Astiz se mostró muy irrespetuoso. Al finalizar la primer audiencia del juicio por los delitos de lesa humanidad, levantó el libro “Volver a matar”, que tuvo durante todo la audiencia, hacia el sector de los familiares cuando el Tribunal Oral Federal 5 dio por terminada la jornada y el público recordó a las víctimas al gritar “30 mil desaparecidos, presentes. Ahora y siempre!”.
El abogado querellante Rodolfo Yanzón repudió la actitud de Astiz y anunció a la prensa que le pedirá al tribunal del juicio que evite la repetición de este tipo de situaciones por parte de los acusados.
Astiz se hizo conocido como “El Angel Rubio” y su figura se transformó en uno de los símbolos del accionar de la dictadura: a él se le atribuye haberse infiltrado en un grupo de familiares de desaparecidos en la Iglesia de la Santa Cruz y haber secuestrado a todos sus integrantes, entre ellos las monjas francesas Leonie Domon y Alice Duquet.
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