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Ampliación de derechos

Sacnun sobre aborto: “Estamos trabajando para construir la mayoría y soy optimista con el resultado”

La senadora nacional por Santa Fe del Frente de Todos habló con El Ciudadano a días de la votación del proyecto de IVE. Consideró que Argentina está ante la oportunidad histórica de hacerse cargo de un problema de salud pública: “El Estado no puede penalizar y condenar a muerte a las mujeres"


La senadora santafesina por el Frente de Todos María de los Ángeles Sacnun es una de las legisladoras más comprometidas con la aprobación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), que este martes 29 de diciembre será votado en el Senado de la Nación después de la media sanción en Diputados.

Por estos días, quienes apoyan el proyecto afilan estrategias para construir la mayoría y conseguir que la Argentina legalice y despenalice el aborto voluntario hasta la semana 14 de embarazo. En diálogo con El Ciudadano, Sacnun dijo que es optimista con el resultado y que trabajan para conseguir los votos suficientes.

La legisladora prefiere un escenario de mayoría antes que un desempate en manos de Cristina Fernández, quien para ella ha sido clave para que el debate en la Cámara Alta se haya dado sin obstáculos, como sí pasó en 2018. Además, consideró hasta el mismo martes no se sabrá el resultado ya que muchos legisladores decidieron no revelar su voto para evitar presiones.

En la votación anterior, Sacnun fue la única senadora de Santa Fe que votó a favor. En esta oportunidad la provincia sumará el voto de su par del Frente de Todos, Roberto Mirabella, quien reemplazó al ahora gobernador Omar Perotti, quien se había abstenido. Carlos Reutemann (Santa Fe Federal-Cambiemos) se espera que vote en contra, como en 2018.

La senadora peronista está convencida de que la ley de IVE es la oportunidad para que el Estado se haga cargo de un problema de salud pública. También lo define como ampliación de derechos y justicia social: “La clandestinidad y la penalización son un resabio de la mujer sometida al poder del varón, que también se ha expresado a través de la legislación a lo largo del tiempo. Un Estado que penaliza y que criminaliza a las mujeres por abortar no sólo es un Estado anacrónico: cada muerte por aborto clandestino es un femicidio de Estado por omisión”.

¿Cómo viste hasta ahora el debate de este 2020?

Tanto en el ámbito de la Cámara de Diputados como en Senadores, con las cuatro jornadas que tuvimos de debate en comisiones, creo que hubo una mayor comprensión de las posiciones de quienes piensan diferente. Fue mucho menos virulento éste. Me parece que influyó que es un tema que ya está instalado en la sociedad argentina, que lo ha debatido ampliamente hacia afuera, pero también hacia adentro de las propias familias. El aborto estaba en el clóset y en estos años salió de ese lugar tabú. Se puso en discusión qué ocurría con las causales ya contenidas en el Código Penal, que si bien tienen casi 100 años tuvo que intervenir oportunamente la Corte Suprema de Justicia de la Nación, con el fallo FAL, para decir cómo se debían aplicar. Y la verdad es que la discusión de las causales no estaba saldada. Había una incomprensión, en muchos casos mal intencionada, para obstaculizar. Todo eso se puso sobre la mesa y se debatió durante estos dos años que transcurrieron desde el tratamiento de 2018.

¿Qué diferencias ves en relación con la discusión de dos años y medio atrás?

En esta oportunidad hay un impulso muy importante de parte del presidente de la Nación. No fue sólo una promesa de campaña, ratificada en la apertura de sesiones ordinarias y con el envío del proyecto desde el Poder Ejecutivo, sino que también durante todo este período ratificó su posición al respecto. Esto es muy importante, a diferencia de 2018, donde una vez que llegó el proyecto al Congreso hubo una situación de retroceso de parte del Poder Ejecutivo Nacional y ministros que claramente trabajaron en contra. Mientras el ministro de Salud iba a las comisiones a apoyar el proyecto, hubo pares que estuvieron llamando a diputados o a senadores con otra posición. En este caso es indubitable la posición del Poder Ejecutivo Nacional.

¿Y en relación con el Senado?

Lo que hay que resaltar es que la cabecera del debate fue la Banca de la Mujer, que está integrada por todas las senadoras de todos los partidos políticos. Y esto es una definición política de que son las mujeres y las personas gestantes las voces que deben ser escuchadas. Y esto me parece que es un salto de calidad. Por supuesto que participaron otras comisiones como Justicia y Asuntos Penales y Salud, porque es una cuestión de salud pública y porque no podemos seguir criminalizando y penalizando a las mujeres que interrumpen su embarazo. Creo que un Estado que quiera disuadir que el aborto se practique no lo puede hacer a través de la penalización, sino con el reparto de anticonceptivos y profilácticos gratuitos, con educación sexual integral, con toda una tarea previa para evitar los embarazos no deseados y que no se llegue a esa circunstancia. Porque nadie le quita lo lamentable de tener que llegar a tomar una determinación de ese tenor. Pero frente a eso hay un Estado que está presente, acompaña y que no permite que las mujeres, además de ser criminalizadas, mueran.

¿Cómo ves el rol de Cristina Fernández en relación con 2018, cuando hubo una presidencia a cargo de Gabriela Michetti con una clara posición en contra?

De Cristina se conoce claramente cuál ha sido su posición en 2018. Ella siendo senadora tuvo la oportunidad de fundar su voto. Pero, más allá de la posición, creo que es fundamental su rol. En 2018 durante el debate varias veces tuvimos que llamar la atención por lo que estaba pasando afuera, por las intenciones de la presidencia de levantar o acallar la manifestación popular que se estaba viendo en la calle. En esta oportunidad, me parece que ha habido un debate mucho más democrático en el sentido de que no se obturó a quienes están en contra de la interrupción voluntaria del embarazo y ha habilitado que las mujeres senadoras podamos avanzar con el proyecto sin ningún tipo de obstrucción.

