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Músico en cuarentena

Richard Coleman: “No me gusta esta onda de gente que toca desde su cocina”

Richard Coleman, uno de los artistas que forman parte de la grilla de la versión online y benéfica del Quilmes Rock de este fin de semana, advirtió que “hay un componente de narcisismo muy alto” en la nueva costumbre de montar shows acústicos en medio del aislamiento social por la pandemia


El músico Richard Coleman, uno de los artistas que forman parte de la grilla del Quilmes Rock, el festival benéfico por streaming que se desarrollará este fin de semana, advirtió que “hay un componente de narcisismo muy alto” en la costumbre de muchos de sus colegas de montar shows acústicos desde sus casas en medio del aislamiento social por la pandemia de coronavirus.

“La verdad que no me gusta esta onda de gente que toca desde su cocina con la guitarra. Para mí, hay un componente de narcisismo muy alto en eso. Las herramientas de comunicación social se han transformado en un culto al narcisismo peligrosísimo. Yo le escapo a eso porque suena mal, se corta y no suma nada al proyecto artístico”, expresó el músico en diálogo con la agencia de noticias Télam.

Y amplió: “Si un tipo es bueno grabando y montando un personaje, ¿por qué sacar ese misterio y mostrar el talón de Aquiles? No te hace más cercano a tu público. Definitivamente, se perjudica el misterio del artista”.

Por ese motivo, explicó que decidió que su presentación en el Quilmes Rock será junto a su banda El Trans-Siberian Express (ver aparte), más allá de las complicaciones tecnológicas que esto implica, y justificó su presencia con el hecho de que se trata de un festival solidario para ayudar a los asistentes de los artistas que no tienen posibilidad de trabajar ante la suspensión de shows en vivo.

“Hubiera sido más fácil hacerlo solo, pero lo fácil no es necesariamente bueno. Estamos lidiando con las complicaciones tecnológicas de tocar con la banda pero el estímulo es que es de buena onda todo eso, para colaborar con los asistentes que están muy mal”, aclaró.

La actuación de Coleman se producirá justo en momentos en que lanza en plataformas digitales una versión del tema “Drive”, un clásico lento de los años 80 del grupo estadounidense The Cars que había comenzado a trabajar el año pasado, y había quedado traspapelada cuando la agenda comenzó a cargarse. Fue así que decidió retomar el trabajo en medio de la cuarentena.

Entre las diversas actividades encaradas por el músico en el último año se incluye su participación como guitarrista titular en el regreso de Soda Stereo, cuya gira se vio interrumpida por la suspensión de shows en vivo.

Según remarcó Coleman, “«Drive» es una canción que venía haciendo en los shows acústicos en vivo desde el 2012, cuando se puso en marcha el proyecto A Song Is a Song, que reúne versiones propias de variados compositores.

“Es una saga de covers que voy haciendo caprichosamente, con la única premisa de que la canción me guste y me quede bien. Esta canción había quedado afuera del álbum porque, en su momento, no le encontré la idea del arreglo. Siempre trato de hacer una versión completamente libre, obviamente con todo respeto. Si la hago mía es porque a la canción la quiero”, puntualizó.

Respecto de apelar a la nostalgia o presentar canciones de otro tiempo a las nuevas generaciones, Coleman evaluó: “No tengo una intención clara con todas estas cosas. La nostalgia, seguro que no; le escapo especialmente. Supongo que si hubiera querido apelar a la nostalgia hubiera hecho una versión más apegada a la original. La nostalgia es el cover. Al despojar una canción de su sonoridad original, lo que estoy haciendo es darle un contexto nuevo. No pasa por la nostalgia este proyecto, sino por el respeto a la permanencia de la canción. En estos casos, apunto a que quien no la conoce, busque información y escuche de donde viene”.

El músico popularizó una versión en castellano de “Héroes”, de David Bowie, algo que sin embargo no espera que pase con estas canciones. “Me pareció muy pretencioso para esta propuesta. Es mucho trabajo porque soy muy obsesivo, muy detallista con eso. Por otro lado, tenía ganas de hacer algo menos comprometido. Hacer una canción conocida y ver hacia dónde me llevaba. Ponerme a traducirla y adaptarla ya hubiera sido pasarme de rosca. Me gusta cantar en inglés cada tanto. Es algo que disfruto y me atrevo a compartir”.

