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San Benito aún clama por Fernanda Aguirre

Familiares, amigos y vecinos recordaron a la chica secuestrada hace siete años.

Pobladores de San Benito, una localidad entrerriana próxima a la ciudad de Paraná, renovaron ayer con marchas y misas su reclamo de justicia al cumplirse siete años de la desaparición de Fernanda Aguirre, la adolescente que fue víctima de un secuestro extorsivo y al parecer entregada a una red de trata de personas.

Si bien la movilización no fue multitudinaria ni contó con la participación de encumbrados dirigentes, docentes, monjas, vecinos, familiares y ex compañeros de estudio de Aguirre volvieron a salir a la calle para pedir a la justicia que “no olvide” el caso y a las autoridades que “busquen la verdad”.

La marcha precedió a una misa que se ofició en la iglesia parroquial de San Benito Abad en la que también se recordó a María Inés Cabrol, la madre de la adolescente secuestrada que falleció en mayo de 2010 sin lograr que se esclarezca el caso.

“En cada cara de chica que veo, busco a mi hija”, dijo María Inés en su última declaración a los medios locales.

La mujer remarcó también que la desaparición de Fernanda marcó “un antes y un después en el tema de la trata de blancas, porque se tomó más conciencia del tema”.

Seguir investigando

La manifestación de ayer se realizó bajo el lema “honrar la vida” y los organizadores pidieron a la población que acompañe sus reclamos para quela Justiciasiga adelante con la investigación sobre el paradero de Aguirre, de quien tampoco se sabe si está con vida.

Lorena Montero, quien fue docente de la víctima, sostuvo que “sería importante que las personas no olviden” y lamentó “que la mamá se haya ido sin poder resolver esto”. “Es un doble motivo que nos inspira a seguir reclamando y pedir justicia”, señaló.

Montero recordó que algunos ex compañeros de Aguirre que ya cursan estudios universitarios en otras ciudades enviaron mensajes de texto para solidarizarse con el reclamo de justicia.

Además, la docente contó al portal Análisis Digital: “De Fernanda conservo un trabajo práctico, que aún hoy no me animo a corregir”.

Secuestro y extorsión

Fernanda Isabel Aguirre, quien hoy tendría 20 años, fue raptada a media tarde del domingo 25 de julio de 2004, cuando caminaba los mil metros que van desde el cementerio donde su familia tenía un puesto de flores hasta su casa, en San Benito, veinte kilómetros al este de la capital entrerriana.

La niña fue buscada infructuosamente en varias provincias argentinas, en países vecinos y hasta en Europa.

Por el caso, fue detenido inicialmente Miguel Ángel Lencina, quien tuvo varias condenas por homicidios y en aquella oportunidad contaba con el beneficio de salidas sociolaborales de la cárcel de Concepción del Uruguay.

Lencina terminó muerto, ahorcado en aparente suicidio, en una comisaría de Paraná antes de declarar antela Justicia.

Hasta hoy fueron infructuosas las acciones para encontrar a la adolescente y las pesquisas se orientaron con una hipótesis del posible ingreso a una red de prostitución infantil.

Julio Aguirre, padre de la víctima, también participó muy apesadumbrado con su reclamo de justicia y casi sin hacer declaraciones a la prensa de las manifestaciones.

La única persona que sigue detenida por el secuestro es Mirta Cháves, esposa de Lencina, quien fue condenada a 17 años de prisión en diciembre de 2007 por secuestro extorsivo, mientras que el otro imputado, su ex cuñado Raúl Monzón, fue absuelto.

Cháves fue acusada de haber sido quien se comunicó telefónicamente con la familia Aguirre para pedir el rescate de 2.000 pesos que exigieron los captores para liberar a la adolescente, que sin embargo nunca más apareció.

Ayer no hubo declaraciones de autoridades sobre el caso.

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