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República de la Sexta tiene un particular centro cultural

Por: Santiago Baraldi. Se llama “La Angostura de Punta Quebracho”. Allí confluyen vecinos del barrio que participan y aportan.

En el corazón del barrio República de la Sexta late el Centro Cultural La Angostura, en Pasco 555. La vieja casona hace esquina con el pasaje Americano y conserva aún sus antiguas rejas. Parece un lugar detenido en el tiempo donde aún conserva la atmósfera bohemia que le impregnaran primero Don Antonio y su mujer Dorotea, cuando la esquina era un almacén de ramos generales y luego un bodegón en tiempos pasados. Más tarde el inmueble fue un galpón y estuvo años abandonado con su cartel de alquiler. Laura Greco y Stella Maris Cipriano, ambas docentes, impulsaron junto a un grupo inquieto de voluntades, el desafío de convertir ese espacio en un Centro Cultural. “Este lugar es hijo de 2001. Este barrio tiene una fuerte historia de compromiso social y lo que en su momento fueron asambleas, hoy logramos que los vecinos tengan un lugar donde identificarse”, señaló Greco.

Bajo el lema “Por una cultura nacional, popular y antiimperialista”, el Centro fue bautizado como La Angostura de Punta Quebracho, en homenaje a la batalla que se dio contra la armada anglo-francesa, el 4 de junio de 1846, ocho meses después de la batalla de la Vuelta de Obligado, en las cercanías de la localidad de Puerto General San Martín. “Por una cuestión soberana, nuestra bandera es la defensa de la cultura popular. Lo que fomentamos es la discusión, que funcione democráticamente que se respeten los acuerdos que se toman para que el Centro se autogestione, cosa nada fácil. Hay gente que viene por primera vez y no nos conoce y nos pregunta si nos banca algún partido político o si es un lugar privado. Este es un lugar a pulmón, donde el eje principal es el vecino, que se involucró de manera increíble”, apuntó Greco.

El aporte del barrio

Como un rompecabezas, los vecinos, cuando en septiembre de 2007 abrió el Centro, aportaron para el mobiliario: así se puede observar que cada vaso, silla, mesa, vajilla es diferente. “El Centro Cultural tiene un pedazo del barrio en todo sentido. Invitamos a la gente a que trajera algo que no usura en su casa y la respuesta fue inmediata. La Sexta tiene gente increíble, aquí han expuesto pinturas o presentado libros vecinos que en otros lugares no accederían. El año pasado, David, un chico que tiene una verdulería en Alem y Cerrito, presentó su libro de poemas, una grata sorpresa para todos”, agregó.

En una de las paredes del Centro Cultural La Angostura hay un inmenso trabajo realizado por Stella Maris Cipriano, un dibujo sobre papel, donde los rostros del docente Carlos Fuentealba, Julio López y Romina Tejerina sobresalen en una gran manifestación que reclama justicia. “Estamos sorprendidas de la cantidad de productores culturales que hay en el barrio. Hay músicos, dibujantes, escritores… Descubrimos que la chica de la panadería de aquí a la vuelta canta muy bien. Se llama Lina Mariné y su papá es autor de muchas de las letras que le cantan a nuestro río y su paisaje”, señaló con orgullo Stella Maris.

De lunes a viernes de 18 a 21 funcionan los talleres de teatro, tango, folclore, flamenco, acrobacia en tela, coro, canto, guitarra, pintura y dibujo e iniciación musical para chicos. “Los costos son muy accesibles, y también los viernes y sábados por la noche hay muestras, ciclos, seminarios y espectáculos de artistas rosarinos y de nuestra zona. El año pasado incorporamos con mucho éxito un ciclo de música litoraleña, el primer sábado de cada mes”, afirmó Greco, quien subraya el trabajo de cada uno, a pulmón, donde para solventar los gastos de alquiler, es fundamental el ingreso del bufet: “Claudia, una vecina que nos quiere mucho, prepara pizzas y empanadas riquísimas. Los rosarinos que quieran pasar un buen momento apoyando la cultura popular, con un vinito de por medio, son bienvenidos. El espacio reivindica el encuentro”.

Cinco años de cultura

Las docentes recuerdan las reuniones que se hacían en el Bar Blanco de Pellegrini y Alem, cada lunes, duarnte tres años, buscando la manera de juntar fondos y alquilar un lugar donde desarrollar las actividades culturales.  “En septiembre vamos a cumplir cinco años y en este tiempo hemos logrado una identidad que se la dio el barrio. La República de la Sexta tiene universidad y villa, clase media y profesionales, todos tienen algo que decir, este Centro los convoca. El mate circula entre vecinos. Aquí no recibimos subsidios ni de la nación, la provincia ni de la Municipalidad, sí logramos que nos habilitaran como Centro Cultural”, apunta Greco.

El barrio no escapa al boom inmobiliario, donde los edificios crecen como hongos. El temor de las referentes de La Angostura es que la vieja casona sea víctima de la picota, “cada vez que logramos renovar el alquiler es un triunfo, la gente que vive en la zona nos agradece que estemos y que haya movimiento por el tema de la seguridad. Cada fin de año, por ejemplo, cerramos el pasaje Americano y ponemos tablones y cada uno lleva algo para compartir. Tratamos que esa costumbre de mezclarse entre los vecinos se mantenga, ganar la calle es también una manera de evitar la inseguridad”, explicaron quienes el pasado viernes dieron el puntapié a las actividades en los talleres y lo festejaron hasta altas horas de la madrugada con música brasileña, donde la banda Coisa Boa recaudó a la gorra los dineros para grabar su demo.

La docena de docentes e intelectuales que integran La Angostura tiene en claro que el proyecto cultural también los involucra en causas sociales. En su momento, no dudaron en sumarse a los reclamos de los obreros de Mahle, a la lucha de los asambleístas de Gualeguaychú o movilizarse junto a los maestros: “Todo eso también es soberanía”, coinciden Laura y Stella Maris.

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