El corte significó también un homenaje a Ric Ocasek, líder de The Cars, fallecido el año pasado. “Me puso muy mal su muerte. The Cars fue muy influyente y la manera de cantar de él fue decisiva para que yo me pusiera al frente de una banda. Yo era muy tímido, dudaba mucho de mi capacidad como cantante. No tengo un registro muy amplio. En la época en que aprendí a escuchar música, los cantantes que destacaban eran Spinetta, o Peter Gabriel y Jon Anderson. Es decir: unos cantantes del carajo, con rangos que yo no tenía. Cuando descubrí a The Cars, entendí la manera de frasear de Ric, con melodías cortas, como habladas, moviéndose en la misma octava. Ahí me puse a trabajar de otra manera la construcción de mis letras para poder cantarlas y tocar la viola”.

En  el presente, se perdió cierto estilo de temas lentos como “Drive” que se hacían en los 80. Respecto de esa variable, Coleman analizó finalmente: “Hacer una buena balada es muy difícil y es algo que va en contra de la tendencia general, marcada por la velocidad en la producción y lo efímero del consumo. Hacer una buena balada lleva tiempo y hay que tomarse el tiempo para escucharla. Los playlist son literalmente mortales. Pasás una canción y, si al minuto no dice nada, lo salteás. Y la balada, al minuto, recién está levantando la persiana. La balada también es muy peligrosa, al igual que el amor, porque está al borde del cliché, de la cursilería. El cliché bien utilizado es noble, pero su abuso y la confianza en él, es muy peligroso. Es caminar por una cornisa hacer una buena canción lenta. Por eso, habiendo tantas buenas, prefiero versionar las que ya existen. A mí me gusta desafiar esa cursilería y el cliché. Disfruto caminar por esa cornisa. Esta es una canción que si no la hacés con onda, es una grasada”.

Perlas, sets en vivo y un fin solidario en la vuelta del Quilmes Rock

Vicentico, Gustavo Santaolalla, y bandas como Ciro y Los Persas, Turf, Airbag, Las Pastillas del Abuelo, Ratones Paranoicos, Las Pelotas, Ataque 77 y Babasónicos y Richard Coleman con El Trans-Siberian Express serán protagonistas destacados del nuevo formato del Quilmes Rock que tendrá lugar este sábado y domingo desde las 18 vía streaming.

Para los amantes de Soda Stereo, el show tendrá un homenaje a Gustavo Cerati con figuras allegadas al músico y la participación de Fabiana Cantilo.

Además, Estelares con Leiva, Los Tipitos junto a Lito Vitale, Los Caligaris con Los Auténticos Decadentes, Leo García con un invitado sorpresa, Turf en dupla con Vicentico y Soledad Pastorutti junto a Los Socios del Rock serán parte del elenco de más de 70 atracciones que se podrán apreciar en ocho horas de transmisión.

Con cuatro horas por jornada, el festival podrá seguirse a través del canal de YouTube de Quilmes, el canal 605 de la plataforma Flow y la web tn.com.ar.

Giannina Galanti Podestá, directora de marca Quilmes, resaltó a la agencia Télam que reponer el festival tiene como objetivo “ayudar en el contexto de la pandemia”.

“El Quilmes Rock es algo que siempre está en la agenda de todos y decidimos ponerlo al servicio de los músicos y para ayudar a la gente”, subrayó Galanti Podestá.

Esas ayudas se canalizarán a través de la Asociación Conciencia con dos campañas solidarias que funcionarán en paralelo a las dos jornadas. Por un lado, donando bolsones de alimentos, artículos de limpieza y material educativo en barrios y para los trabajadores del rubro de la música que reciban la donación y, a su vez, puedan poner a disposición su tiempo y sus conocimientos para capacitar y acompañar virtualmente a jóvenes que estén interesados en conocer profesiones, oficios y trabajos relacionados a la música.

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