Policiales

La mafia de las farmacias

Reducen pena por crimen del policía Carlos Dolce

Se trata de uno de los autores materiales del hecho. El crimen del custodio se produjo tras amenazar a un médico para evitar la apertura de una farmacia


El policía Carlos Dolce murió asesinado en 3 de Febrero al 1000. Foto: Archivo.

Uno de los dos hombres involucrados en el crimen del custodio Carlos Dolce, ocurrido en febrero de 2013 a la salida de una clínica céntrica tras amedrentar a un médico para que no abriera una farmacia, obtuvo este jueves una reducción de condena. En el juicio oral y público, que se llevó adelante en mayo pasado, Matías Núñez y su compinche Pablo Peralta habían sido condenados a prisión perpetua por el hecho. El segundo además enfrentó cargos por la tentativa de homicidio al abogado Alberto Tortajada, en septiembre de 2012. Pero la Cámara Penal revisó la sentencia y al analizar la mecánica del hecho, dos de los vocales concluyeron que no hubo comunidad de acción para matar al custodio. Entendieron que Peralta en forma unilateral disparó en 9 oportunidades, mientras que Matías Núñez le asestó algunas puñaladas que no resultaron mortales.

Matías Núñez fue detenido prácticamente in fraganti tras amenazar al médico Omar Ulloa y atacar al custodio Dolce en la puerta del consultorio cuando intentó detenerlo junto con un cómplice. Este caso dejó a la vista la actuación de el empresario farmacéutico José Antonio Iborra  –ya fallecido – y su hijo Juan Pablo, quienes enfrentaron varias causas penales –una balacera al frente de la casa de la jefa de inspecciones de farmacias que le labró un acta, un ataque a otro farmacéutico con un arma blanca, una balacera en enero de 2013 contra la casa de Ulloa, amenazas al ex presidente del Colegio de Farmacéuticos y amedrentamientos vía mail a un gerente de un laboratorio y a su esposa–, todo para preservar sus negocios. En 2016, Iborra hijo firmó un abreviado a seis años y medio de prisión domiciliaria por estos hechos.

Ulloa pensaba abrir una farmacia en San Lorenzo y Maipú. El 5 de febrero de 2013, dos hombres se aparecieron con una planta en su consultorio de calle 3 de Febrero al 1000. Pidieron hablar con él, uno de ellos se abalanzó y lo golpeó mientras el otro sacó un arma y disparó. Le aconsejaron no abrir la farmacia y le aclararon que eran los mismos que le habían tiroteado la casa un mes antes. Al salir se toparon con Carlos Dolce, un policía que custodiaba la zona en forma informal. Le dio la voz de alto, uno de ellos se arrodilló y se abrió la camisa, el otro hizo una maniobra de distracción que aprovechó el primero para irse encima del custodio. Núñez lo apuñaló varias veces y Peralta sacó un arma y le disparó en 9 oportunidades: 7 de esos proyectiles impactaron en la espalda.

Peralta además fue enjuiciado por el intento de homicidio del abogado Alberto Tortajada. Era el letrado de una farmacéutica que trabajaba con los Iborra y le dejaron una enorme deuda fiscal. Intervino el abogado para regularizar la situación y le propuso al abogado de Iborra que le entregaran la farmacia a cambio de la deuda. Ello derivó en una amenaza para la mujer, su abogado y su familia. El 7 de septiembre de 2012 Tortajada fue baleado en el hall del edificio donde funciona su oficina, frente a Tribunales.

La condena

En mayo de 2017, un tribunal compuesto por Edgardo Fertitta, Marisol Usandizaga y María Isabel Mas Varela condenó en juicio oral a ambos a prisión perpetua. El fallo fue apelado y este jueves la Cámara Penal, a través de los vocales Carolina Hernández –votó en disidencia– Carina Lurati y José Luis Mascali, por mayoría confirmó parcialmente la demanda. Si bien a Peralta le atemperaron algún punto de la calificación, ello no movió el amperímetro en cuanto a la pena impuesta: prisión perpetua. En cambio para Núñez los camaristas modificaron el encuadre en cuanto a su actuación en el crimen de Dolce –de homicidio agravado a lesiones agravadas–, lo que se tradujo en una considerable reducción de pena. Deberá cumplir 17 años de cárcel.

Los fundamentos

Para los vocales se probó el ingreso de los atacantes al consultorio, las amenazas y el uso del arma en el interior de la clínica por parte de Matías Núñez. También que los atacantes se llevaron dos teléfonos de alta gama aunque no pudieron disponer de ellos, por eso reencuadraron en tentativa de robo calificado.

En cuanto al crimen de Dolce, los camaristas estimaron que no hay duda de la materialidad del hecho, resultado producido e intervención en el hecho de ambos. Los testigos sostienen que Dolce interceptó a Núñez, lo hizo arrodillar y abrirse la camisa, mientras Peralta realizó una maniobra distractiva que Núñez aprovechó. Se tiró encima del policía, lo redujo y apuñaló mientras Peralta le disparaba.

Para dos de los camaristas las lesiones que Núñez le produjo a Dolce no fueron mortales, a diferencia de las que causó Peralta. Allí sus acciones se bifurcan: no está acreditado que tuvieran un plan común para matar al custodio “Cada uno actuó por su cuenta, según su propia voluntad y sin saber lo que el otro haría” dijeron. Agregaron que Núñez también corrió riesgo mientras su compinche disparaba y quedó claro que la decisión de matar fue tomada por Peralta en forma unilateral e inconsulta, explicaron. Esta postura no fue compartida por la vocal Hernández, quien consideró que ambos participaron en un homicidio calificado.

Finalmente, por mayoría, encuadraron el caso en robo calificado por uso de arma de fuego en grado de tentativa, amenazas coactivas agravadas por uso de arma, lesiones graves triplemente calificadas por criminis causa, alevosía y por la condición del sujeto pasivo (era policía) y portación de arma de fuego de guerra, y redujeron la sanción penal a 17 años de prisión.

Para Peralta la calificación fue robo calificado por uso de arma de fuego en grado de tentativa, amenazas coactivas agravadas por uso de arma; homicidio triplemente calificado por criminis causa, alevosía y por la condición del sujeto pasivo; y portación de arma.

En el caso de la tentativa de homicidio agravado por el uso de arma y portación donde resultara víctima Tortajada, los vocales mejoraron la situación de Peralta al quitar la figura de alevosía. Explicaron que si bien es cierto que una persona desarmada y de espaldas ofrece ventajas sobre el autor que pretende matarlo, la alevosía requiere “obrar sobre seguro”. Sin riesgos a la reacción de la víctima o tercero, y en el caso este presupuesto no se dio, refirieron. A pesar de alivianar el encuadre legal la sanción para el penado fue la misma: prisión perpetua.