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Homenaje

Rememoran sangrienta batalla en defensa de tierras indígenas ocurrida hace 146 años

Comuneros originarios de la Puna jujeña reivindicaron “La Batalla de Quera”, donde sus ancestros se enfrentaron al ejército para resistir la apropiación de su territorio. El levantamiento fue sofocado y los prisioneros fusilados y colgados de las plazas


Integrantes de comunidades indígenas de la puna jujeña reivindicaron  “La Batalla de Quera” sucedida hace 146 años en el límite de los departamentos de Rinconada y Cochinoca, donde comuneros se enfrentaron al ejército jujeño en defensa de sus tierras.

La Comisión Permanente de la Batalla de Quera reafirmó con un acto homenaje a sus “héroes ancestrales” que perdieron la vida luego de enfrentarse con armas a las tropas del ejército asentado en la provincia, al mando de José María Álvarez Prado, en 1875, quien era un funcionario al servicio de Julio Argentino Roca y Domingo F. Sarmiento. El hecho ocurrió durante la presidencia de Nicolás Avellaneda.

Usurpación territorial por la fuerza de las armas

Bajo la consigna “seguimos batallando por la restitución territorial”, los comuneros de los departamentos Yavi, Santa Catalina, Cochinoca y Rinconada rindieron un homenaje en plena puna jujeña, en el sitio denominado “Abra de las cuatro almas”, donde se registró el enfrentamiento.

Todo había comenzado cuando el 3 de diciembre de 1874 en la batalla de “Abra de la Cruz” en Cochinoca, los ancestros puneños de los comuneros, cansados ya de tanto sometimiento y usurpación de su territorio, primero durante la conquista, luego por la colonia y más tarde por la en ese momento recién creada Nación argentina, se organizaron, lucharon y ganaron una batalla contra el Estado provincial.

Después de esa batalla se tomaron represalias encarnizadas contra la población originaria y  es así como el 4 de enero de 1875 ocurrió la contraofensiva de las milicias estatales.

“Fue un hecho nefasto para los habitantes de los cuatro departamentos de la Puna, no solo por haber sufrido una derrota sino porque este hecho ratificó la usurpación territorial por la fuerza de las armas a favor de los terratenientes de la Quebrada de Humahuaca y la Puna”, explicaron referentes del Movimiento Comunitario Pluricultural de Jujuy.

Los comuneros indicaron que ello ocurrió a través de una “persecución como conciencia” del levantamiento indígena a solo un mes del otro enfrentamiento entre originarios y el ejército sucedido en Abra de Cochinoca.

En ese contexto, relataron que Álvarez Prado, recibió refuerzos llegados desde la provincia de Salta por orden de Samuel Linares, por lo que “reunieron mil soldados, quienes luego enfrentaron a los habitantes de la alta región jujeña”.

Un enfrentamiento desigual

Si bien hubo intentos de conciliación, esas intenciones fracasaron y el 4 de enero de 1875, ambas fuerzas se enfrentaron en el paraje de Quera, distante a unos 250 kilómetros de la capital provincial.

El saldo del enfrentamiento “fue cruel a pesar de la brava lucha de los indígenas, que no pudieron derrotar al agrupamiento armado”. Así se reconstruyó que de los 800 comuneros que tomaron parte del combate, solo 300 lo hicieron con armas, el resto luchó con hondas, lanzas y otros elementos que servían para ataque y defensa.

Desde muy temprano y por diferentes frentes el ejército del Estado argentino atacaba las posiciones ocupadas por los kollas en las alturas de Quera.

El combate tuvo lugar durante todo el día a través de las armas pero sobre el atardecer se entabló un combate cuerpo a cuerpo. Pero las tropas oficiales habían recibido refuerzos en hombres y más armamento.

Así avanzaron, no sin resistencia, que continuó hasta las últimas fuerzas de los nativos, pero la superioridad numérica no dejó otra opción para ellos que la dispersión para conservar las vidas de los que sobrevivieron.

Los puneños habían sido comandados por Laureano Saravia, quien al oscurecer y consciente de la derrota, se dirigió a la Laguna de Pozuelos, luego a Santa Catalina y por ultimo cruzó la frontera jujeña exiliándose en Bolivia

El conflicto dejó 194 indígenas abatidos, entre los que se encontraban Benjamín Gonza y Federico Zurita, quienes habían luchado como comandantes y organizadores de la resistencia, mientras que cayeron prisioneras 231 personas, algunas de ellas identificadas como Anastasio Inca, José María Julián, Faustino Flores, Tomás Chambi, entre otros referentes de la región.

En tanto, habían perdido la vida  73 soldados de los mil que congregó Álvarez Prado.

Una inventada “pacificación” para apropiarse de territorios

Luego de la sangrienta batalla, las comunidades kollas de la Puna, repartidas en los departamentos de Yavi, Santa Catalina, Rinconada y Cochinoca tuvieron que ver el fusilamiento, en cada una de las esquinas de las plazas, de sus líderes y demás prisioneros y luego como esos cuerpos eran colgados de los árboles para que sirvan como escarmiento.

También se persiguió a heridos, prisioneros y fugitivos desarmados, y se los golpeó hasta morir en el intento de no dejar a nadie con vida que hubiera participado en la batalla.

Los jefes militares “presentaron” esa batalla como un método de “pacificación” por el que había que sacrificar las vidas de algunos rebeldes que intentaban levantar a las comunidades indígenas, mientras que lo que quedaba de manifiesto era que las verdaderas intenciones de los Estados regional y nacional era acallar las demandas y sofocar el levantamiento del pueblo kolla en defensa de sus territorios para favorecer los intereses de los terratenientes que ambicionaban apropiárselos cada vez en más cantidad.

Según indicaron los comuneros, “luego de la Batalla de Quera los cuatro departamentos de la Puna fueron ocupados militarmente, las autoridades fueron restituidas a sus cargos y los implicados en las rebeliones fueron perseguidos, capturados y siendo finalmente ejecutados”.

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