero lleva en su ADN un componente social. “Acá siempre hubo y habrá reuniones pese a que ahora por la pandemia hicimos un paréntesis. Sin embargo, es un espacio popular y cultural”, ratificó Ortega, quien además mencionó que tienen cerca de 250 socios, “pero la cuota es simbólica en realidad porque así es nuestra política”.

“La pandemia nos golpeó como a todos. En épocas normales hacíamos actividades, peñas, polladas, locros o mate bingo para recaudar para cubrir los gastos corrientes como luz, agua, seguro”, explicó. “Por suerte, la Municipalidad y la provincia generaron exenciones impositivas que nos permiten subsistir en este momento”, explicó.

Su historia entre la crisis y la recuperación

Como muchos clubes, el San Martín se vio afectado en las décadas del 70 y 90 por la situación del país. “Como éstos son en realidad espacios colectivos y de organización popular, al no tener apoyo del Estado en esas décadas particulares, se vinieron abajo muchas instituciones. Y nosotros no fuimos la excepción”, señaló Ortega.

El presidente, un abogado de 28 años, contó que se acercó al club junto a un grupo de jóvenes entre 2011 y 2012: “No sólo del barrio sino además de otras zonas. También hubo algunas familias que acompañaron este desafío de querer recuperar el espacio, que es un referente para la barriada y estaba vacante desde la parte social, cultural y deportiva”.

“Había un firme interés de darle una mano a la institución. Fue así que entre todos pusimos el hombro y la iniciativa fue muy bien acompañada por los vecinos”, contó Esteban muy orgulloso.

Desde hace un par de años el club está abierto a la toda comunidad, sean vecinos de La Florida o de otros barrios. La génesis del celeste y blanco es congregar a todos bajo un mismo techo en pos de sociabilizar mediante las diversas actividades deportivas que ofrece, nutrirse desde lo cultural y fomentar la reinserción laboral mediante talleres de oficios que pone al servicio la Municipalidad de Rosario con diversos programas. Pero no se logró de un día para otro, lllevó tiempo y una lucha interna particular.

“Había un buffet que tenía algunas cuestiones que rozaban la ilegalidad”, soltó Ortega sin entrar en el tema, pese a que en la zona era vox populi que puertas hacia adentro del club el clima no era familiar. Según los vecinos y vecinas, funcionaba a contramano del día y por eso algunos lo tenían catalogado como un lugar prohibido.

No obstante, desde que este grupo de jóvenes comenzó a militar con alma de recuperar y abrir el espacio para ponerlo al servicio de la comunidad, poco a poco se fue normalizando la actividad.

“Fuimos trabajando en pos de darle la impronta que merecía. No fue nada sencillo, nos costó ordenarlo porque no había una institución, es decir, no estaba conformada una comisión directiva. Tampoco había registros. Así que ese fue otro paso complejo hasta que en 2016 logramos la normalización y tener toda la documentación en regla”, relató. “Y acá estamos, felices en este club”, sostuvo al mismo tiempo que soltó una sonrisa.

Propuestas múltiples

El club tiene una fachada prolija y bien pintada por calle Valentín Gómez al 3700, donde sobresale el escudo de San Martín. Mientras que aún conserva el cartel original en finas letras de hierro, todo un tesoro para estos tiempos donde la herrería artesanal es difícil de conseguir.

“Actualmente tenemos un taller de italiano, ofrecemos fútbol femenino y masculino, patín artístico, bochas, tango, cumbia cruzada y danza folclórica. También contamos con un buffet que funciona como espacio de sociabilización y para que las familias puedan comer disfrutando el lugar”, detalló Ortega y agregó: “Atrás de todo tenemos dos canchas de bochas, que son históricas y forman parte de la esencia del club”.

Asimismo, el presidente contó que cuando hay clases presenciales, ceden el espacio a la escuela secundaria 540 Camino de los Granaderos para las clases de educación física. Ortega también destacó que cuentan con baños nuevos que realizaron a través del Plan Abre y están construyendo un quincho para sumar un espacio más para actividades como talleres, seminarios y charlas.

Santiago sigue presente

Sobre el blanco paredón del patio interno sobresale la imagen pintada de un joven aferrado a una guitarra con una sonrisa contagiosa. Es un homenaje a Santiago Dalleva Cosgrove un miembro del club que falleció en un accidente de tránsito.

“Santi fue prácticamente quien incentivó a muchos de nosotros a militar en este espacio entre 2011 y 2012. Era un líder nato y muy carismático por naturaleza. Era imposible decirle que no a algo”, relató el presidente con nostalgia.

Esteban además contó que Santiago “fue el impulsor de este proceso por las ganas y garras que le metía. Era un gran compañero, amigo y grandísima persona”. “Cuando un accidente se lo llevó hace unos pocos años quisimos honrarlo con ese mural. Es una forma de tenerlo y recordarlo todos los días. Seguimos el legado”, concluyó emocionado el presidente del Club Social y Deportivo San Martín. El mismo que resurgió desde el pujante barrio La Florida y se erigió en una organización libre, popular y comunitaria.

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