Política

En campaña

Rubicondi, en su primera experiencia política, va por una banca en el Concejo

El periodista y contador encabeza la lista oficial de precandidatos a concejales de Omar Perotti por el espacio Mejor Rosario – Sumar. Admitió que la invitación del candidato a gobernador fue lo que lo sedujo e impulsó a desandar su camino en la política


Foto: gentileza Diario Conclusión

Néstor Rubicondi dejó momentáneamente su espacio radial en LT8 para encabezar la lista oficial de precandidatos a concejales por Rosario de Omar Perotti. Bajo el nombre “Mejor Rosario – Sumar” estará acompañado por el secretario general de la Juventud Universitaria Peronista de Rosario, Camilo Scaglia y Valeria Bazano.

El reconocido contador y ex integrante de la Cámara de Supermercados reconoció que el mismo Omar Perotti confió en él para el armado local. Cuando se reunieron en febrero la idea inicial era que ocupe un cargo ejecutivo, pero el precandidato a gobernador por el peronismo lo eligió como su potencial representante en el Concejo Municipal. La lista se completó con referentes barriales que acompañaron a Rubicondi en una recorrida por la ciudad estos últimos meses.

“Era el único candidato a gobernador con el cual me identificaba porque él habla de producción, de gestión, y no todo el mundo está en eso”, manifestó Rubicondi en alusión a Omar Perotti. De hecho admitió que la invitación del rafaelino fue lo que lo sedujo e impulsó a desandar su camino en la política.

—¿Cuáles son las demandas más comunes en la recorrida que están haciendo?

— Lo más sorprendente es la pobreza extrema que hay en algunos barrios. Yo imaginé que iba a surgir más el tema de la inseguridad, pero hay gente que no tiene nada que le roben, hay gente que no tiene qué comer. Después hay lugares donde los chicos no pueden ir al colegio cuando llueve o lugares donde no llega el transporte. Hay negocios enrejados por la inseguridad, son cárceles a cielo abierto. Por sobre todo lo que me extrañó es la falta de alimento que hay.

—¿Qué te llevó a tomar la decisión de postularte?

—Yo me animé a entrar al Concejo porque me siento con la capacidad de entender la necesidad de la gente ya que trabajo desde los catorce años. Al haber quedado huérfano de chico tuve que arrancar a trabajar a esa edad para bancarme la carrera. Yo creo que la experiencia no se aprende en ningún lado, eso te permite entender las cosas. Por ejemplo hay que entender el desastre que hizo Macri con las tarifas, era obvio que con esa decisión iban a empezar a cerrar locales donde la tarifa incide ampliamente. Si esas cosas no las viviste del otro lado, no las podes entender nunca. Desde el concejo lo primero que tenés que saber es entender al otro, pero no basta con eso, tenés que saber qué es lo que le va a pasar, es fundamental estar un paso adelante y tratar de prevenir. Teniendo un poco de criterio se podrían haber prevenido muchos de estos desastres que tenemos.

—¿Hay falta de empatía en la clase dirigente o falta de experiencia?

—Hay desconocimiento, lo he visto en estos tres años donde entrevisté a muchos dirigentes. Es como  si sos técnico de futbol y nunca jugaste al fútbol, ¿cómo hacés? Hay cosas que las tenes que vivir desde otro lado. Con este gobierno nacional no te podés meter en ningún proyecto, yo hace dos años vengo asesorando gente en materia económica. Creo que eso es un poco lo que tendría que haber hecho el gobierno municipal. Cuando a la gente la despiden y le dan una indemnización hay que contarle que el mismo gobierno nacional apuesta a la especulación. Si te pones un negocio en poco tiempo te fundís. Si hoy te ponés un restaurante y tenés 100 mil pesos de alquiler, más la luz, más los aportes a los empleados, tenés que vender muy bien. Por eso hay que asesorar a la gente antes de que invierta el dinero de una indemnización.

—¿Como fue la experiencia en la Cámara de supermercados y en la Cooperativa Mil Hojas?

—En el año 93, empezaron a aparecer las grandes cadenas locales como Tigre, Mega, y yo veía que para los almacenes chiquitos iba a ser imposible competir, entonces se me ocurrió armar redes de compra, juntando almacenes chicos para competir con los grandes. Así creamos una cámara nacional y lo llevamos a Buenos Aires. Después la experiencia con la empresa recuperada fue en el 2000, me vinieron  a buscar porque Mil Hojas estaba cerrada y tratamos de solucionar una confrontación entre empleados y dueños. Entonces alquilamos otro local y la pusimos en marcha de nuevo, los muchachos producían y yo vendía, así pusimos el producto de nuevo en góndola, y cuando la jueza que llevaba la causa les dio la empresa a los trabajadores, yo devolví la marca y me quedé con el reparto.

—¿Se puede solucionar el problema actual entre vecinos y locales gastronómicos como el que hay en el barrio Pichincha?

—Si vos conocés la noche medianamente, tenés que hacer estudios sobre ciertas zonas. No puede ser que en lugares donde se pagan 5 mil dólares el metro cuadrado tengas una zona de boliche cerca porque la gente no puede dormir. Una cosa es un bar insonorizado, y otra cosa son estos boliches a cielo abierto como tenés en Pichincha. No se puede principalmente porque los vecinos no duermen, y porque el departamento que valía 5 mil dólares el metro cuadrado ahora vale cero.

Comentarios