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Renata Moreno: “Hay muchas historias y todos tenemos una propia para contar”

Llega el fin de semana la obra teatral "Partida", de Renata Moreno, que se presenta en el Parque de España. La propuesta, un biodrama con los recursos del teatro documental, que habla acerca de la identidad, surgió de una serie de errores que la actriz encontró en su Partida de Nacimiento

Fotos: Juan Chazo

La memoria que se dispara como material escénico, la búsqueda siempre latente de la identidad en un país con identidades cambiadas o desaparecidas y un error como génesis de una serie de preguntas son las variables que se dirimen en Partida, el biodrama con impronta de teatro documental que la actriz rosarina radicada en Buenos Aires Renata Moreno, bajo la dirección de Gonzalo San Millán, trae este fin de semana a su ciudad de origen con una serie de presentaciones, con público limitado, en el Centro Cultural Parque de España (CCPE), y también por grupos e invitaciones en casas de familia.

En esta obra, Renata es la protagonista de su propia historia a través de un dispositivo escénico-narrativo característico, como procedimiento, del biodrama (una historia real contada en escena por los protagonistas reales, sean o no actores o actrices), donde actriz y público comparten una indagación, un viaje por la memoria, los recuerdos y las preguntas sin respuestas sobre la construcción de la propia identidad, avalando una teoría que sostiene que cada persona o familia tiene una historia que merece ser contada.

Volver a casa 

“Esta es una obra muy personal y me genera mucha felicidad poder llevarla a Rosario porque todo lo que se cuenta sucedió allí. Es un biodrama que surgió hace unos años a partir de mi paso por la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Viamonte y Moreno donde me formé. Cuando me recibí, la preceptora me dijo: «Renata, no te podemos dar el título porque aparece un error en tu partida de nacimiento, con la fecha, y donde dice sexo aparece masculino. A partir de allí, fui al Registro Civil y lo pude cambiar. Pero ya había un error: yo estaba anotada con la fecha del día antes de haber nacido, y con un error también en el horario, porque figuraba quince minutos después de lo que fue mi nacimiento real”, contó la actriz.

“A partir de ese momento, con toda esa información, me puse a investigar: le hice todo un cuestionario a mi familia, con las evidencias de que había nacido un día nueve. Entonces le pedí a mi mamá que vaya a buscar mi historia clínica al Hospital Italiano donde figuraba lo real; ese fue el disparador para encontrar una serie de coincidencias que dispararon la idea de la creación de esta obra”, planteó Moreno acerca de esta indagación escénica sobre la fecha real de su nacimiento a partir de un despliegue de asociaciones que tratan de acercarse a alguna verdad, aunque momentánea.

Para lograr su objetivo, la actriz se vale en escena de la numerología, los muros, los grafitis, las casas que se pierden, las diferentes significaciones del término partida, el azar, la cábala, el amor y el concepto del error como inicio propulsor de la búsqueda. “En ese devenir se me abrió un mundo teatral y ficcional; voy jugando con eso y también con la idea de lo público y de lo privado. En esa intimidad que comparto con la gente, la presentación y la representación, son parte del mismo relato que conduce a las y los espectadores a pensar en una indagación personal sobre la construcción de su propia identidad, y entonces ese público también se despoja de algunas capas. Más allá de los datos erróneos de mi Partida de Nacimiento, y sabiendo que fue mi papá el encargado de anotarme, me obsesioné con el error y con la idea de conocer la versión real acerca de mi nacimiento”, dijo la actriz en ese viaje de reconstrucción de su identidad. Y planteó con humor: “Pensé que estaba anotada mal por convicción. Quizás soy una adelantada, una revolucionaria, una pitonisa griega que lee el oráculo”.

