En ocho días, el Renar eliminó más de 100 armas de fuego entregadas por sus propietarios o tenedores. Los puestos se ubicaron en barrio Empalme Graneros, Las Flores y La Tablada, que el viernes pasado contó con las presencias del ministro de Seguridad nacional Sergio Berni y el director de la Anses, Diego Bossio.
El director de la repartición que lleva adelante el Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas, Matías Molle, indicó: “Se trata de un complemento de la pacificación que desarrollan las fuerzas federales en la ciudad. La seguridad debe entenderse de manera integral en un marco de inclusión”. En tanto, Berni calificó a la tarea realizada como “una política muy eficiente”, que se desarrolla desde 2007 en distintos puntos del país. “En esta última década destruimos 272.000 armas, lo que significa que hay 272.000 posibilidades menos de que las armas causen daños que a veces son irreparables. También se destruyeron más de un millón de municiones a nivel nacional”, indicó Molle.
Desarme
El primer puesto del Renar en recibir armas de fuego funcionó en la puerta de la vecinal Dorrego, ubicada en calle Hilarión de la Quintana 1866, del distrito Sudoeste. Luego ocupó la entrada del Club Argentina 78 de barrio Ludueña, en el distrito Noroeste. Al mismo tiempo se habilitó la entrega de municiones y armas en la delegación Rosario del Renar, ubicada en 9 de Julio 3393. El balance del operativo en Rosario fue de más de 100 armas recibidas y eliminadas en ocho días.
La mecánica del programa es conocida: se entrega de forma voluntaria y anónima armas y municiones a cambio de un incentivo económico, que a partir de este año oscila entre 500 y 2 mil pesos, según el tipo y calibre. En el momento de la entrega se toma el número de serie del arma, tipo y calibre con el fin de cotejar estos datos con el registro existente verificando si cuentan con procesos judiciales para luego ser destruidas en un acto público. La destrucción de las armas consta de dos etapas: la primera es de trituración de las armas, y luego la fundición mediante la utilización de un horno de alta temperatura. El material resultante es entregado a una institución de bien público.
“Nuestro objetivo es romper con ciertos patrones culturales y mitos, como el de la autodefensa. La presencia de armas en los hogares potencia la posibilidad de un desenlace trágico, aumentando la posibilidad de accidentes, heridos y muertos”, resaltó Matías Molle, director del Renar. El funcionario consideró que “la educación de nuestros hijos y la provisión de habilidades para mediar sus conflictos de manera no violenta se vuelve fundamental y la presencia de un arma en el hogar, tanto como los comportamientos agresivos o violentos, no contribuyen a lograr este objetivo”.
Rutina y denuncias
En el marco del Plan de Fiscalización Nacional, el Registro Nacional de Armas incautó durante el mes pasado un total de 75 armas, 193.500 municiones y 154 chalecos antibalas. Los operativos fueron realizados por personal especializado del organismo nacional y se llevaron a cabo en la ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Santiago del Estero, a partir de denuncias recibidas en forma anónima o en controles de rutina. Hasta ese mes, el Renar había realizado 2.274 inspecciones a usuarios individuales de armas, fabricantes, armerías, usuarios de explosivos y pirotecnia con el objetivo de profundizar el control de la actividad.
“Uno de los objetivos de nuestra gestión es intensificar la tarea de fiscalización, no sólo en cantidad sino también en calidad. Para ello, hemos diseñado herramientas informáticas que nos permiten establecer con más eficacia los objetivos a fiscalizar, determinar vectores de riesgo y actuar en consecuencia. En síntesis, tratamos de dirigir mejor nuestra mirada y gestionar nuestros recursos”, señaló Molle.
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