Observatorio

Estudios históricos

Reforma Universitaria: la chispa que encendió distintas reivindicaciones

La compilación de textos “Dimensiones del reformismo”analiza los procesos globales, las dinámicas nacionales y las circunstancias locales de ese momento clave


En 1918 el mundo entraba en una época de cambios. La Primera Guerra Mundial trastocó la política internacional y en su seno, por ejemplo, se hizo presente la Revolución Rusa, que abrió un periodo que llevó a intelectuales y también a integrantes de la clase trabajadora a creer posible un mundo de justicia e igualdad. Argentina no fue ajena a ese proceso y en nuestro país se discutieron tanto la participación en el conflicto bélico, como la posibilidad de recrear un proceso revolucionario en nuestra tierra. Además, otras cuestiones comenzaron a ser debatidas, que tenían que ver con procesos de renovación en la política argentina como fueron la Ley Sáenz Peña que supuso la posibilidad del primer gobierno radical de Hipólito Yrigoyen en 1916. En 1918, en la Universidad de Córdoba se produjo una movilización de estudiantes que planteaban la necesidad de una reforma en los programas de estudio, en la forma en que eran elegidas las autoridades para lograr un autogobierno y autonomía universitaria. Lo que empezó siendo un reclamo se terminó transformando en una rebelión estudiantil que generó un fuerte debate y se polarizó entre reformistas y antirreformistas ligados al conservadurismo católico. La agitación estudiantil no se quedó enmarcada en la Manzana de las luces sino que se expandió a América latina y estudiantes y profesores del continente aún se siguen referenciando en las consignas y logros de la Reforma universitaria iniciada en Córdoba. A raíz de esto y sin caer en una mera conmemoración Natacha Bacolla, Alejandro Eujanián y Diego Mauro se dieron la tarea de armar una colección de libros  que llamaron Dimensiones del reformismo, que aborda la cuestión desde múltiples perspectivas reuniendo distintas reflexiones y da impulso al debate que sigue generando la Reforma Universitaria. La colección fue publicada por HyA ediciones de la Facultad de Humanidades y Artes y se presentó recientemente en la sede del Instituto de Estudios Críticos en Humanidades.

Historia de fondo

“Un aspecto que nos importaba era que la colección mostrara las condiciones que hicieron posible la reforma. Los procesos globales, las dinámicas nacionales y las circunstancias locales. Un poco por decirlo a la manera de la historia social más clásica, que se recorrieran tanto los procesos de fondo y las tendencias estructurales que se estaban dando como las dinámicas políticas de acontecimientos: la chispa que encendió la mecha”, aclaró Mauro a la hora de posicionar el interés de los coordinadores de la colección.

“Otra inquietud importante que recorre la colección es la de mostrar las diversas significaciones del “reformismo”, como señala Mauro en sus contextos específicos, pero también la histórica imbricación entre espacios académicos, políticos y estatales; y los diversos usos y funciones polisémicas de esta palabra, como concepto pero también como programa”, señaló Bacolla. La intención de los coordinadores de la colección fue abrir un nuevo debate para analizar múltiples dimensiones y no quedarse en la sucesión de actos que transcurrieron entre junio y septiembre de 1918.

Un mundo de cambios

“A nivel internacional, la Gran guerra fue muy importante. En parte porque aceleró la crisis del orden político oligárquico en América latina y en Argentina pero también porque trastocó el lenguaje político de una manera profunda. Contribuyó a desnaturalizar el orden social, el régimen político e institucional y amplió las fronteras de lo que era pensable por entonces. En este sentido, la guerra, la caída de algunos de los grandes imperios como el alemán, el astrohúngaro o el ruso, me parece que contribuyeron a alimentar subjetividades militantes mucho más confiadas. Que ya estaban convencidas porque lo estaban viendo en directo,  que a través de la lucha política, de la movilización y la organización se podían lograr cambios profundos. Entre ellos en la universidad”, explica Mauro al señalar la importancia del trasfondo y a modo de bajar un poco el tono a la novedad de la irrupción de los estudiantes en una asamblea en la Universidad de Córdoba para que no fuera designado como rector Antonio Nores, un hombre ligado al catolicismo.  “Por eso, en este contexto, no sorprende la la irrupción de la juventud como un actor social que se ve llamado a cumplir un rol relevante, a reemplazar incluso a las élites dirigentes de un mundo que percibían cada vez más como decadente y moribundo. El tomo 5 que coordina Vania Markarian se centra en estos aspectos a lo largo de todo el siglo”, explica el historiador.

Desde Córdoba

Los acontecimientos que sucedieron en la Universidad de Córdoba entre junio y septiembre tuvieron una amplia repercusión en América latina en su época y hasta el presente. Según Bacolla, la repercusión de la Reforma fue exponencial y sus casos más resonantes fueron el mexicano y el cubano, aunque no los únicos. Además, en muchas oportunidades se combinó el componente estudiantil con el obrero. Bacolla sostiene: “Ya en su recepción se mezcla la movilización estudiantil y obrera, aunque ciertamente con tonos menores, en contextos como la París de entreguerras o la república española. Y esto tiene también otra explicación en el doble proceso de deslocalización que tuvo el reformismo cordobés en relación a su sede de origen. Por una parte, incentivó la conexión de sus orientaciones con grupos subalternos, anhelando trascender las fronteras estrictamente universitarias. Por otra, buscó interpelar y continuarse en otras latitudes. De allí que esa capacidad trashumante fuera parte constitutiva del impulso reformista desde sus orígenes y a través de diversas coyunturas a lo largo de su centenaria historia”.

Nivel de reforma

“Desde la propia coyuntura de movilización cordobesa en 1918, la Reforma fue objeto de diversas lecturas e intervenciones. La principal disputa en sus significados estaba atravesada por los acontecimientos políticos, particularmente el fin de la Gran Guerra y la Revolución Rusa, por lo tanto para algunos era leído como una oportunidad para la revolución más que para cambios reformistas. Esa diversidad de interpretación fue ampliándose a través de la sedimentación de los trabajos de la memoria y la intervención política, ya que las disputas y operaciones por definir al movimiento reformista no sólo ocuparon a sus contemporáneos sino que por el contrario siguieron movilizando diversos registros de lectura aún a décadas de distancia”, explicó Bacolla. “La Reforma se convirtió en un concepto político, esto es más bien definido en la controversia, que en la relación estable con un referente concreto. Así las generaciones sucesivas se reapropiaron del mismo: como proyecto de una universidad de investigación y de transferencia –para los años 1930 por ejemplo y el momento desarrollista–; como parte de una aspiración más amplia a la democratización, la transformación revolucionaria, la lucha antiimperialista y la inclusión popular  en los años 1960 e inicios de los 70– y como bandera en las transiciones democráticas de los años 1980”, expresa la historiadora y agrega: “Es visible la permanente tensión que atravesó desde sus inicios el movimiento: entre aquellos que consideraban que debía impulsarse su coincidencia con las luchas de la calle, y otros que postulaban que su potencialidad justamente estaba en lo contrario”, señaló Bacolla.

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