El destacado cantautor andaluz Javier Ruibal, que comenzó el sábado último su más importante gira por la Argentina, llegará mañana a Rosario para brindar un show en la Sala Lavardén (Sarmiento y Mendoza) donde, desde las 21.30, hará un recorrido por su repertorio en versión solista.
A doce años de su última visita, Ruibal mostrará canciones propias que abrevan en músicas diversas para exhibir que “la confluencia es más virtuosa que la pureza o el pensamiento único”, según postuló.
Desde la ciudad de Cádiz, donde habita, el músico arriesgó que, el hecho de vivir en uno de los extremos de Andalucía, “hace que haga una música fronteriza”.
“Vivir allí y percibir que África está muy cerca y que somos la puerta del Mediterráneo, me otorga la sensación de que la pureza no es una virtud sino algo a extinguir”, señaló Ruibal.
En el mismo sentido, el trovador sostuvo que “de la mezcla de las razas y las sangres saldrá una humanidad más natural, espontánea y respetuosa”.
Acompañado por su guitarra, Ruibal, un artista que esgrime poesías sobre distintas rítmicas, concretará una serie de 11 recitales en el país.
El músico cuyas obras destilan ritmos que van del jazz al fado y de Andalucía al norte africano, consideró que la suya “es una propuesta musical en la que la emoción y la diversión van a partes iguales”.
“Trato de ser muy ecléctico y aunque básicamente hago historias de amor –dijo– se aprecian entrelíneas cosas que apuntan a la confluencia”.
El hacedor de álbumes como Duna, Cuerpo celeste, La piel de Sara, Contrabando y Las damas primero y Lo que me dice tu boca, indicó: “Quiero dar a entender que desde el posicionamiento artístico se puede construir todo un mundo nuevo”.
“En ese sitio pueden aparecer olores, aromas, historias que son de muy diferentes lugares, un espacio que podríamos llamar aldea global”, describió.
Capaz de referirse a la legión de afamados colegas como Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina o Luis Eduardo Aute, apuntó que “pareciera que al cantautor se le exige poca musicalidad y mucha comunicación”.
Desde su posición estética, consignó: “Tengo un compromiso con un ideario, pero también aspiro a ser un músico que toque la guitarra con suficiente cuerpo como para poder acompañarse”.
En ese plan solitario pero no por ello menos sonoro, el músico inició su gira el sábado en Necochea, se presentó en Maipú y mañana llega a Rosario para seguir por Pergamino (el 20), Buenos Aires (22 y 23), Mar del Plata (24), Neuquén (29 y 30), La Plata (1º de julio), y Capital Federal (2).
El creador arriesgó que el suyo “es el oficio más bonito del mundo”, pero dijo: “Mi música no es mayoritaria porque hay una heterodoxia y un eclecticismo buscado”.
“Yo hago una música para buscadores, gente que como yo quiere oír algo nuevo. Compongo lo que no escucho por ahí y como soy un músico muy heterodoxo, comercialmente tal vez no sea lo más cómodo”, concluyó el músico.
Artista inclasificable
Javier Ruibal, cantante, guitarrista y compositor andaluz, nació en Puerto de Santa María de Cádiz en 1955. En sus sonoridades confluyen estilos como el flamenco, la música sefardí y magrebí, el jazz y el rock por lo que su estilo está lejos de todo intento de clasificación. Considerado un referente de la canción por Joaquín Sabina, Pablo Milanés y Jorge Drexler, sus temas fueron versionados por Martirio, Ana Belén y Juan Carlos Baglietto, entre otros.
Manifiesto personal
“Compongo y escribo la música que no oigo por ahí, la que todavía no está en el aire, para tener la sensación y la satisfacción de estar aportando algo, de acrecentar el caudal de emociones y abstracciones que muchos otros músicos han aportado antes que yo y, en todo caso, pagar la música con buena música; el privilegio que me otorga el poder vivir dedicándome exclusivamente a ella”, enfatizó el cantautor en referencia a su particular relación personal con la música.