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8N

Rosario al ritmo de las cacerolas

Miles de personas salieron a la calle y rebalsaron el Monumento. Las críticas se orientaron contra el gobierno nacional pero también las hubo para toda la dirigencia política. Las demandas, de lo más variadas. "El político está muy cómodo cobrando un gran sueldo", dijo un manifestante


Los rosarinos también salieron a la calle: el Monumento a la Bandera fue el epicentro local del 8N, una protesta a lo largo y ancho del país cuya objetivo nacional era la crítica contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner pero que, en cada lugar, sumaba reclamos locales. Y, en Rosario, el enojo ciudadano también recayó sobre el Ejecutivo provincial de Antonio Bonfatti.

La marcha contó con una uniformidad mayor a su antecesora del 13 de septiembre. Esta vez los colores que unificaron el reclamo fueron el celeste y el blanco: banderas argentinas coparon la parada. Si bien estaba claro que lo que sacó a la ciudadanía a la calle era la oposición al gobierno nacional, no lo estaban tanto las consignas que levantaba como exigencia la multitud. De esta manera se sucedían las pancartas que reclamaban por seguridad, justicia independiente, contra la inflación, la negativa a una reforma constitucional, contra la corrupción, entre otros tópicos. Los testimonios iban en igual sentido, cada persona tenía algo diferente para decir, algo particular por lo cual mostraba su descontento.

Miles y miles de personas rebalsaron con su presencia la explanada del Monumento, desbordando las calles laterales y la plaza frente al Concejo Municipal. La ruidosa bronca de una parte de la ciudad se hizo sentir no sólo golpeando cacerolas, sino con lo que se tuviera a mano, como redoblantes, latas y botellas.

“Cristina, (Agustín) Rossi, Bonfatti, (Hermes) Binner: narcomafia”, rezaba una pancarta para dejar en claro que el desencanto de algunos pasaba contra toda la clase política.

Así lo expresó Ángel, que se acercó al Monumento para reclamar por “el rumbo del país”. “La protesta es contra todos los políticos, porque el político está muy cómodo cobrando un gran sueldo solamente para decir pavadas por televisión y eso no ayuda a nada. Ningún político de la contra hace algo constructivo y tenemos que construir, unidos, sin odio”, agregó.

De todos modos, se encargó de remarcar que no se trataba de una protesta que tenga como objetivo último el fin del gobierno de Cristina Kirchner. “No hay golpismo, si llega a haber golpe voy a ir a la calle para que no lo haya. Yo sufrí el golpe y no lo quiero”, aclaró.

Los cánticos de la multitud tampoco tenían un objetivo claro y se coreaban por sectores. De esta manera se escuchó “se va a acabar la dictadura de los K”, “Argentina, sin Cristina”, “el pueblo unido jamás será vencido”. Sólo las estrofas del Himno Nacional lograron homogeneizar las ruidosas voces, que concluyó con un aplauso final.

Una mujer mayor pasaba entre la multitud repartiendo volantes, pero ante las preguntas de este diario respondió que prefería no hablar. “Está todo en el folleto”, espetó. “El pueblo despertó”, decía el volante.

La inflación fue otro tema recurrente. Para Adolfo, un ciudadano rosarino que se acercó junto a su esposa y su pequeño hijo, “con la inflación siempre perdés”.

“Se complica porque con una inflación del 27 por ciento, para el que tiene que pagar o producir, cualquier proyecto de inversión se hace muy difícil de planificar. Y tenemos de todo, tenemos para hacer fortuna en este país”, indicó.

Aquellos que portaban las pancartas más duras, que vivaban las consignas más agraviantes, se negaban a dialogar con la prensa. “Néstor (Kirchner) volvé, te olvidaste de Cristina”, fue un ejemplo de ello. “No te tenemos miedo”, era otro de los carteles que aludían directamente a la presidenta.

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