En un país donde la búsqueda de la identidad de personas desaparecidas y nietos robados, la temática se ve atravesada por una serie de cuestiones que exceden lo personal. “Y también por los feminismos y su lucha, la idea de género; es algo que comienza de un modo muy íntimo y personal, mi propia historia, mi propia biografía, e interpela a las y los espectadores desde los propios lugares que ocupan, desde su propia percepción de género y de sus identidades. Arranca por eso que es muy chiquito y se convierte en una red hacia les otres”, destacó la actriz sobre el concepto de la obra.

Partida se construye sobre un espacio casi vacío, utilizando los objetos personales de la intérprete, el uso de proyecciones y de audios del entorno familiar. “El teatro aparece así como excusa, fuga o sostén. De este modo, interpela escénicamente un discurso naturalmente aceptado sobre la identidad y pone en duda el primer mandato de vida que tiene la persona. El objetivo de Partida es pensar la identidad, poder revisarla, y atravesada por la experiencia, actualizarla y reafirmarla”, detalla la actriz acerca del proyecto.

“Fue un proceso muy fuerte porque estoy hablando de mí historia; empecé con este trabajo en un seminario que ofreció Vivi Tellas (gran referente del género y creadora escénica) sobre el biodrama; soy su asistente desde hace unos años, pero el material lo llevé al taller cuando era su alumna. En principio era algo breve y cuando lo quise extender lo convoqué a Gonzalo San Millán, que es el director de la obra, para que le dé un marco más teatral porque me costaba encontrar ese punto”, planteó Moreno.

“Partida”, a domicilio

El teatro en casas, relativamente común en la agenda porteña, no ha tenido en Rosario grandes recorridos. Sin embargo el desembarco de Partida es, quizás, una posibilidad para acercarse a esta experiencia que invierte recorridos, dado que son las y los artistas los van a las casas de las y los espectadores, un formato que en Estados Unidos y Europa existe desde finales de los años 60 y comienzos de los 70.

De este modo, a partir de 2019, Partida comenzó a realizarse en los livings de las casas de familia en distintos barrios porteños. De esta manera, la utilería y escenografía son los propios muebles y objetos que hay en la casa y la obra se transforma con las múltiples posibilidades que ofrecen las y los anfitriones y sus hogares, las particularidades de los barrios y sobre todo del público.

“Siempre digo antes de comenzar una función que si hay alguien que nos quiera prestar su casa, que nos avise. Y siempre aparece alguien del público que después de la función nos invita a su casa y llevamos finalmente la obra; vamos antes a conocer las casas, particularmente para ver qué cantidad de público puede ir, porque la platea se arma con los elementos que hay en la casa, con sus sillas, sillones, banquitos o lo que sea, y también necesitamos un tiempo en el mismo día de la función para poner a punto el espacio. Lo que se consigue es un momento hermoso, porque además el público que va a una casa no es el mismo que quizás va a un teatro. Por lo general es un público cercano, de tíos, vecinos, amigos, familia. Y tanto en las funciones en casas como en otros formatos, la gente se acerca luego a contar sus historias; al principio compartimos unos minutos y una galletas de la fortuna y luego nos quedamos charlando. Nos cuentan cosas similares a las que aparecen en Partida entre muchas otras. Hay muchas historias y todos tenemos una propia para contar”.

Para agendar

Partida llega a Rosario para presentarse este viernes y sábado, a las 19 y a las 20.30 ambos días, en el Teatro del CCPE, de Sarmiento y el río. Las entradas con capacidad limitada, a 1000 pesos, se venden en la boletería del referido centro cultural, de martes a sábados de 15 a 19, o bien a través del sistema http://www.1000tickets.com.ar. La propuesta cuenta con el trabajo en escena y dramaturgia de Renata Moreno, audios de Patricia Gualino, Silvia Valle y Álvaro Moreno; entrevistas en video de Graciela Schmidt y Tina Madussi; realización de vestuario de Cecilia Gómez García, soporte audiovisual de Pablo Madussi, diseño de flyer de Facundo Kaminsky, asistencia de Caterina Cantaro, dirección de Gonzalo San Millán y fotografías de Juan Chazo.

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