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Rosario está en el podio digital

El equipo Caloventor en Dos, integrado por tres jóvenes de la UNR, ganó el 26 de septiembre el Torneo Argentino de Programación. En mayo, en Marruecos, fueron los primeros estudiantes locales en participar del campeonato mundial.


Pablo es el “más viejo” y conoció a Mariano cuando preparaba estudiantes secundarios para las olimpíadas de matemática. Mariano supo de Martín mientras entrenaba alumnos del Politécnico, y fue quien sugirió que se juntaran. A los tres, los aburre la educación formal. Y, en busca de sumar creatividad, innovación y desafíos, se entusiasmaron por las competencias de programación. Nació entonces Caloventor en Dos, como bautizaron el equipo armado para participar de torneos internacionales –viajar es otro de sus objetivos– y nacionales. Así, se ganaron un lugar en el mundial de programación realizado en Marruecos en mayo pasado, la pulseada de más alto nivel global en su tipo, organizada por IBM, y en la que por primera vez hicieron pie universitarios rosarinos.

Y el 26 de septiembre, resultaron primeros en el Torneo Argentino de Programación, desbancando de su tradicional podio a la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA).

Con otro valor agregado: el trío propuso –y consiguió– que Rosario se sumara este año como sede a esa competencia.

Pablo Zimmermann, Mariano Crosetti y Martín Villagra cursan la licenciatura en Ciencias de la Computación en la Facultad de Ingeniería de la UNR. “Cuando uno conoce lo que es una competencia, por fuera del formato del estudio formal, de los exámenes, empieza a disfrutar de la forma de aprender que encuentra allí. Por lo menos a nosotros no nos gusta mucho la educación formal, y hay una pasión por conocer desde otro lugar, a lo mejor más complicado, compartiendo cosas con otros que sienten esa misma pasión. Así empezamos a dar clases para, por ejemplo, las olimpíadas de matemática. Nos gustaba compartir esto y difundirlo, como lo hace un militante político con sus ideas, y buscamos que a otros les empiece a gustar. Así nos conocimos”, rememora Pablo, que se presenta como “el viejo” a sus 25 años.

Dos años hace que se juntan, estudian, practican, se preparan para las competencias de programación. Mencionan la palabra “pasión” varias veces, y no suena exagerada: es necesario fabricar el tiempo para tomarse en serio lo que hacen, sacárselo a otras actividades, buscar quienes los entrenen, pelear subsidios… Y llevarse bien, porque son muchas las horas que pasan juntos.

El formato de las competencias de programación para universitarios es similar: son cinco horas en las que equipos de tres estudiantes de la misma institución deben resolver una serie de problemas lógicos. Para cada planteo tienen que construir una solución y traducirla a lenguaje de computación. El programa generado por el equipo se envía online al jurado para que lo revise –se prueba con casos testigo– y dictamine si funciona o no.

En el segundo caso, se puede intentar corregir errores o pasar a otro problema. El desempeño es informado en tiempo real, y cada grupo tiene a disposición una sola computadora, por lo que las estrategias son cruciales. “Cuando recién empezamos, cada uno tenía un rol específico: Pablo pensaba los problemas y nosotros los escribíamos en la computadora; pero ahora intentamos diversificarnos. Trabajar en equipo es importante porque, por ejemplo, cuando te va mal por ahí te peleás un poco, y hay que trabajar esas cosas”, explica Martín.

El sábado 26 de septiembre, Caloventor en Dos volvió a demostrar que pisa sobre seguro: resultó primero en la quinta edición del Torneo Argentino de Programación, organizado en el marco de competencias regionales que a su vez apuntan a la International Collegiate Programming Contest (ICPC), el llamado mundial de programación.

Rosarinos en punta

Pablo, Mariano y Martín fueron los de mejor desempeño entre 75 equipos que representaron a 20 instituciones y compitieron en nueve sedes de todo el país.

Resolvieron nueve de los 11 problemas planteados. No lo sabían entonces, pero eran los favoritos entre los participantes. En la sede Rosario, ganaron con comodidad: sabían que quedarían primeros cuando aún restaban 20 minutos de la competencia, justo los momentos de mayor adrenalina, en los que suelen escucharse algunas “puteadas” en los salones, se ríen. No conocían –estaban “ciegos” en eso– los posicionamientos en las otras sedes. Pero al final llegó la buena noticia. Ya contaban con otra gratificación: que se materializara su deseo de que el torneo también se disputara en la ciudad. “No fuimos organizadores por una cuestión legal, pero pedimos que Rosario sea sede, y desde Buenos Aires preguntaron por algún contacto. Les dimos el de la doctora Ana Castaño, directora de la carrera de Ciencias de la Computación, que lo gestionó junto al licenciado Exequiel Rivas, a su vez un ex competidor en los torneos. Ambos consiguieron aulas y laboratorios de la Facultad, porque esto implica garantizar infraestructura”, cuenta Martín y todos destacan el compromiso de esos docentes. El resto de los equipos de la UNR completaron el buen desempeños local: todos terminaron en los primeros 20 lugares.

Sumar, más que ganar

Se trata de competencias, donde ganar es un objetivo. Pero los tres estudiantes de la UNR repiten que, tanto en el torneo internacional del que participaron como en los locales o regionales, lo que prima es el deseo de compartir experiencias y conocimientos sin mezquindades. Impera, dicen, la voluntad de difundir lo que los apasiona y sumar adeptos. Lo vivieron en el mundial de Marruecos, que aprovecharon para estirar el viaje y conocer otras geografías, y lo sienten en las competencias locales y regionales.

Por eso, Caloventor en Dos compartirá experiencias y buscará sumar interesados durante las XIII Jornadas de Ciencias de la Computación que se realizarán desde el 21 al 23 en la sede de Ingeniería. Allí, darán una charla sobre Programación Competitiva el miércoles 21 a las 18.30, y un taller del mismo tema los dos días siguientes, de 9 a 12.

La siembra ya está hecha: “Cuando empezamos, éramos los únicos tres interesados en las competencias. Ahora vemos que se sumaron muchos. El objetivo es tener una masa crítica para que cuando nosotros, por edad, no podamos competir más, haya otros equipos”, resume Martín lo que motiva a los tres. Tienen en claro sus nortes y no son “aparatos” encerrados en un reducido horizonte de intereses, aunque reconocen que en los torneos se toparon con varios. “Pero no más que en otras disciplinas o hasta en el deporte”, avisan por las dudas.

Cita de Ingeniería antes de las elecciones

Entre los próximos miércoles 21 y viernes 23, la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de Rosario –Pellegrini 250– será centro de las XIII Jornadas de Ciencias de la Computación. Es una iniciativa organizada por estudiantes de la carrera, de carácter abierto y gratuito, que busca promover el contacto de los alumnos con investigadores y profesionales en las ciencias de la computación. También, una oportunidad para divulgar las tendencias en investigación y desarrollo de la región.

Las jornadas se llevaron a cabo por primera vez en noviembre de 2000. De ellas participan empresas de desarrollo de software local, estudiantes e investigadores de la Facultad y de universidades de la zona, entre ellas la Universidad Nacional de La Plata, la de Córdoba, de Río Cuarto y la de La República (Montevideo-Uruguay). De ellas participarán los integrantes del equipo Caloventor en Dos, con una charla y talleres. El cronograma de las actividades puede consultarse en www.fceia.unr.edu.ar/lcc/jcc/2015.

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