Política

Legislatura

Reforma: al gobierno de Lifschitz le faltan diez votos

El oficialismo aún no tiene los números para modificar la Constitución. Carrera contra reloj en Diputados de cara al 29 de agosto


Con la decisión de acelerar los tiempos del debate por la reforma de la Constitución provincial, el gobierno de Miguel Lifschitz inició una carrera contra el tiempo: deberá asegurar la totalidad de los votos oficialistas de la Cámara de Diputados y conseguir otros 10 votos para lograr la media sanción del proyecto que declara la necesidad de la reforma y así girarlo al Senado.

El Frente Progresista cuenta con 24 votos propios: de los 28 diputados oficialistas que asumieron en 2015, dos ya se fueron del bloque (Rubén Giustiniani y Silvia Augsburger), otro ya adelantó su rechazo (el radical Alejandro BoscarolI) y el presidente de la Cámara, Antonio Bonfatti, no vota salvo en caso de desempate.

Para lograr la media sanción el miércoles 29 de agosto, fecha en que fue convocada la sesión extraordinaria para tratar el proyecto de reforma, el oficialismo necesita los dos tercios de la Cámara: es decir, 34 votos.

No la tendrá fácil el gobernador: desde el interbloque Cambiemos (que tiene nueve miembros) ya adelantaron que votarán en contra, lo mismo harán los cuatro integrantes del interbloque Igualdad (que presentaron proyecto propio) y, aunque no lo han confirmado en forma orgánica, es casi un hecho que el peronismo también rechazará el tema. De hecho, desde el PJ presentaron dos proyectos alternativos: uno firmado por Héctor Cavallero y el otro por Luis Rubeo.

El jueves los jefes de bloque acordaron una sesión especial para tratar el tema, a pedido de Lifschitz. El Frente Progresista tiene tres desafíos: primero reunir quórum (mínimo 26 diputados); luego conseguir los dos tercios de los presentes para habilitar el tratamiento del proyecto, que no tiene dictamen de comisión; por último, sumar 34 votos (dos tercios del cuerpo) para darle media sanción y girarlo al Senado.

En la sesión del 29 se abren dos caminos posibles. Si el proyecto es rechazado en el recinto, perderá estado parlamentario; si no se habilita la votación, vuelve a comisiones. Al gobierno sólo le queda una carta: conseguir 10 votos de diputados opositores para darle media sanción y luego convencer a la mayoría del Senado (donde manda el PJ) para sancionar la ley y llamar a elecciones para la Convención Constituyente. Una carrera contra el tiempo.

“El ánimo es positivo”

Para el ministro de Gobierno, Pablo Farías, hay “ámbito favorable” para tratar el proyecto. Optimista a pesar del rechazo anunciado por la oposición, el funcionario provincial dijo: “Nosotros estamos abiertos a encontrar el texto que se considere aceptable. El ánimo es positivo, pero después hay cuestiones con especulaciones políticas electorales. Por eso es importante esta sesión extraordinaria. Una nueva constitución merece un amplio consenso político”.

Las especulaciones a las que se refiere Farías están vinculadas a la reelección del gobernador, uno de los puntos del proyecto que más polémica desató. En ese sentido, el diputado de Cambiemos Sergio Más Varela fue muy crítico: “El Frente Progresista, impulsado por Lifschitz y su afán reeleccionista, ha decidido cambiar una vez más las reglas de juego en la discusión de la norma más importante de los santafesinos”.

El proyecto había sido asignado a cinco comisiones. En la primera (Asuntos Comunales) consiguió dictamen favorable. Pero quedó estancado en la segunda comisión (Educación) donde el oficialismo es minoría. Ante las demoras, los diputados del Frente Progresista decidieron acelerar los plazos y convocaron a sesión extraordinaria para el 29 de agosto.

Comentarios