Espectáculos

Concierto en City Center

Rosario disfrutó de Buena Vista Social Club

Con la poderosa presencia de la cantante Omara Portuondo, la histórica orquesta cubana logró llegar a Rosario, haciendo bailar y cantar a un entusiasta público al ritmo de danzones, chachachá y boleros.


Esperado y exitoso debut y despedida. En la noche del domingo 6 de diciembre, la Orquesta Buena Vista Social Club oficializó su presentación en Rosario en el Centro de Convenciones de City Center.

La banda cubana comenzó a tocar a las 21,10, después de un set amable y delicado de Sandra Corizzo, a la manera de una anfitriona que recibía a los 2 mil asistentes que llegaban a conocer una buena parte de la historia musical de Cuba.

En el inicio, el pianista está solo arriba del escenario mientras en las cuatro pantallas se ve a un hombre canoso y de barba, tocando un piano de cola. La foto es de Rubén González, el histórico tecladista de la Orquesta Buena Vista Social Club, quien era homenajeado por Rolando Luna, talentoso y joven pianista que lo reemplaza en este tramo de la orquesta.

La agrupación cubana llegó por primera vez a Rosario en el marco del “Tour del Adiós”, que marcará el cierre de una gesta que comenzó hace años, con nombres trascendentes de la música de la isla, como fue González, el gran cantor Ibrahim Ferrer, las composiciones y la guitarra de Compay Segundo, y la gran voz de Omara Portuondo, la mujer que a los 85 años fue la estrella convocante y exclusiva del concierto que Buena Vista Social Club brindó en la ciudad.

Después de escuchar a Carlos Carlunga e Idania Valdés en frente de “Rincón caliente”, “Tumbao” y “Bruca Manihua”, el trombonista director de la orquesta presentó a la ‘historia de la música cubana’, y entre una ovación del público, hizo su arribo Omara Portuondo, la mujer que todos querían ver y escuchar.

Ayudada a desplazarse siempre por alguno de los instrumentistas, la gran sonrisa de la mujer de 85 años cautivó a todos, más aún cuando comenzó a cantar “Lágrimas negras”, canción que en la banda original cantaba junto a Ibrahim Ferrer.

Acompañada magistralmente por el pianista Omara se comunicó con todo el público y los invitaba a hacer palmas y bailar mientras ella, de vestido blanco, dorado y largo y con tocado prolijamente trenzado en su cabello, movía sus brazos al son de la música, con una energía inmensa, que a duras penas puede ser acompañada por su cuerpo, pero su voz cuando alcanza las notas altas, es apabullante. Seductora, Omara irradia alegría, y es la estrella de Buena Vista Social Club.

En cuanto al público que acudió al concierto se encontraban muchas parejas de mediana edad, algunos bailarines que se animaron en los laterales del salón y hasta algún señor entrado en canas registró en su celular las mejores canciones de Omara.

El capítulo que trajo a la histórica orquesta a Rosario, nació en la década del ’90. “Buena Vista Social Club”  fue un club de baile y canto que existió en La Habana, Cuba. Décadas después de su cierre, el guitarrista norteamericano Ry Cooder y el músico cubano Juan de Marco González convocaron a músicos cubanos tradicionales, muchos de ellos antiguos miembros del club en el que se presentaron cuando su popularidad estaba en la cumbre.

Así rearmaron la Orquesta, con la que grabaron el disco “Buena Vista Social Club”, por esa institución de La Habana. Fue un éxito internacional que llevó a una gira que los músicos hicieron en Ámsterdam, Holanda, en 1998.

El director de Las alas del deseo”, el alemán Wim Wenders, grabó la presentación, seguida de un segundo concierto en el Carnegie Hall, de Nueva York, presentación que fue la cumbre del documental que llegó a los grandes festivales,  y que difundió la música cubana de este grupo de artistas, aportando también al desarrollo de sus carreras y a una larga lista de éxitos de la Orquesta Buena Vista Social Club.

El tema principal de la película de Wenders es “Chan Chan” (De Alto Cedro voy para Marcané, llego a Cueto y voy para Mayarí. El cariño que te tengo yo no lo puedo negar, se me sale la babita, yo no lo puedo evitar); melodía que sonó con fuerza en el City Center, ilustrada con el rostro del gran Compay Segundo desde las pantallas, mientras  el público rosarino cantaba de pie, meciendo las caderas de lado a lado, al tiempo que las cinturas dibujaban las geografías de Alto Cedro, Mayarí y el cariño por una mujer.

El “Adiós Tour”, que lleva más de un año en gira, coincide con el lanzamiento de su último disco “Lost and Found”, una antologí­a de grabaciones inéditas, que cerrará su etapa en Argentina con el concierto que el martes brindarán en Córdoba. En esta despedida, los rosarinos pudimos cumplir con el sueño de ver a Omara Portuondo y la histórica Buena Vista Social Club.

 

 

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