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Río Gallegos homenajea a Kirchner frente a la bóveda familiar

Por Sebastián D. Penelli, enviado especial a Río Gallegos.- Tras la apertura del cementerio a las 7, el desfile de personas es incesante. Por allí pasaron amigos de la infancia, militantes, vecinos y trabajadores del sindicato de municipales. Ni Cristina, ni sus hijos lo visitaron. A primera hora volaron a la residencia de El Calafate. Santacruceños se acercaron al cementerio para despedir a Kirchner Peralta: Máximo “va a ser un apoyo político importante” para Cristina El último regreso a su tierra El PJ después de Kirchner Calor popular en el adiós “No miren a Cobos, miren a su alrededor” Rossi: “Vamos a seguir en el mismo lugar donde nos dejó Néstor”

Luego de vivir una histórica movilización con más de 30 mil personas en las calles, Río Gallegos retomó la actividad habitual tras despedir al ex presidente.

Los comercios de la avenida principal rebautizada con pegatinas como Pte. Néstor Carlos Kirchner levantaron sus persianas luego de dos días de luto. Los lugareños se abalanzaron sobre los diarios con gigantescas fotos del cortejo en sus tapas. “Tuvimos que repartir más ejemplares a los kioscos porque se agotaron”, reveló un repartidor con algunos periódicos locales en las manos. Muchos se volcaron a los paseos de compras bajo un sol radiante, con una impensable temperatura para octubre de 16 grados. En el cementerio municipal, escenario de la despedida de ayer, ya no están las vallas que intentaron en vano contener a la multitud. Tampoco se ven a las decenas de policías provinciales que custodiaron el séquito fúnebre que trasladó el cuerpo de Kirchner desde el aeropuerto. Ya no están las cuatro carpas de la Cruz Roja que sirvieron de consultorios para asistir a más de 50 personas descompensadas. Sí están las flores. Dos puestos con centenares ofrendas de todos los colores y tamaños ladean la puerta principal del cementerio.

La reja verde del camposanto abrió a las siete. Desde ese momento el desfile de personas por la bóveda de los Kirchner es incesante. Por allí pasaron amigos de la infancia, militantes, trabajadores del sindicato de municipales y vecinos. Ni Cristina de Kirchner, ni sus hijos lo visitaron. A primera hora volaron a su residencia El Sauce de El Calafate. El círculo íntimo de la familia se recluyó anoche en la casa de Máximo, celosamente custodiada. Hasta pasado el mediodía, por el cementerio no se vio a ningún funcionario nacional o provincial.

El santiagüeño “Chiquito” Acosta, su compinche de la juventud lo homenajeó entonando la balada Cuando un amigo se va, de Alberto Cortez, ante un grupo de 20 personas. “Intenté hacerlo ayer pero no se pudo, por eso vine hoy temprano para hacerlo tranquilo”, explicó a este cronista luego de dar una entrevista televisiva a un canal extranjero, que como otro centenar de medios llegaron aquí para cubrir el sepelio. “Como persona era un bonachón -continuó-, un larguirucho, grandote, por las pasiones era un poco torpe, te daba unas palmadas cuando te abrazaba, pero era lindo sentir ese cariño”.

Su vecina de la niñez, que vivía en una casa lindera a la de los Kirchner, también lo recordó frente al mausoleo. “Yo tenía 11 años y él 9, jugábamos en la calle con mis primos. Él era lo mismo que ahora, pero de chiquito: saltarín, bromista, se le escapaba a los padres, indomable. Desde chico ya tenía sus convicciones, era rebelde, pero muy bien educado”.

Hasta ayer al mediodía, horas antes que aterrice el TC-55 de la Fuerza Aérea con el ex mandatario, una cuadrilla de empleados de Obras Públicas trabajó por acondicionar la bóveda. Limpiaron adentro, pintaron el exterior de blanco y amarillo pastel y ensancharon la entrada porque el cajón lacrado -por eso no fue velado abierto en Casa Rosada, estaba sellado- era más grande que la puerta. Ahora el panteón está cercado con un vallado, que para evitar acercarse a las ventanas del frente, incluyó tres tumbas en la parte de atrás. Sobre el enrejado colocan flores, carteles, banderas y cartas manuscritas. Poco a poco, el pueblo de Río Gallegos, donde nació, creció y se formó políticamente, sale del estupor para pasar al homenaje.

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