¿Te imaginás un escenario en el que desempate Cristina Fernández? 

Creo que tenemos que seguir trabajando hasta el martes para construir una mayoría y es lo que estamos haciendo. Me gustaría que la ley salga por mayoría y que no haga falta un desempate. En estos dos años de trabajo, si bien no lo estuvimos tratando en las cámaras, sí claramente el Frente de Todos en su propia campaña política marcó cuál era su posición y su programa de gobierno. Y espero que todo este trabajo que venimos haciendo sirva para expresar en el ámbito del recinto esa mayoría que también nos dio la victoria y que permitió que el 10 de diciembre de 2019 asuma el nuevo gobierno en la Argentina.

¿Cómo viene el famoso poroteo y la construcción de la mayoría? 

Creo que este año el escenario es mucho más favorable y tengo optimismo en cuanto al resultado pero, por supuesto, con la prudencia del caso. Hay muchos senadores y senadoras que no han querido adelantar su posición para evitar cualquier tipo de presión, no es que van a definir el mismo martes sino que han elegido no decirla. Las realidades son distintas en cada provincia. Es diferente el acompañamiento al proyecto en las grandes ciudades, donde ha habido una mayor trayectoria del movimiento de mujeres y una etapa de concientización en torno de la interrupción voluntaria del embarazo. Pero también hay que entender que hay otros lugares en donde este movimiento ha tenido menos raigambre y esto también se traduce en cada una de las provincias argentinas. Así que entiendo que hay senadores y senadoras que quizás tienen ya decidido su voto pero que seguramente no la van a revelar para evitar presiones.

En relación con las presiones, ¿creés que este año hay más virulencia por esta balanza a favor de que se sancione la ley?

Presión hay siempre, no solamente con esta ley que toca también otras cuestiones muy personales del ámbito privado. Los legisladores y las legisladoras tenemos que tener la templanza necesaria para tolerar y soportar las presiones. Tenemos que saber procesarlas y que de ninguna manera influyan en la voluntad del legislador o legisladora de expresarse. En el caso de este proyecto, hemos recibido muchísimos mails, hubo días que se recibieron casi mil mails para pedir que se cambie de posición. También sucede que filtran tu número de celular y te mandan mensajes. Pero en mi caso hasta ahora no ha habido ninguna conducta violenta, así como tampoco en el Senado a nivel general.

¿Cómo ha sido tu posición sobre el aborto a lo largo del tiempo?

Como legisladora una va comprendiendo y evaluando cuál es el impacto en materia de políticas de Estado. En este caso, yo tengo una responsabilidad institucional que excede lo que yo pueda pensar desde el punto de vista privado y los posicionamientos personales. Acá hay una responsabilidad que claramente nos está excediendo y que tiene que ver con un Estado que comprenda una situación que existe. Esto no significa promover el aborto o promover la interrupción del embarazo, significa que el Estado lo que está haciendo es reconocer que el aborto existió, existe y va a seguir existiendo pese a estar criminalizado. En este sentido, en el ámbito de la discusión parlamentaria hubo manifestaciones muy importantes, como la abogada y periodista Ana Correa o la médica Cecilia Ousset, que mostraron el drama que viven las mujeres al ser criminalizadas. Ni  hablar de la situación de las niñas que son violadas, que quedan embarazadas y que son revictimizadas por un Estado que estando esto previsto en el ámbito de las causales desde hace 100 años, les obstaculiza o les impide avanzar con una interrupción del embarazo. Frente a esto, el Estado indudablemente debe dar una respuesta. Es una cuestión de justicia social y de reconocimiento de derechos. El Estado no puede, además de penalizar, condenar a muerte a las mujeres. Yo lo decía en el debate del 2018, que en la medida en que la ley no sea sancionada toda muerte de una mujer o de una persona gestante por un aborto clandestino es un femicidio de Estado por omisión, porque no le ha garantizado a esta mujer que frente a la decisión de interrumpir su embarazo, pueda tener condiciones de salud pública que le garanticen el cuidado de su vida sino y su salud.

¿Cómo ves la jornada del 29?

Me gustaría volver al contexto en el que la manifestación se va a dar y pedir prudencia y que tengamos en claro que estamos atravesando una pandemia donde hay países que ya están sufriendo una tercera ola de contagios. Acaban de llegar las primeras dosis de vacuna y va a comenzar la campaña de vacunación. Pero necesitamos prudencia y cuidar la salud del pueblo argentino. Estamos discutiendo una ley que tiene que ver justamente con el cuidado de la salud, además de otros derechos que están insertos en el ámbito del debate. Por eso, para este 29 pedimos prudencia en cuanto al cuidado de la salud y evitar generar contagio con los recaudos de rigor.

¿Qué significa votar a favor de esta ley?

Es un importante avance en materia de derecho. Cuando se plantea que esto no es un derecho, se desconoce el nivel de sufrimiento y de la estigmatización que genera la interrupción del embarazo en la clandestinidad. Creo que la clandestinidad y la penalización son un resabio de la mujer sometida al poder del varón, que también se ha expresado a través de la legislación a lo largo del tiempo. Este poder de la palabra y este poder que se traduce en la formación y sanción de las leyes, el poder un Estado que penaliza y que criminaliza a las mujeres es un Estado anacrónico, con lo cual me parece que este va a ser un salto de calidad en el sentido de avance y de ampliación de derechos.

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