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Ricardo Albertengo pasará otros 17 años tras las rejas

Fue hallado culpable de seis robos cometidos entre agosto y octubre de 2009 durante salidas transitorias.

Ricardo Albertengo, el hombre que en octubre del año pasado copó una clínica ubicada sobre bulevar Oroño con intenciones de robo, fue condenado mediante un juicio abreviado a 17 años de prisión, tras ser hallado culpable de seis hechos de robo y privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de arma, cometidos durante salidas transitorias, ya que estaba cumpliendo una condena de 20 años de cárcel por un crimen de abril de 1994. Por lo tanto, el fiscal solicitó que se unifiquen ambas sentencias, llevando la suma de años tras las rejas a 37, y que Albertengo sea declarado “reincidente por tercera vez”.

Para llegar a la pena se realizó un convenio entre el fiscal subrogante Eduardo Valdés Tietjen, la defensora general Estrella Galán y el propio imputado, Ricardo Albertengo, de 42 años, por seis hechos cometidos entre agosto y octubre del año pasado en la zona céntrica.

Albertengo se confesó autor de seis robos y aceptó la pena solicitada por la Fiscalía de 17 años de prisión. Para llegar a dicha cifra, el fiscal Valdés Tietjen tuvo en cuenta que en todos los casos actuó armado, poniendo en peligro la vida de las víctimas, el hecho de no encontrarse en situación de “miseria económica que lo compeliera a delinquir” ya que los robos fueron cometidos durante salidas transitorias, entendiendo que sus necesidades básicas estaban atendidas por el Estado y que por lo tanto no tenía necesidad de buscar sustento o dinero fuera de los límites del penal.

Uno de los hechos ocurrió el 13 de octubre de 2009 en el Centro de Terapias Complementarias, en Rodríguez al 400, donde ingresó con un arma de fuego y luego de amenazar al personal de la clínica y ocasionales clientes se alzó con más de tres mil pesos en efectivo, una computadora portátil y elementos de valor de las víctimas y luego huyó en un auto. En este caso, Albertengo fue reconocido por dos mujeres mediante fotografías, “aventando toda duda acerca de la efectiva participación del imputado en el hecho”, indica la resolución.

Otro robo aconteció en el atardecer del 16 de septiembre del año pasado, en el Spa Balarama, de Entre Ríos al 1800, cuando también armado y a cara descubierta se llevó dinero en efectivo y varios aparatos electrónicos. En este caso fue reconocido por tres de las víctimas también por intermedio de fotografías, ya que el imputado se negó a una rueda de reconocimiento.

La tercer causa ocurrió la mañana anterior, cuando armado, entró en Flego Estética, de Moreno al 300, y se llevó una suma de dinero en efectivo, artefactos electrónicos e instrumental médico. En esta oportunidad, donde también se negó a una rueda, fue señalado por otras tres víctimas.

El cuarto robo fue un atraco a un consultorio de psicólogos y psiquiatras ubicado en Córdoba al 2100, ocurrido el 1º de octubre de 2009, donde se llevó dinero en efectivo y teléfonos celulares de las víctimas. Cuatro personas lo señalaron como el autor del hecho, ya que como en las otras oportunidades actuó a cara descubierta.

El quinto atraco tuvo como destinatario el local Zoe, de avenida Pellegrini al 600, donde ingresó bajo la misma modalidad el 14 de agosto del año pasado. Luego de maniatar con precintos a clientes y empleados, se llevó teléfonos celulares, dinero y artículos electrónicos. Acá fue reconocido por las víctimas mediante fotografías y con la particularidad de que una de ellas describió al detalle varias cicatrices y tatuajes que Albertengo tiene en los brazos y un lunar ubicado detrás de la oreja.

El sexto robo fue por el cual quedó tras las rejas y tuvo en vilo a gran parte de la Policía rosarina el 20 de octubre pasado. Vestido de traje y con un portafolios en su mano derecha, ingresó en una clínica de cirugía estética de bulevar Oroño al 700 y mediante una rápida maniobra redujo a la recepcionista y pacientes, y se hizo de de 1.700 dólares y, cuando estaba por darse a la fuga, un médico que estaba realizando una cirugía estética se dio cuenta del hecho.

Al ser descubierto, Albertengo encerró a pacientes, empleados y médicos en una habitación, y estaba por huir cuando llegó la Policía. Ahí se generó un confuso episodio en el que se escucharon no menos de 15 disparos que no dejaron ningún herido pero sí daños materiales en el lugar. Albertengo se replegó en el interior de la clínica y se entregó tras una larga negociación con la fiscal Lucía Aráoz.

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