Desde su llegada como técnico de River Marcelo Gallardo nunca le había podido ganar a Boca por el torneo local. Pero siempre hay una primera vez. Y es fue ayer, cuando su equipo superó 3-1, en la Bombonera, al Xeneize, en la fecha que se jugaron todos los clásicos del fútbol argentino.
River fue práctico, pegó en los momentos justos y se llevó un triunfo que pone al torneo al rojo vivo. El Millo quedó a cuatro puntos de Boca, el único líder, pero con un partido menos (frente a Atlético Tucumán).
Desde el inicio del juego la visita se mostró más concentrada. Esperando a su presa para dar el zarpazo. Y en menos de diez minutos se puso dos goles arriba. Primero fue Pity Martínez, a los 14 minutos, mediante una gran volea de zurda. Y luego le tocó el turno a Lucas Alario, a los 23, definiendo dentro del área sin problemas.
Boca acusó el golpe. A esa altura su jugador más desequilibrante, Ricardo Centurión, debió dejar el campo lesionado. Entonces no hubo plan B. El Xeneize fue pura impotencia y nada de ideas. De todos modos encontró el descuento en el último minuto de adición. Fernando Gago ejecutó un tiro libre desde mitad de cancha y Augusto Batalla hizo el resto. El arquero erró feo en el cálculo y se fueron al descanso con apenas un gol de diferencia.
En el complemento Boca fue decidido a buscar el empate. Tuvo la pelota, contó con chances, pero no estuvo fino en la definición.
River apostó a la contra, dejó venir al Xeneize y justificó el triunfo en la solidez defensiva de Jonathan Maidana.
En los últimos minutos Boca tuvo dos chances claras, pero esta vez Batalla se redimió de su error con dos buenas atajadas. Y Driussi aprovechó una mala salida de Gago para ajusticiar a Rossi y decretar el 3-1 definitivo.
Comentarios