Luego de señalar que “en cada proceso electoral se escucha mucho sobre los clubes de barrio y las necesidades que tienen, pero más que una foto o un subsidio ocasional lo que necesitan es normativa que los fortalezca”, el precandidato a concejal por el Frente Justicialista Fernando Rosúa, recordó que hace ya más de un año que se encuentra presentada en el Concejo Municipal una iniciativa que promueve la creación de un “Seguro de Protección Social para Deporte y Cultura” destinado a niños, niñas y adolescentes, que “de aprobarse redundaría en aportes económicos mensuales para clubes e instituciones culturales barriales, que hoy están en riesgo de dejar de funcionar”.
El seguro propuesto consistiría en un aporte mensual adicional a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo que tengan entre seis y dieciséis años de edad, para ser destinado al pago de la cuota societaria de una institución deportiva o cultural.
“La iniciativa apunta a promover el acceso infantil y juvenil a disciplinas deportivas, artísticas o educativas no formales, con un aporte económico mensual otorgado por el Municipio, que además de representar un ayuda para muchas familias que atraviesan una situación de vulnerabilidad”, señaló Rosúa. Y agregó: “También sea un aporte para clubes de barrios, bibliotecas populares, o instituciones similares -que suelen depender para su sostenimiento de subsidios o programas estatales otorgados ocasionalmente y por afinidad política-, que pasarían a percibir recursos económicos permanentes por actividades que muchas veces brindan de manera totalmente gratuita”.
Por último, el Chino señaló que el proyecto –que nació de “un trabajo conjunto con el concejal Eduardo Toniolli, los equipos técnicos de la Fundación Igualar, y representantes de distintos clubes de nuestra ciudad”- fue ingresado el año pasado en el Concejo, y se funda en “un diagnóstico que veníamos realizando en torno a la situación social que atraviesa Rosario: el retroceso vivido en este año y medio de políticas recesivas del macrismo, impactó primero en las familias de trabajadores informales, cuyo objetivo prioritario pasó a ser la provisión de alimentos, por encima de cualquier otro tipo de consumo”. “En ese marco, la posibilidad de los más chicos de participar de actividades deportivas o culturales en general, pasa a descansar sobre las espaldas de instituciones barriales que evitan que la destrucción de los lazos sociales sea aún mas acelerada”, remató Rosúa.
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